«Leo y Andrés se sacan sus lentes de „lo ordinario“, los pulen como Spinoza –aquel gran maestro del siglo XVII–, y desde esas nuevas perspectivas observan con una gran profundidad las realidades de los procesos en las relaciones de ayuda (y en definitiva de cualquier encuentro), pero no se las reservan para sí, sino que las hacen salir de sus dispositivos, para entregárnoslas en estas páginas. Sí, fui un afortunado testigo que vio cómo una idea despertaba otra, cómo una emoción habilitaba un clima de empatía, cómo una inquietud daba lugar a una búsqueda común. Preguntas, intuiciones, análisis, reflexiones, emociones, sentimientos, silencios… Estamos frente a una obra que es un ida y vuelta, un círculo virtuoso, un cambio permanente de lentes entre Leo y Andrés, un zambullirse en «las aguas de la vida», y que nos brinda la posibilidad de nadar junto a ellos» (Del prólogo de Eduardo Daniel Rodríguez).