Traducción, humanismo y propaganda monárquica. Cinthia María Hamlin

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paradójico de los comienzos del humanismo peninsular. La originalidad del presente estudio reside, entonces, en abordar la traducción y su comentario a partir del análisis de aquellos pasajes en los que mejor se evidencian los diversos procedimientos hermenéuticos en los que se pone en juego ese mecanismo cultural que Escarpit consideraba clave para entender el fenómeno literario: la «traición creadora».56 De este modo, es posible concebir la traducción no sólo como «apropiación cultural», sino también como «reescritura» y nueva instancia de puesta en obra, emergente de un contexto histórico cultural diferente de aquel de la Italia en la que había escrito Dante.

      Teniendo en cuenta estas hipótesis, en este libro expondré: a) de qué manera tanto los protocolos de lectura como los acentos, opciones léxicas y métodos de traducción adoptados están determinados o influidos por un específico contexto histórico-cultural, a saber, el del reinado de los Reyes Católicos y, más específicamente, por las tradiciones culturales y literarias en boga en el período; b) de qué manera el discurso literario en la traducción y en el comentario reproduce en su entramado formal e ideológico los problemas (sociales, económicos, políticos) que afectan a España en los comienzos del siglo XVI; c) cómo la traducción y el comentario constituyen además una acción discursiva sobre ese contexto y d) los rasgos que permiten ubicar este «textus cum commento» más del lado del humanismo que del escolasticismo medieval.

      En cuanto a la metodología de trabajo, ya he dicho cómo privilegio las relaciones entre texto y contexto. Me baso, pues, en el método histórico para el análisis de la forma literaria en relación con el contexto, de acuerdo con los paradigmas ofrecidos por el Neo-Historicismo y la «Lógica social del texto». Son fundamentales al respecto los postulados de Spiegel: 1- El estudio de la forma y el contenido no pueden deshistorizarse puesto que «genuine literary history must always to some extent be social and formalist in its concerns»; 2- El texto literario reproduce en su entramado formal un cierto contexto y a la vez constituye una acción discursiva sobre él: «All texts occupy determinate social spaces both as products of the social world of the authors and as textual agents at work in that world [...] texts both mirror and generate social realities».57

      Habría que aclarar que adopto por sobre todo un enfoque hermenéutico de la traducción, que la concibe más que nada como interpretación.58 A su vez, para abordar el análisis textual de la traducción y de su proceso, utilizo los conceptos básicos y la metodología de la disciplina de la Traductología, redefinida por Holmes como «Estudios de la Traducción» (Translation Studies).59 Me han sido de utilidad, asimismo, los procedimientos que se describen en las teorías actuales de práctica de la traducción literaria,60 así como todos los estudios específicos de traducción en la Edad Media ya citados (vid. supra). En efecto, en mis primeros acercamientos a este texto, particularmente en el estudio de su estilo y sus mecanismos de traducción mediante el cotejo entre texto fuente (TF) y texto meta, he identificado ciertas variaciones respecto del original dantesco que no lograban explicarse sólo por motivaciones formales —necesidades métricas y/o de rima o aplicación específica de mecanismos típicos de traducción medieval—, sino que parecían tener también otras causas, más ideológico-culturales, y nuevas connotaciones, en las cuales se evidenciaría ese «desplazamiento» y «poder creativo» del que hablaba Copeland. Estos son los casos que, en mi abordaje, me han impelido a introducir como instancias necesarias de análisis el contexto político-cultural, así como los otros textos que circulaban en el período. Algunas de estas modificaciones no siempre han podido ser descritas con las herramientas teóricas que se suelen utilizar para abordar la traducción medieval,61 motivo por el cual las complementé con el marco teórico que ofrecen los estudios descriptivos de traducción, específicamente los aportes del Vázquez Ayora y sus diversas clasificaciones de los mecanismos usuales de trasvase. Esto me ha permitido ampliar el catálogo de procedimientos típicos de traslación en la Edad Media —amplificatio, abbreviatio, duplicatio, etc.—. Por tanto, al utilizar la nomenclatura de este crítico intento lograr una descripción más detallada de los dispositivos semánticos y sintácticos que se ponen en juego en el proceso de traducción y, a la vez, dar mejor cuenta de las diversas implicancias —sintácticas, semánticas e ideológicas— que conlleva la utilización de uno u otro mecanismo.

      Por último, para abordar el fenómeno cultural de la traducción como reescritura me serví de los instrumentos teóricos ofrecidos por los estudios de Greenblatt y Chartier, en especial el concepto de apropiación cultural.62 Concebir la traducción como apropiación significa reconocerla como un proceso de producción cultural y reproducción que reconstituye al texto fuente de acuerdo con valores, creencias y representaciones preexistentes en la lengua meta. Así, al incluir elementos extranjeros y reconfigurarlos, la traducción refuerza, sostiene y reivindica la cultura meta. En este sentido, utilizo también la noción de ideología de Geertz —«es el intento de las ideologías de dar sentido a situaciones sociales incomprensibles, de interpretarlas de manera que sea posible obrar con significación dentro de ellas, lo que explica la naturaleza en alto grado figurada de las ideologías y la intensidad con la que, una vez aceptadas, se las sostiene»— para dar cuenta de estas nuevas formas poéticas que reproduce el texto.63

      En cuanto a la estructura del libro, obedece a una combinación de criterios que intenta responder a las problemáticas derivadas de la complejidad del propio texto. En principio, no se puede comenzar un análisis profundo de esta obra sin dar cuenta primero de sus aspectos y características materiales. Por tanto, me aboco en el primer capítulo a estudiar las problemáticas de transmisión textual entre los testimonios conservados (un manuscrito y diversos ejemplares de un impreso). Esto permite, por un lado, justificar la elección del testimonio más adecuado a utilizar en mi análisis y, por otro, establecer las fechas de composición, tanto de la traducción como del comentario, dato que resulta esencial a la hora de indagar acerca de las relaciones del texto con el contexto político-cultural. Antes de introducirme de lleno en un análisis de esta envergadura, sin embargo, es necesario primero describir este «textus cum commento» en sus aspectos más formales, cuya sistematización servirá luego como plataforma de trabajo y referencia constante. Por tanto, en el segundo capítulo me dedico a describir las características generales y los procedimientos más visibles tanto de la traducción como del comentario.

      El resto del libro se aboca a probar mis hipótesis siguiendo la estructura que pauta el propio texto en sus dos instancias hermenéuticas: la traducción y el comentario. En el tercer capítulo, por tanto, me dedico a analizar el contexto político-cultural en el que emerge el texto y cómo repercute e influye en la traducción del Infierno. En el cuarto me centro en la glosa y en el tipo de reapropiación cultural que Villegas hace, no ya de Dante, sino del Comento de Landino. En el capítulo quinto estudio la configuración político-ideológica del comentario, a través del análisis de la inserción de tópicos de alto contenido político y de la reapropiación panegírica de ciertos personajes y/o pasajes históricomíticos —que encuentra tanto en el Inferno de Dante como en el Comento de Landino—, ambos procedimientos que definirían un texto de marcadas características apologéticas.

      En los dos capítulos siguientes me enfoco sobre todo en el comentario, con el fin de analizar los mecanismos, reflexiones y elementos que pueden ser considerados huellas textuales del «humanismo vernáculo». En el capítulo sexto relevo y analizo ciertas actitudes y metodologías que son propias del humanismo, mientras que en el séptimo me centro en las reflexiones sobre poesía y ficción presentes en la glosa, con el objetivo de ponerlas en relación, por un lado, con el prólogo de Landino y, por otro, con algunas de las concepciones poéticas más importantes del humanismo peninsular.

      Por último, el capítulo ocho recoge un breve resumen de las conclusiones a las que fui arribando en mi estudio, en el cual haré un especial énfasis en las que considero ser mi aporte más importante, tanto para el estudio de este texto como de la traducción en general. Adjunto luego un apéndice con imágenes de algunos folios del impreso de 1515, que ilustran diversas cuestiones que se señalan a lo largo del trabajo.

      Para


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