Vientos de libertad. Alejandro Basañez
Читать онлайн книгу.Vientos de libertad
Vientos de libertad © Alejandro Basáñez Loyola
D. R. © Editorial Lectorum, S. A. de C. V., 2021
Batalla de Casa Blanca, Manzana 147–A, Lote 1621
Col. Leyes de Reforma, 3a. Sección?
C. P. 09310, Ciudad de México
Tel. 5581 3202
www.lectorum.com.mx
Primera impresión: agosto 2021
ISBN: En trámite
D. R. © Portada: Angélica Irene Carmona Bistráin
D. R. © Imagen de portada: Shutterstock®
Características tipográficas aseguradas conforme a la ley.?
Prohibida la reproducción parcial o total sin autorización escrita del editor.
Prefacio
Después de la exitosa conquista de Tenochtitlán en 1521 por Hernán Cortés y su gavilla de aventureros, nacería la Nueva España. La madre España dominaría este inmenso territorio por trescientos largos años. Tres siglos gobernados por 64 virreyes; algunos de ellos notables y, la mayoría, corruptos del montón, que solo velaban por sus intereses personales, haciendo que el tiempo y el progreso se estancaran por décadas en la Colonia, como si nada nuevo e interesante pudiera ocurrir en el inmenso dominio español en América.
Hechos relevantes, ocasionados por las beligerantes Francia e Inglaterra en Europa, agitarían las tranquilas aguas de la Nueva España, generando vientos de libertad, que la sacudirían en sus cimientos, despertando el descontento y la inconformidad en la Colonia, sucesos que desembocarían en la guerra de independencia, encabezada por el visionario cura criollo don Miguel Hidalgo y Costilla en 1810.
En esta apasionante novela sentiremos de cerca esas ventiscas de libertad, tornados libertarios venidos de Filadelfia, con la guerra de independencia de los Estados Unidos en 1775, y de Paris en 1789, con la con la toma de la Bastilla y la decapitación de Luis XVI y María Antonieta.
Los encantadores personajes de la novela, vivirán de cerca la hambruna que azotó a la Nueva España en 1785; la decadencia del imperio español en América; la intolerancia entre criollos y gachupines, considerándose superiores los nacidos en la península, acaparando los mejores puestos de gobierno y sociales en la Colonia; la explotación de los mineros y campesinos; la guerra europea entre España y Francia, contra la poderosa Inglaterra; la decadencia de la monarquía y fortalecimiento de la república, como mejor alternativa de gobierno; el fin del milenio con la culminación de la construcción de la Catedral Metropolitana, el descubrimiento del calendario azteca; el encarcelamiento y expulsión de fray Servando Teresa de Mier, por blasfemar que el Calendario Azteca demostraba que la imagen de la Virgen María fue milagrosamente impresa en la capa del apóstol Santo Tomás, quien ya predicaba el evangelio en el Nuevo Mundo, desde siglos atrás, en la persona del apóstol Santo Tomás, conocido como Quetzalcóatl entre los aztecas y Toltecas; la inauguración de la estatua de Carlos IV, obra de Manuel Tolsá, conocida como el Caballito, y las primeras y fallidas conspiraciones para derrocar al alicaído gobierno de la Nueva España.
Viviremos de cerca la juventud de Hidalgo, Allende, Aldama, Morelos y la Corregidora, como futuros próceres de la independencia de México.
Asistiremos a tertulias y eventos sociales en la capital, donde conoceremos a la impugnada Güera Rodríguez y sus atormentados amores. Controvertida mujer que se haría presente en el movimiento de independencia, al apoyar financieramente al cura Hidalgo y a la organización de los Guadalupes, en la capital de la Nueva España.
España, la madre patria, después de largo tiempo de ser una potencia temida y dueña de gran parte del mundo, sufriría su atraso y decadencia, al ser superada militar y tecnológicamente por Inglaterra y Francia. Los dos eternos enemigos de la península Ibérica se lanzarían en un ataque en distintos tiempos, donde Francia tomaría el control absoluto del imperio más grande del mundo, al encarcelar a Fernando VII, hijo del derrocado Carlos IV. Esto ocasionaría un síndrome de orfandad que despertaría las conciencias de los pensadores americanos para intentar liberar a la Nueva España del inminente dominio francés, al desconocer el gobierno espurio de Napoleón.
La guerra de independencia de México fue una larga conflagración que duró un poco más de una década, cuando pudo haber sido un evento de mero papeleo entre virreyes, curas y militares, resuelto en unos cuantos días y con muy pocas bajas en ambos bandos.
En Vientos de Libertad conoceremos los orígenes y razones de este sanguinario levantamiento social, culminado en su primera fase con el fusilamiento de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez, y dejando el terreno abierto para continuar la revuelta con Ignacio López Rayón, el cura José María Morelos y Pavón, Vicente Guerrero, Mariano Matamoros; los hermanos Hermenegildo, Juan Pablo y Juan José Galeana; Guadalupe Victoria, Pedro Moreno, fray Servando Teresa de Mier, Francisco Javier Mina, Agustín de Iturbide, y muchos otros próceres más, que conseguirían la victoria soñada por Hidalgo y Allende, diez años después de que sus descarnados cráneos estuvieron expuestos dentro de unas macabras jaulas en cada esquina de la Alhóndiga de Granaditas.
Qué mejor manera de conocer toda esta fase de gestación libertaria, que vivirla paso a paso, en compañía de los protagonistas principales de esta historia, al interactuar codo a codo con los hombres que dejaron sus vidas por engendrar el México libre de hoy.
1 · El año del hambre
Antes de dar al pueblo sacerdotes, soldados y maestros, sería oportuno saber si no se está muriendo de hambre.
León Tolstoi
Corría el fatídico año de 1785, y la Colonia resentía en su castigada población los estragos del hambre. La escasez de lluvias y los soles abrasadores habían acabado con los cultivos de maíz en el centro de la Nueva España.
El impacto de la sequía era distinto de una localidad a otra, dependiendo de los tipos de suelo y de la efectividad de la ayuda prestada por el gobierno. Casi toda la Nueva España fue presa del hambre, cobrando la vida de 85000 personas. En el campo las catástrofes se intensificaron, afectando más a los campesinos con epidemias y enfermedades desconocidas, que arrancaban la vida de los desposeídos, sin distinción alguna. Todo esto obligó a los campesinos a concentrarse en las ciudades más importantes en busca de ayuda para evitar morir de hambre en sus parcelas.
Para enfrentar esta desesperada crisis de víveres, el virrey Bernardo de Gálvez (1785-86), sucesor de su padre, Matías de Gálvez (1783-84), recurrió a distintas medidas, que desde el punto de vista de la Colonia, significaron una declaración de guerra contra los agricultores y especuladores, que veían más por sus intereses que por la mortandad de los indígenas del centro de México.
La cruzada contra el hambre impulsada por el virrey, consistió en cuatro medidas importantes: el impulso de la siembra de riego y semirriego para aumentar la disponibilidad de maíz y otros granos y de esa manera regular el mercado; la segunda en dar empleo a los indígenas pobres y vagos en las obras públicas y religiosas para generarles un ingreso para su manutención; tercera, prohibir las limosnas, que sólo generan vagancia y ociosidad; y la cuarta, dar techo, comida y educación a los pobres más desesperados, para evitar así mortandad y epidemias entre ellos.
En atención a la disposición del virrey de otorgar ayuda alimentaria a los pobres que deambulaban por las calles de las ciudades, la Iglesia y algunos particulares instalaron cocinas en los monasterios y en sus casas para alimentar gratuitamente a estos desdichados y detener la sombra de la muerte, que poco a poco iba diezmando a la población con su huesuda y relente mano.
Debido a las heladas en Guanajuato,