Un cambio imprevisto. Eugenia Casanova
Читать онлайн книгу.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.
Diríjase a CEDRO si necesita reproducir algún fragmento de esta obra.
www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47
Editado por Harlequin Ibérica.
Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
Núñez de Balboa, 56
28001 Madrid
© 2021 Victoria Eugenia García Casáñez
© 2021 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
Un cambio imprevisto, n.º 289 - febrero 2021
Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.
Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.
Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.
® Harlequin, HQÑ y logotipo Harlequin son marcas registradas propiedad de Harlequin Enterprises Limited.
® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia.
Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.
Imágenes de cubierta utilizadas con permiso de Shutterstock.
I.S.B.N.: 978-84-1375-298-3
Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.
Índice
Al Taller de Confección en Casa.
Nadie es tan malo como aparenta, ni tan bueno como se comenta.
Refranero español
La casa de la Sarra y todos los personajes y hechos que se narran son ficticios y responden a la imaginación de la autora. Cualquier parecido con acontecimientos y personas reales es mera coincidencia.
Capítulo 1
Valentín se sentó frente al ordenador. Abrió el Word, pulsó las mayúsculas; empezaría con el título, siempre lo había hecho así. Bueno, no siempre, no en los dos últimos aciagos años de incapacidad total. Dos libros en los tres años anteriores; estaría bien si no hubieran sido un fracaso, otro más en una vida que se había ensañado en él como si fuese el único habitante del planeta, al menos así le parecía, no recordaba cuándo empezó todo aquello, ni en qué momento la propia existencia le cerró la puerta, y ni siquiera era capaz de averiguar en qué lado se había quedado, dentro no, aquello no era vida, fuera tampoco porque aún respiraba y tenía conciencia de su no vida. Alejó los pensamientos negativos y se centró en aquí y ahora como le recomendó el terapeuta antes de dejar de acudir a su consulta, de nada valía quedarse enganchado en el pasado. Pulsó de nuevo las mayúsculas y escribió el título: La daga sangrienta. Lo leyó y lo desestimó. «¿Vas a escribir una novela de misterio o un folletín por entregas?», se preguntó. Borró aquello y pensó: «¿Sangrienta, sangrante o ensangrentada? ¿Cómo es posible, pedazo de inútil, que no seas capaz de distinguir entre esos tres adjetivos?». Buscó en el diccionario de la RAE que le regaló Marina cuando empezó a escribir, y decidió que el que necesitaba era ensangrentada. Pero La daga ensangrentada continuaba chirriándole. Decidió que Sangre en la daga sonaba mejor, y al punto volvió a cambiar de opinión; este le sugería El puente de los suspiros y un carnaval en la Venecia del siglo XVIII; buen marco para un asesinato, sin duda, pero él buscaba algo más actual. Tenía la mesa llena de recortes de periódicos y artículos bajados de Internet sobre el creciente aumento de la violencia de género y en cuántos casos se había utilizado armas blancas. En España pocas casas disponían de armas de fuego, pero en ningún hogar faltaba un buen cuchillo de cocina. No obstante, él quería un escenario un poco más selecto, y visualizaba una mansión de principios del siglo veinte, cuyo dueño tendría una importante colección de armas blancas que habría comenzado años atrás, cuando compró en Roma un pugio, al que siguieron espadas, sables y dagas de todas las épocas y culturas. Una de estas aparecería clavada en la espalda de una hermosa mujer, desconocida para todos los de la casa, cuyo cadáver encontraron sobre la alfombra del suntuoso salón de estilo modernista. Desistió de encontrar un título para la novela. El argumento le resultaba bastante manido, pero comenzó a escribir, en otras ocasiones la chispa había surgido después, aunque eso conllevara tener que rehacer