Corazones Furiosos.. Amy Blankenship
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rápidamente abrió los ojos para verle sonrojarse mientras él le daba las gracias y se volvió para irse. Kyoko se quedó allà pensando en lo divertido que funcionan las cosas. A la única persona que dio permiso para besarla ni siquiera le dio un verdadero beso. Ella se rió para sà misma mientras se volvÃa para entrar en la casa.
Se sentÃa mejor con todo lo que sucedió en los últimos dos dÃas. Incluso se sentÃa como si pudiera enfrentar al grupo de nuevo, por lo que comenzó a empacar una bolsa para llevar con ella. Le habÃa prometido a Suki que le traerÃa algunas golosinas.
Además, Toya tenÃa razón. No deberÃa ser tan egoÃsta como para hacer que todos la esperaran. Ella metió todo lo que la bolsa pudo llevar y escribió una nota diciéndole a su familia que habÃa regresado al otro mundo y que regresarÃa tan pronto como pudiera. Ellos entenderÃan... siempre lo hacÃan.
*****
Después de besar a Kyoko, Toya habÃa regresado al campamento donde los demás estaban esperando, decidiendo que no iba a preocuparse más. No iba a dejar que le molestara que estuviera con esa persona de Tasuki. Le importaba menos. Caminaba airadamente de un lado a otro junto al fuego que habÃan construido para la noche.
Kamui miró a Toya con cautela, todavÃa frotándose la cabeza donde Toya le habÃa golpeado hacÃa unos momentos. Todo lo que habÃa hecho era preguntar si Kyoko estaba bien... Toya no tuvo que pegarle. Suki miró a Shinbe y se encogió de hombros mientras Shinbe de alguna manera se levantaba nervioso para preguntar. "Toya, ¿acaso ella dijo cuando regresaba?"
Toya se volvió y entornó los ojos hacia Shinbe. "¿Cómo diablos deberÃa saberlo? No me está hablando exactamente ahora y por lo que a mà respecta, no me importa lo que haga." Continuó caminando de un lado a otro.
Shinbe sonrió. -SÃ, podemos decirte que no te importa por la forma en que llevas caminando por el campamento con todo tu ritmo.
"Cállate", fue la respuesta de Toya, sabiendo que no estaba engañando a nadie... ni siquiera a sà mismo. Si él supiera que ella no lo rechazarÃa, él simplemente le dirÃa lo que sentÃa por ella. En este momento, lo que realmente le molestaba era el hecho de que podrÃa perderla completamente. Eso era más asustadizo que cualquier otra cosa jamás podrÃa ser.
Dejó de caminar viendo la evidencia del camino que Shinbe acababa de señalar y suspiró. Nunca lo habÃa dicho en voz alta antes o incluso en su mente, pero Kyoko estaba bajo su piel ahora y lo estaba volviendo loco. Toya despegó rápidamente para revisar el santuario y ver si estaba de regreso.
*****
Kyoko salió del portal de tiempo tan rápido que la pesadez de su mochila la dejó sin equilibrio. Justo antes de caer, una mano se extendió y la estabilizó. Kyoko parpadeó en Kyou, que estaba allà resplandeciente bajo la luz de la luna, real como cualquier prÃncipe. ¿Por qué siguió apareciendo asÃ?
Dando un paso atrás, tragó saliva nerviosamente. "Kyou, ¿qué estás haciendo aquÃ?" Esta cosa con la gente que se escondÃa de ella estaba empezando a salirse de control.
Kyou observó las emociones parpadeando en su rostro viendo asombro y un rastro de miedo en sus ojos. SabÃa que le temÃa y no le importaba, ya que era sólo un ligero temor, porque no le harÃa daño. Le mostrarÃa eso lentamente.
Sin apartar la cabeza de ella, miró a la estatua de soltera y luego a la espalda. "¿Por qué te fuiste a casa sabiendo que el guardián del corazón de cristal todavÃa está aquÃ?" Su tono era suave.
Kyoko se mordió el labio. Realmente no querÃa que nadie lo supiera. "Yo... estaba... avergonzada." Por alguna razón, ella no podÃa mentirle mientras miraba esos ojos dorados.
-Es bueno que no me mientas, sacerdotisa. La voz de Kyou sonó casi seductora y Kyoko sintió que estaba tratando de atraerla hacia él. ¿Cómo sabÃa que estaba pensando en mentirle? SabÃa que no la harÃa daño. "Nunca debes sentir la necesidad de mentirme, después de todo, ¿no soy yo uno de tus guardianes?"
«Ahà vuelve», pensó. Es como si estuviera leyendo mi mente. Sus ojos se abrieron un poco mientras lo observaba. Trató de no pensar en ello, pero el recuerdo apareció allÃ. El beso que habÃan compartido mientras estaban bajo el hechizo de amor. Kyoko no podÃa apartar la mirada de su mirada mientras recordaba la forma en que sabÃa y la forma en que la sostenÃa con el muslo entre las piernas.
Sintió una sacudida de calor atravesarla por el recuerdo y se sonrojó cuando bajó la mirada hacia sus perfectos labios. Ella jadeó cuando él extendió la mano y tiró de ella en sus brazos, rozando esos labios mágicos con los suyos en un beso que le quitó el aliento. Tan pronto como ella comenzó a responder al beso, él la soltó y ella levantó la vista para ver sus ojos que oscurecÃan a un oro profundo.
"¿Por qué estás haciendo esto, Kyou?" Preguntó con voz temblorosa. "Ni siquiera me conoces realmente, mucho menos como yo, incluso intentaste matarme cuando llegué por primera vez con el guardián del corazón de cristal, y dijiste que no era más que un ser humano e indignoâ
En un instante, Kyou la tuvo, levantándola hasta el nivel de los ojos. -Si te querÃa muerta... entonces estarÃas muerta.
Kyoko podÃa sentir su corazón golpeando contra su pecho. Ella miró sus ojos normalmente sin emoción y pensó que vio un parpadeo de emoción, pero él rápidamente lo ocultó.
La empujó más en sus brazos Kyou reprendió, "No presumas saber cómo me siento." Ãl deslizó sus labios sobre su mejilla mientras él la atraÃa más profundamente dentro de su esclavitud. Ãl ventilarÃa las llamas que fueron enterradas con ella hasta que ella no podrÃa tomarlo más. "Pronto verás lo mucho que un guardián puede amar."
Con eso, tomó sus labios en otro beso que prendió fuego a su alma con deseo... ¿o era pura necesidad? Ãl soltó sus labios y con una mano acarició su mejilla con toques de luz de plumas.
Kyoko estaba sorprendida de que un poderoso señor guardián, capaz de matar a tantos pudiera ser tan amable. ¿Cuándo habÃa empezado a mirar a Kyou con una luz diferente? Ella lo miró interrogativamente, preguntándose qué le habÃa cambiado.
-¿Qué quieres de mÃ, Kyou? Ella preguntó en un susurro.
Se pasó los dedos por el pelo, Kyou agarró un puñado y colocó su mejilla junto a la suya, susurrando en su oreja. "Todo lo que eres tú lo tendré".
Su aliento estaba tan caliente contra su piel y se sentÃa tan bien. Kyoko cerró los ojos y suspiró.
Una expresión de sonrisa apareció en los labios de Kyou mientras la observaba cerrar los ojos, pero su sonrisa se desvaneció cuando vio el olor que se acercaba. La sentó en el borde de una de las piedras circundantes. Sin decir otra palabra, Kyou la dejó allà sentada, desconcertada, sabiendo que Toya le harÃa bien mientras ella lo ansiaba.
Kyoko estaba todavÃa aturdido cuando Toya entró en el claro. Lanzó un gruñido bajo mientras observaba una lluvia de plumas de oro a su alrededor. Se dirigió lentamente hacia ella. ParecÃa como si estuviera medio dormida. Toya entrecerró los ojos en el cielo sobre él en advertencia. Kyou estaba jugando un partido peligroso aquà y no le gustó.
SabÃa que Kyou sólo se burlaba de él cuando iba y venÃa a su antojo. Entendió por qué Kyou no estaba amenazado de que estuviera cerca de Kyoko. Tadamichi habÃa intentado que Hyakuhei compartiera la sacerdotisa hace tanto tiempo y Toya sabÃa que también era el razonamiento de Kyou, pero no querÃa compartir a Kyoko con él ni con nadie más.