The Dog Who Loved Tortillas. Benjamin Alire Saenz
Читать онлайн книгу.yo también quiero un perro!
—Tú eres una muchachita. Las
muchachitas no deben tener perros.
—Papi —dijo Gabriela—. ¡Quiero un
perro! A Diego le dan todo lo que pide.
¿Te acuerdas cuando quería un traje de
Supermán? Lo tiró a la basura.
—Se supone que iba a poder volar
—murmuró Diego— . Y de cualquier manera
lo saqué de la basura.
Odiaba que le recordaran ese traje de
Supermán. —Papi, quiero un perro.
—No, papi, yo soy la que debería tener
un perro —dijo Gabriela.
6
Mr. Domínguez looked at Mrs.
Domínguez. Sometimes Diego thought that
his mother and father said things to each
other without using words. Mothers and
fathers were like that.
“I have an idea,” Mrs. Domínguez said.
“You can have a dog. But you have to share it.”
“I want it just for me,” Gabriela said.
“No, just for me!” Diego said.
“Okay,” Mr. Domínguez said. “Then we
just won’t get a dog.”
Diego and Gabriela looked at each other.
Sometimes they said things to each other
without talking, too. “Okay, we’ll share.” But
it will be more mine, Diego thought. But it
will be more mine, Gabriela thought. Diego
smiled at his sister. She smiled back at him.
“We’ll share,” they both said. “We
promise.” But they both were crossing their
fingers behind their backs.
El Sr. Domínguez miró a la Sra.
Domínguez. Algunas veces a Diego le parecía
que su mamá y su papá podían hablar sin
palabras. Así son las mamás y los papás.
—Tengo una idea —dijo la Sra.
Domínguez—. Pueden tener un perro, pero
tienen que compartirlo.
—Lo quiero sólo para mí —dijo Gabriela.
—No, ¡para mí! —dijo Diego.
—Okey —dijo el Sr. Domínguez—.
Entonces mejor nos quedamos sin perro.
Diego y Gabriela se miraron. A veces
también ellos hablaban sin palabras. —Está
bien, lo compartiremos.
“Pero será más mío que de ella”, pensó
Diego. “Pero será más mío”, pensó Gabriela.
Diego le sonrió a su hermana. Ella le
devolvió la sonrisa.
—Compartiremos —dijeron—. Lo
prometemos.
Pero los dos habían cruzado los dedos
detrás de la espalda.
8
here were lots and lots of dogs
and cats at the Humane Society.
Diego and Gabriela walked passed
all the cages. They looked sad, and Diego
and Gabriela thought they were all saying,
“Pick me! Pick me!”
“Pobrecitos,” Gabriela said. “I feel sorry
for them.”
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