Fantasmas del pasado. Marion Lennox
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Editado por Harlequin Ibérica.
Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
Núñez de Balboa, 56
28001 Madrid
© 1999 Marion Lennox
© 2020 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
Fantasmas del pasado, n.º 1064 - agosto 2020
Título original: The Baby Affair
Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.
Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.
Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.
Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos
de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.
® Harlequin, Bianca y logotipo Harlequin son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited.
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Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.
Imagen de cubierta utilizada con permiso de Harlequin Enterprises Limited.
Todos los derechos están reservados.
I.S.B.N.: 978-84-1348-855-4
Conversión a ebook: MT Color & Diseño, S.L.
Índice
Capítulo 1
HAY DEMASIADOS.
La enfermera Ellen Silverton alzó los ojos y suspiró. Llevaba una semana haciendo malabarismos con niños y cunitas, pero el doctor Jock Blaxton no era estúpido.
Aunque quizá podía seguir intentándolo por Tina. Tina Rafter era la última doctora que había entrado en Gundowring y si había problemas, su estancia sería la más breve del hospital. Ellen pensó en la conversación que habían tenido una semana antes. Tina estaba pálida y a punto de ponerse a llorar.
–Dejaré el trabajo, Ellen. No puedo seguir así. No se puede tener a otro niño más.
–Claro que se puede. Nadie notará la existencia de un niño más.
Nadie, excepto Jock Blaxton, que era demasiado inteligente para su propio bien. El hombre parecía tener ojos en la nuca. ¿Cómo podría distraerlo?
–¿Qué demonios quieres decir, Jock, cariño? –preguntó Ellen.
–Ellen, no me vengas con zalamerías –replicó, agitando acusadoramente las notas que llevaba en la mano–. Está pasando algo y no sé qué es. Sólo porque tengas veinte años más no…
–Y conocí a tu madre –interrumpió Ellen, tratando de reprimir una lágrima en un intento de desviar la atención sobre el número de cunas.
–Jock, tu madre era una mujer estupenda. Era mi mejor amiga…
–¡Ellen, deje de intentar distraerme! Enfermera Silverton, quiero saber ahora mismo qué pasa en el hospital.
–¿Qué demonios va a pasar?
El doctor Blaxton frunció el ceño con impotencia. ¿Estaba imaginando cosas? Gundowring era un hospital donde nunca pasaba nada. Situado en la costa sur de Gales, nutría las necesidades de más de cuatrocientos kilómetros cuadrados, pero era un lugar tranquillo, bañado por el sol.
De hecho, Gundowring era un lugar demasiado tranquilo para Jock Blaxton. Él había nacido allí y pasó los diez primeros años de su vida hasta la muerte de su madre. Veinte años después volvió para trabajar como obstetra en el hospital.
Jock había vuelto debido a los recuerdos de una infancia feliz al lado del mar y porque su mejor amigo, Struan Maitland, trabajaba como director del hospital. Struan había estado buscando desesperadamente un obstetra y había insistido mucho en que Jock aceptara el puesto. Y también porque Jock estaba inquieto… buscando a alguien a quien ni siquiera podía nombrar.
Pues bien, buscara lo que buscara, tampoco lo había encontrado en Gundowring. Jock se había esforzado mucho por adaptarse allí, pero era incapaz de aceptar la quietud de la pequeña localidad. Acababa de volver de Londres y Londres le gustaba. Blaxton quería acción en su vida y estaba decidido a encontrarla.
Pero de momento tenía que solucionar algo que estaba pasando allí. Debía concentrarse y no dejar que Ellen le confundiera. ¿Qué demonios le ocultaban?
–De acuerdo, si no me dices… –Jock tomó la carpeta que contenía las historias de los pacientes–. Hablemos claro, ¿de acuerdo? Esta historia pertenece a Jody Connor. Jody Connor ha nacido hace dos días –el hombre se dio la vuelta hasta que encontró la cunita con el nombre–. Y Jody está aquí –el hombre colocó el historial en la cesta rosa de Jody y continuó.
Ellen