La Ciudad Prohibida. Barbara Cartland
Читать онлайн книгу.—Pero necesito tu ayuda.
—Sabes que haré cualquier cosa que me pidas.
—Tengo que marcharme en secreto para que no le sea posible a Hester acudir a la Reina.
Lord Rupert le escuchaba con atención.
Era un joven bien parecido que había estudiado en Eton junto con el Marqués. Los dos se habían alistado en el mismo Regimiento donde sirvieron durante cinco años antes de que el Marqués heredara el Título. Como deseaban estar juntos, Lord Rupert también había abandonado el Ejército y ahora pasaba más tiempo con el Marqués que en su propia casa.
—Lo que yo deseo que hagas —dijo el Marqués como si estuviera pensando en voz alta—, es asegurarte de que la apuesta se mencione entre nuestros amigos, pero sin que llegue a la prensa.
—Continúa —le animó Lord Rupert cuando el Marqués hizo una pausa.
—Pienso que es difícil que Hester se atreva a dar un escándalo por mi partida cuando yo estaré haciendo algo que se considerará muy arriesgado y heroico.
—Quizá los demás lo consideren así, pero yo lo considero como una locura.
—¡Si Tony Burton pudo hacerlo, también puedo hacerlo yo! —exclamó el Marqués.
—Quizá ya no sea tan fácil ahora que los musulmanes saben que él entró en su ciudad prohibida.
—¿Lo saben ellos?
—Escribió artículos al respecto y supongo que algunos los habrán leído.
—Es mi única oportunidad —exclamó el Marqués con desesperación—, y te estoy muy agradecido, Rupert, por haberme metido la idea en la cabeza.
—Eso es algo que yo no pretendía hacer —respondió Lord Rupert—. Simplemente quería contradecir a Summerton porque es muy engreído.
Lord Rupert permaneció en silencio un momento y después dijo:
—¡Cuídate mucho, Virgil! De acuerdo con lo que dice Burton en sus artículos, la pena por violar el lugar más sagrado de los musulmanes es una muerte lenta y desagradable.
—¡Eso sería preferible a casarme con Hester!
—En eso estoy de acuerdo contigo. No sé qué pudiste haber visto en ella.
El Marqués no respondió.
Jamás hablaba acerca de sus romances, ni siquiera con Lord Rupert, que era su amigo más íntimo.
Es más, él hubiera preferido desaparecer sin tener que contar su problema a nadie, pero sabía que necesitaba la ayuda de Rupert. Cuando volvieron a la Casa del Marqués, éste llamó a su Secretario y comenzó a dictar órdenes.
Lord Rupert pensó que quizás aquello era lo mejor que podía ocurrir. Sentía un gran afecto por el Marqués y le consideraba el hermano que nunca tuvo. Por lo tanto no había podido evitar preocuparse por la forma en que desperdiciaba su inteligencia. Además había perdido mucho tiempo con mujeres que no valían la pena. Lord Rupert había sentido un fuerte rechazo hacia Lady Hester desde el primer momento.
Sabía que era de esas mujeres que pretenden dominar a todos los hombres que se les acercan y había visto con tristeza como empleaba sus armas en el Marqués. Indudablemente era una belleza, pero eso, lejos de ser una virtud, la hacía más peligrosa. Sabía que detrás de su belleza se escondía una criatura egoísta y sin escrúpulos.
"Virgil se moriría si tuviera que casarse con ella", pensó.
Cuando el Marqués se reunió con él, ambos empezaron a pensar en todo lo necesario para el viaje. Así como en las precauciones que el aristócrata debía tomar para evitar ser descubierto cuando intentara entrar en La Meca.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.