¿Quién fue Ícaro? El hombre que, según nos cuentan, murió por culpa de su orgullo desmedido. Hizo unas alas de cera para él y otras para su padre con el fin de liberarlo de su cautiverio, pero voló demasiado alto. Se acercó al sol, se le derritieron las alas, cayó al mar y pereció. Ya se lo había advertido su padre: no vueles demasiado cerca del sol. La lección es que no debes creer que eres mejor de lo que eres y, sobre todo, que jamás pienses que puedes hacer lo que hace un dios. Sin embargo, lo que no te han contado es que Dédalo, el padre de Ícaro, también le dijo que no volase demasiado cerca del mar, porque el agua echaría a perder la fuerza impulsora de sus alas. Es mucho más peligroso volar demasiado bajo que demasiado alto porque crees que lo primero es más seguro. Construimos una zona de confort en torno a la obediencia y la invisibilidad, y el resultado es que estamos demasiado cerca de las olas. Sin embargo, esta zona de confort ya no coincide con la zona de seguridad, que está en la creación interminable y en una conexión personal cada vez más profunda. Los pilares de nuestra nueva sociedad son las ideas que se difunden y conectan lo desconectado. En otras palabras, en crear arte. La mala noticia es que los artistas no son invulnerables. La nueva zona de seguridad ya no es tan cómoda como la anterior. Por eso quiero que cada vez más personas pongan en práctica una forma diferente de trabajar y de pensar en su trabajo. Este libro explica por qué todos nosotros deberíamos crear «arte», por qué vale la pena y por qué no podemos esperar. El mundo está lleno de personas ordinarias que hacen cosas extraordinarias y tú puedes ser una de ellas.