Historia Del Pueblo Zaza. Olivier Aymar

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Historia Del Pueblo Zaza - Olivier Aymar


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en parte gracias a la grandeza que tenía el imperio de los hititas, que se extendió desde Anatolia hasta Irak, Irán, Siria, Fenicia y Afganistán.

      Los luvitas

      Los luvitas, que eran seguramente una de las dinastías o de las tribus hititas, formaron una civilización importante en las costas del sur y en el interior de Anatolia en la edad del bronce (entre el 2000 y el 800 a. C.). Los luvitas, aparte de su proximidad con los hititas, tenían una lengua idéntica y unas creencias muy cercanas. Algunos nombres de sus divinidades están en zazaki. Por ejemplo, el dios de la luna, Arma, en el zazaki de hoy esa palabra se pronuncia Aşma.

      Hipatu es el nombre luvita tardío de la diosa hurrita Hepat, representada en compañía de Sharruma sobre una montaña. Sharruma significa en zazaki “nuestro pueblo” o “nuestras gentes”.

      “Tarhunt era el dios del clima y el dios principal de los luvitas que se desplaza en su carro tirado por caballos.”16

      Los luvitas, que extendieron sus zonas pobladas hacia el oeste y el sur de la actual Turquía, en el ámbito lingüístico estaban cerca de los hititas y del zazaki actual.

      Libaciones a Arma (yacimiento de Arslantepe)

      “El luvita se definiría como la lengua hermana del hitita-nesita utilizada esencialmente en las regiones del sur de Anatolia constituidas por el reino de Arzawa y sus regiones satélites, así como el Kizzuwatna occidental.”17

      La lengua luvita es hablada por los hititas, luego por los hurritas y por otros reinos del sur de Anatolia.

      A pesar del carácter unificador de la lengua hitita, el luvita pudo resistir y mantener su particularidad dentro del reino de los hititas, sobre todo gracias al papel que jugó la esposa de Hattusili III, Puduhepa de Kizzuwatna, cuya acción propagó la cultura hurrito-luvita propia de Kizzuwatna (cf. ciudad de Kummanni) por las esferas cultas de la capital.

      “Desde el reinado de Hattusili III, y más aún en el de sus sucesores, las bibliotecas de Hattusa se enriquecieron con textos luvitas o influenciados por la cultura luvita. Se observa desde este periodo una luvitización progresiva de la lengua hitita-nesita, al mismo tiempo que se daba una hurritización de esta lengua.”18

      Además, es importante destacar que los jeroglíficos hititas forman un sistema de escritura original utilizado esencialmente en las inscripciones monumentales, para la escritura de un dialecto del luvita. “A pesar de algunas divergencias gramaticales notorias (como el sufijo de participio –mi en lugar de -[a]nt en hitita, o la desinencia –ha de la primera persona del singular, –un [verbos en –mi] y –hun [verbos en –hi]), el hitita-nesita y el luvita constituyen dos lenguas hermanas de la antigua Anatolia, las mejor atestiguadas de todas las lenguas indoeuropeas.”19

      Los hurritas

      Los hurritas es otro de los pueblos que crearon un reino en el sur de Anatolia y que estaba en conflicto permanente con el Imperio Hitita que dominaba ampliamente toda la región hasta Palestina, el Cáucaso y el sur del mar Caspio. Los hurritas, que estaban emparentados con los hititas, se extendieron hasta el norte de Siria y sobre todo hasta Mittani, ejerciendo su dominio sobre Siria y Asiria entre los siglos XVI y XV a. C.

      La región aproximada de la población hurrita durante el Bronce Medio se corresponde con el color violeta.

      Según algunos investigadores, la última dinastía de los hititas, la de Suppiluliuma, era de origen hurrita. Finalmente, el Imperio Asirio destruyó definitivamente el reino hurrita en el XII a. C.

      La influencia hurrita fue marcando cada vez más a los reyes hititas, sobre todo a partir del reinado de Suppiluliuma I, cuya dinastía pudo tener orígenes hurritas.

      Durante el reinado de Hattusili III (1265-1238 a. C.) y Tudhaliya IV (1238-1215 a. C.), sin duda influenciado en parte por la reina Puduhepa, originaria de Kizzuwatna, de cultura hurrita, la religión hitita quedó muy marcada por la esencia hurrita. Esto se ve por ejemplo en el santuario de Yazılıkaya, donde los grandes dioses son llamados por su nombre hurrita.20

      Todos aquellos reinos que poblaron Anatolia durante el tercer milenio a. C. eran seguramente miembros de la misma dinastía y cada uno quería imponer su dominio sobre los otros.

      Los sumerios

      Ciertamente podemos decir muchas cosas sobre los sumerios, pero nos limitaremos a una breve presentación.

      Los sumerios que vivían al sur de Babilonia del 4500 al 2000 a. C. tenían diversas divinidades, un poco como los hititas. Aquellas divinidades a menudo eran representadas por fuerzas de la naturaleza: el agua, el cielo, las montañas, el sol, etc.

      Sus dioses (An, Enlil, Enki, Ninhursag, Nanna, Utu e Inanna) eran los siete dioses que “sellaron el destino”, junto con otros 3000 más. El hecho de que haya una inferioridad absoluta de los hombres respecto de los dioses es único en la religión sumeria.

      Según sus creencias religiosas y su escritura, los sumerios fueron los precursores de los hititas que tenían casi las mismas creencias y el mismo sistema de escritura. A saber, el uso de pictogramas, luego cuneiformes, y finalmente ideogramas.21

      Los sumerios y los hititas tenían muchos puntos en común, sobre todo a nivel religioso y de escritura. Su lengua también tiene cierto parecido con el zazaki, la lengua de los zazas.

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      Enlil era uno de los dioses más importantes del panteón. Su mujer era la diosa del aire, Ninlil, y entre sus hijos está la diosa Inanna y los dioses Nanna,Ninurta y Utu.

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      La diosa Inanna era la divinidad femenina más importante de la antigüedad. Era la diosa del amor, de la guerra y de la fertilidad de las mujeres.

      Volvamos a los dioses sumerios: An (Ano-Onu) en zazaki o en el idioma avéstico significa “el que da”. Enki (Anki) significa “hacer”. Ninhursag (Ninahêrson) significa “no se enfada”. Nanna —en las excavaciones arqueológicas de María, en Siria, se han encontrado estatuillas con el nombre de Ninna-Zaza—, significa “no traerá”. Utu (Oyta), también en zazaki, significa “aquí”. Se puede ver que el número de semejanzas sólo a nivel del nombre de los dioses da razones para decir que hay un cierto parentesco entre esas civilizaciones y el pueblo zaza. Otro parecido sorprendente yace en el olvido de esas civilizaciones durante largo tiempo, aunque todavía no se haya reconocido la existencia del pueblo zaza.

      Hoy en día, en todas esas regiones del mundo, podemos encontrar poblaciones que hablan una lengua cercana a la de los zazas.

      Los zazas, pueblo olvidado de la historia e ignorado por todos, tenían que salir un día de las tinieblas. El contenido de este ensayo es para rendirles homenaje, contribuyendo a darlos a conocer a la opinión pública. Los zazas, pueblo autóctono de Anatolia y de Mesopotamia, oprimidos, masacrados, divididos, exiliados, por diferentes naciones y diferentes pueblos, reaparecen hoy en la escena de la historia para reclamar su derecho a existir, en tanto que pueblo soberano e independiente.

      Este libro se ha escrito teniendo en cuenta el proceso del tiempo que ha pasado hasta nuestros días, con tal de explicar la historia del pueblo zaza de manera objetiva, sin tomar partido y verificando la realidad de todas las obras; aportando luz a un periodo histórico tan largo, bebiendo de textos, artículos y libros publicados cuyas fuentes serán siempre citadas.

      De manera imparcial,


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