Obras Completas - Edward Bach. Edward Bach
Читать онлайн книгу.relacionados con estos organismos y pertenecen a su clase.
Su número es enorme, probablemente infinito. Es posible investigar cientos de ellos sin obtener dos cepas idénticas.
Sin embargo podemos agruparlos, aun cuando sea una clasificación relativamente rudimentaria; se debe comprender que cada grupo contiene una gran cantidad de variedades que difieren unas de otras por algún ínfimo detalle.
Para la finalidad de este trabajo, los bacilos que no fermentan la lactosa han sido reunidos en uno de los seis grupos:
• Disentería
• Gaertner
• Alcalígenos fecales
• Morgan
• Proteus
• Coli mutabile
Están agrupados según sus poderes de fermentación de ciertos azúcares, y sólo se han usado algunos azúcares para mantener un pequeño número de grupos. Si se usa una vacuna autógena para el tratamiento no importa la definición exacta del organismo y la polivalente arroja un espectro muy amplio y contiene muchos representantes de cada clase.
Por lo tanto, estos bacilos en su mayoría se consideran inofensivos, pero son realmente el indicio y, si se utilizan apropiadamente, el medio de cura de la enfermedad crónica.
La evidencia clínica del poder de curar está muy bien establecida como para dejar dudas, aunque el laboratorio está acumulando experiencia de naturaleza no clínica que muestra la relación entre estos organismos y la enfermedad.
A través del examen diario de las heces de un paciente, registrando el porcentaje de organismos presentes en forma de gráfico, es posible mostrar la relación entre la condición del paciente y el porcentaje hallado.
Por porcentaje me refiero a la relación entre organismos anormales que no fermentan la lactosa y el número de colibacilos presentes. En general, se considera normal cuando sólo el coli está presente, pero esos bacilos anormales pueden hallarse en cualquier porcentaje, de 1 a 100 del total de las colonias obtenidas.
A partir de la alteración en el porcentaje durante el tratamiento puede obtenerse aproximadamente todo lo favorable que puede responder un paciente.
Como regla general los organismos hallados se mantienen fieles al tipo para cualquier caso dado. Es decir, un tipo Gaertner no parece cambiar a un tipo Morgan o a un Proteus.
Si se analizan a diario las heces de un paciente y se registra en un gráfico el porcentaje de los bacilos anormales, se verá que no están presentes de manera uniforme, sino que se manifiestan en ciclos. Quizá durante cierto tiempo las muestras están libres de bacilos y luego aparecen, se elevan rápidamente en cantidad, permanecen en el punto más alto durante un intervalo, y luego disminuyen hasta desaparecer.
Los períodos libres de bacilos, los de la fase en que se manifiestan y el porcentaje máximo por ellos alcanzado varían en casos diferentes, pero la condición clínica del paciente mantiene cierta relación con la curva de los organismos presentes en los especímenes.
Esta relación no está lo suficientemente desarrollada como para establecer leyes claras, ya que existe más de un tipo de curvas; pero puedo asegurarles que hay una relación definida entre las condiciones clínicas y el porcentaje bacteriano. Como ejemplo de ello, obtenemos un mejor resultado después del tratamiento con vacunas cuando existe una corta fase negativa seguida de una fase más alta y más prolongada que la que corresponde a la rutina habitual del paciente. En general, aquellos casos donde hay poca o ninguna modificación de su tipo habitual, por supuesto no lo hacen tan bien.
Aún queda mucho por hacer en esta línea, lo que nos llevará a un resultado provechoso.
Es extraordinario lo rápido que puede alterarse el contenido bacteriano. Tal vez después de semanas de análisis negativo, dentro de las treinta y seis horas los especímenes pueden contener el cien por ciento de los bacilos anormales.
Aún se desconoce qué sucede para que se produzca este resultado. Si estos organismos matan a los colibacilos normales, si el colibacilo se transforma en tipo anormal, si lo que cambia es la condición del contenido intestinal o si es el propio paciente quien causa este cambio. Esto nos lleva a continuar en la investigación, y cuando se resuelva el problema habremos hecho un gran avance hacia el conocimiento de la causa de la enfermedad.
Pero cualquiera sea la explicación ya está establecido que el porcentaje de los bacilos en los especímenes tiene una relación directa con la condición del paciente en sus fases variadas desde un punto de vista clínico.
Otra característica curiosa es la estabilidad de un tipo particular de bacilo en un sujeto dado, el cual ya he mencionado. Por varios años, sin importar la frecuencia de los exámenes o la condición o enfermedad del paciente, el tipo particular se mantuvo fiel. Además, es extraño encontrar más de un tipo en el mismo caso, aunque esto puede suceder en un pequeño porcentaje.
Ciertos síntomas se manifiestan con mayor frecuencia en un tipo que en otro, y es probable que al realizar posteriores observaciones se encuentre una estrecha relación entre los síntomas específicos de una enfermedad y los tipos definidos de estos organismos. Si son la causa o el resultado, se asocian con la enfermedad crónica y podemos obtener un gran beneficio a través del uso de la vacuna desarrollada a partir de ellos. Ciertamente esto ha sido probado de manera concluyente durante los últimos doce años.
Me he referido al hecho de que la evidencia clínica del valor de este método de tratamiento es suficiente para que no queden dudas. Tal afirmación debe justificarse. Cientos y miles de pacientes han sido tratados con este método por una considerable cantidad de médicos, tanto con preparaciones hipodérmicas como potenciadas. El 80% de esos pacientes ha mostrado mejoría (para mencionar un número moderado); sólo algunos han manifestado poco beneficio, la mayoría con un alivio muy definido, muchos con resultados brillantes, y alrededor de un 10% prácticamente milagrosos.
No es sino con años de experiencia y experimentación y con la observación de miles de casos que hago esta afirmación ante ustedes; no sin la cooperación, observación y experiencia de los médicos de las Islas Británicas que respaldarán esta evidencia.
Los pacientes pueden ser tratados con vacunas de estos organismos, aplicadas con inyección hipodérmica, como se ha hecho hasta ahora durante una considerable cantidad de años. Esto no nos preocupa hoy, pero para mayores detalles puedo sugerirles ilustrarse con nuestro libro Chronic Disease [Enfermedad crónica].
El punto que deseo destacar es que mediante los preparados potenciados a partir de organismos muertos se obtuvieron buenos resultados, y tanto yo como otros creemos que serán aún mejores.
Durante siete años, y exhaustivamente en los últimos dos, tanto homeópatas como alópatas han utilizado estos preparados, y algunos alópatas han descartado el uso de la jeringa. Estas potencias pueden ser de dos tipos: autógenas y polivalentes. Deseo aclarar muy bien este punto.
Una preparación autógena es desarrollada a partir del bacilo de un paciente en particular, que es potenciada y utilizada en ese paciente.
Una preparación polivalente implica recolectar organismos de algunos cientos de pacientes, mezclarlos y potenciarlos en su totalidad. Esta preparación es de la que les he hablado en una ocasión anterior como un nosode que había que tener en consideración.
La autógena es sólo para el uso del sujeto del cual fue preparado o tal vez para algún paciente que tenga una infección idéntica. Por otra parte, la polivalente se prepara con el fin de cubrir tantos casos como sea posible. Antes de llegar a conclusiones definitivas debemos obtener los resultados de dos experiencias más. Sin embargo, eso no es lo más importante, porque si la autógena tuviera que mostrar un porcentaje superior de buenos resultados, la variedad polivalente es tan exitosa como para ser un nosode digno de consideración, como un nosode adicional para el conocimiento médico homeopático. Además, los resultados obtenidos por cualquiera que lo pruebe serían lo suficientemente buenos (y puedo