E-Pack Bianca abril 2 2020. Varias Autoras
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© 2020 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
E-pack Bianca, n.º 195 - abril 2020
I.S.B.N.: 978-84-1348-447-1
Índice
Créditos
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Capítulo 1
LAYLA Campbell estaba colocando guardapolvos sobre los muebles de los aposentos del difunto Angus McLaughlin en el ala norte del castillo de Bellbrae cuando se oyó un ruido de pasos en las escaleras. Se le erizó el vello de los brazos y notó una corriente de aire, como si hubiera una presencia fantasmal. «Los fantasmas no existen. Los fantasmas no existen…», se repitió.
Sin embargo, aquel mantra no le estaba funcionando, igual que no le había funcionado de niña cuando, al quedarse huérfana a los doce años, la habían llevado a vivir a aquel castillo en las Tierras Altas de Escocia. Se había hecho cargo de ella su tía abuela Elsie, que había trabajado durante años allí como ama de llaves para la distinguida familia McLaughlin. En aquella época sus movimientos se habían circunscrito a la planta baja, a las cocinas y los aposentos del servicio. La planta alta le había estado vedada, y no solo por su cojera, sino también porque era un mundo al que no pertenecía, al que jamás pertenecería.
–¿Hay… hay alguien ahí?
El eco hizo resonar su voz en el silencio. ¿Quién podría haber en la torre norte a esa hora del día?, se preguntó, con los latidos del corazón tronándole en los oídos. Logan, el nieto que había heredado el castillo, estaba en Italia por motivos de trabajo, y lo último que había sabido de Robbie, el hermano pequeño, era que estaba gastando dinero a todo trapo en los casinos de Las Vegas.
Los pies se le habían puesto helados, y cuando una figura alta se materializó entre las sombras contuvo el aliento mientras un escalofrío le recorría la espalda.
–¿Layla? –exclamó Logan McLaughlin, frunciendo el ceño–. ¿Qué haces aquí?
Layla se llevó una mano al pecho, donde el corazón seguía latiéndole como un loco.
–¡Me has dado