Egipto, la Puerta de Orión. Sixto Paz Wells

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Egipto, la Puerta de Orión - Sixto Paz Wells


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se despertó temprano sin sueño y al girarse vio a su novio de espaldas a su lado profundamente dormido en la cama. Ella era una chica delgada de treinta años, blanca como la nieve, algo pecosa y de largo cabello color azabache. Era hija de madre americana y padre peruano.

      Su novio Jürgen estaba sin la camisa del pijama, por lo que ella se quitó su atrevida ropa interior blanca y abrazó con su pecho desnudo la espalda de su amado. Él entonces se despertó, y con los ojos entreabiertos, fue girándose poco a poco diciendo:

      –¡Buenos días, Esperanza! Te has despertado temprano. ¿Qué hora es, cariño?

      Estiró la mano sobre la mesilla de noche para coger su reloj de pulsera y ver la hora.

      Jürgen Erhardt, diez años mayor que Esperanza, era un hombre joven y alto, de pelo gris, ojos azules, piloto de ultraligero y fotógrafo profesional.

      –¡Son las 6! Oye, niña ¿no podríamos dormir y descansar un poco más? El día va a ser duro.

      –¡Tú duerme! ¡Yo solo te abrazaré y besaré tu espalda peluda! ¡Jajá!

      »Sabes, Jürgen, te amo. Eres mi fortaleza y mi apoyo. Además, sabes cómo mimarme. Eres todo un caballero. Me traes flores, chocolates, y regalos, muchas veces sin motivo alguno. Tienes muchos detalles muy bonitos conmigo.

      –¡Eres tú, Esperanza, la que me has cambiado! Vosotros los sudamericanos sois más sensibles, emotivos, expresivos y cariñosos que nosotros los europeos, y eso es delicioso. Lo disfruto mucho de ti y lo estoy tratando de incorporar en mí. Mis padres nunca me abrazaban o besaban, pero tú lo haces todo el tiempo y no me satura; al contrario, me hace extrañarlo cuando te veo seria estudiando, y me hace desearte más… porque te veo tan sexy cuando solo te pones mis camisas para leer...

      »Y cuando te arreglas para mí me haces enamorarme más de ti. Eres preciosa y no me cansaré de decírtelo. Pero no solo estoy enamorado de tu cuerpo; también lo estoy de tu forma de ser, de tu sensatez e inteligencia.

      »Lo que me preocupa a veces es que seas tan autosuficiente y desafíes tanto al peligro. Temo que llegado el momento ya no me necesites o que pueda pasarte algo muy grave.

      –¡No digas eso, chico guapo! El conocerte allá en Rapa Nui fue una experiencia maravillosa en mi vida porque encontré a un amigo sincero y una pareja extraordinaria. ¡Y tu amor me protege y me complementa!

      »¡Te amo y te necesito!

      –Entonces ¡casémonos!... ¿Esperanza, querrías casarte conmigo? Es que cocinas tan bien…

      –¿En serio me estás pidiendo matrimonio, Jürgen?

      –Es lo más serio que he dicho en mi vida, linda…Te amo más que a mi propia vida.

      Esperanza dio un salto y se puso encima de él y empezó a besarlo una y otra vez.

      –¡Jajá!... Entonces, ¿aceptas?

      –¡Claro que sí! Me siento muy feliz, ¿no se nota? ¡Pero tendría que ser después del viaje que haré a Egipto! ¿Te parece bien?

      –¡Lo que tú digas! Si tú quieres que así sea, así será, señorita.

      Jürgen le dio una palmada en las nalgas a Esperanza, que cayó rodando sobre la cama, lo que el alemán aprovechó para posicionarse sobre ella, amándose intensamente aquella mañana.

      Durante el desayuno, ella vestida solamente con la camisa del novio y él con un albornoz blanco, veían las noticias en el televisor de la cocina.

      –¿Te has fijado, Esperanza, en que los militares de los Estados Unidos nuevamente han liberado videos reales de persecuciones de ovnis, y que el Senado también lo ha confirmado? Esto ya había ocurrido varios años atrás cuando hasta el Washington Post llegó a publicar en primera plana: «LOS OVNIS EXISTEN Y TODOS NECESITAN AJUSTARSE A ESE HECHO». (28.05.19)

      Esperanza se puso de pie y se acercó a su novio, y este la abrazó metiendo su mano por debajo de la camisa, acariciando su cuerpo desnudo.

      –¡Estaba recordando que a nosotros dos precisamente nos unieron los ovnis cuando sobrevolábamos en tu avión el cráter del volcán Rano Kao! –dijo sonriendo pensativa.

      Bromeando, Jürgen la miró a los ojos y le dijo:

      –¡Es cierto! A eso es a lo que yo llamo un encuentro cercano.

      »Oye, Esperanza, esa gente para la que trabajas, es la élite mundial, no es cualquier gente. Pueden hacer lo que les plazca; tienen el poder en sus manos. Son gente sin ética ni moral. No tienen escrúpulos de ningún tipo.

      »¿Estás segura de querer seguir trabajando con ellos? Ya habéis tenido varios encontronazos. A ellos no les gustan nada tu independencia y cercanía con los jesuitas, masones y otros. Te estás exponiendo demasiado, cariño, y temo por ti.

      –Querido Jürgen, hay una fuerza superior a mí, que no sé cómo explicar, que me hace seguir sin medir las consecuencias y con una confianza absoluta. No sé si será fe, pero me ha convencido de que mi vida ha sido guiada desde siempre y que estoy haciendo lo que debo de hacer, y que al final seré conducida a realizar un servicio superior y trascendentalmente positivo.

      »El estar tan cerca de los patrocinadores me permite estar siempre un paso por delante de ellos y saber o sentir lo que traman.

      »Al principio lo único que me interesaba era demostrar mis teorías, aprender y conocer en profundidad la historia, y claro, como a cualquiera, llegar a ser famosa por mis descubrimientos. Pero de repente se fueron cruzando delante de mí sin haberlo anticipado todos los aspectos de la gran conspiración que hay contra el ser humano, que me han llevado a conocer el terrible peligro en que nos encontramos por vivir ignorantes de una trama maquiavélica que busca liberar a una serie de entidades exiliadas en este mundo a costa de destruir al planeta y acabar con la humanidad.

      »Lo único que sé es que por razones que no entiendo ellos me necesitan y yo les soy extremadamente útil y necesaria. Sin mí, ellos están ciegos, sordos y torpes. No pueden captar lo que para mí es más que evidente.

      »He descubierto que mi intuición complementa muy bien todas las capacidades y aptitudes que tengo. Y eso me da ventaja y me protege. Y que siendo la persona escogida para guiarlos en cierta forma puedo proteger también a la humanidad.

      »Sinceramente te digo que ya no me interesan la fama, el prestigio o la riqueza.

      –¡Aunque no te interesen ya los tienes, y mucho, Esperanza!…

      –Tú bien sabes que todo lo conseguí rápido y sin buscarlo. Ahora lo que me interesa es llegar hasta el final para orientar de la mejor manera el desenlace final.

      –¡Pero ellos no son tontos, Esperanza! ¡Ya deben estar sospechando tus intenciones y podrían querer deshacerse de ti en cualquier momento!

      –¡No lo harían antes del final! Por eso me conviene hacerme imprescindible para ellos. Debo hacer que no puedan conectar los cabos sueltos sin mi ayuda e intervención, y cuando llegue el momento veremos qué es lo que decido o lo que puedo hacer, que espero que sea lo correcto y lo más adecuado.

      –O simplemente déjate guiar como hasta ahora, cariño…

      –¡Cierto! ¡Me voy a la ducha!

      Esperanza se dio la vuelta y se quitó la camisa de manera sensual quedándose de espaldas completamente desnuda y caminando a propósito lentamente hacia el baño, dejando a su novio fascinado por su la belleza y picardía.

      Estaba enjabonándose el cuerpo cuando Jürgen, igualmente desnudo, irrumpió en la ducha por detrás abrazándola y, tras besarle el cuello, le acercó un anillo con un hermoso diamante.

      –¿Y esto? ¿No me digas que lo tenías todo planeado? ¡Eres un bribón!

      –Ahora sí, formalmente somos novios. Déjame colocártelo en tu dedito.

      Esperanza observó el romántico anillo en su dedo y se le saltaron las lágrimas, pero de felicidad.


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