Tan ambiciosa e incompleta –como también lo son los idearios ético-políticos de Kant, Mario Vargas Llosa y Sendero Luminoso–, esta obra apunta hacia dos objetivos: que en el Perú no se pierda débito y vinculación con una época histórica cercana; y, en segundo lugar, contribuir a la convicción de que hay que negarle a la violencia terrorista todo derecho y todo criterio de legitimación teórica.