La zanahoria es lo de menos. David Montalvo

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La zanahoria es lo de menos - David Montalvo


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que estás saliendo de un grado alto, por ejemplo, pero todavía no estás como deseas, sientes que todavía hay algunos rezagos o toxicidad que sacar.

      Los tres grados de toxicidad son:

      Alta: aunque para otras personas este grado de toxicidad pudiera ser muy evidente, quien lo vive ya lo ha asociado a su ritmo normal de vida, por lo que es más complicado hacerlo consciente. Muchas veces, lamentablemente, la persona se da cuenta de su situación cuando esta ya la sobrepasa o cuando hay un evento de consecuencias graves.

      Si existiera una frase que ejemplificara este grado de toxicidad sería: «No me soporto ni yo mismo».

      Algunas características son:

      ✓ Has perdido interés por tus actividades

      ✓ No descansas lo suficiente

      ✓ Lloras sin motivo aparente

      ✓ No duermes

      ✓ Tienes exceso o falta de hambre

      ✓ Vives en conflicto con la mayoría

      ✓ Te has vuelto muy irritable, todo te molesta

      ✓ Sientes enojo y coraje la mayor parte del tiempo

      ✓ Quisieras desconectarte del mundo

      Media: en este grado es muy normal sentir un estancamiento. Por momentos la persona puede sentirse realizada, pero la mayor parte del tiempo no se siente del todo satisfecha con su vida, no está conforme con lo que hace. Algunas actividades le resultan muy pesadas. Hay cierta parálisis para la acción, vive de manera sedentaria a nivel emocional y todavía está resintiendo algunas experiencias del pasado que no ha logrado solucionar.

      Algunas características son:

      ✓ Relaciones de pareja o amistad inestables

      ✓ Malos hábitos de alimentación y descanso

      ✓ Pérdida de interés o desesperanza de materializar sus sueños

      ✓ Vida ajetreada y rutinaria

      ✓ Falta de vida espiritual

      ✓ Patrones de pensamiento limitantes

      ✓ Procrastinación o aplazamiento de planes

      ✓ Nostalgia por el pasado

      ✓ Se mueven en entornos tóxicos

      ✓ Les cuesta mucho hacer realidad lo que se proponen

      Baja: este grado, aunque pareciera inofensivo, no lo es, porque es al que menos atención le damos y si se deja pasar puede convertirse en poco tiempo en toxicidad media o alta. Es en el que se encuentra prácticamente toda la población debido a lo que estamos expuestos, como lo comentaba anteriormente. Sin caer en un caos total, sí existe cierto desorden interno que puede impedir que disfrutemos del momento presente.

      Las características de la toxicidad baja son:

      ✓ Angustia para tomar decisiones

      ✓ Falta de claridad en las prioridades

      ✓ No saber decir no

      ✓ Poco tiempo para lo importante

      ✓ Brincar en el pasado, en el presente y en el futuro, sin gozar de ninguno

      ✓ Poca inversión en uno mismo

      ✓ Baja inteligencia emocional

      ✓ Represión de emociones

      ✓ Adicción a la tecnología, imposibilidad de desconectarse

      ✓ Falta de plenitud y realización personal y profesional

      Este es solo un breve análisis para que descubras el grado en que te ubicas. De cualquier manera, en capítulos posteriores podrás encontrar herramientas para bajar el grado de tu toxicidad, sea cual sea en la que te halles.

       Efectos secundarios de hacer un detox emocional: ¿qué se logra?

      La primera vez que hice un detox en mi vida fue hace unos nueve años. En ese momento hice la famosa cura con sirope de savia que consiste en solo alimentarte con una mezcla de dicho sirope, agua, limón y cayena, y algunos tés herbales. Fueron diez días intensos. No probé nada más que eso.

      Nunca se me va a olvidar que, cuando inicié el proceso, mi coach me pidió que comprara una libreta para anotar todas las emociones, sensaciones y pensamientos que surgieran a partir del primer día.

      Yo no sabía de qué me hablaba, pues lo único que quería era bajar unas libras. Pero ella me lo aclaró: «Cuidado, van a salir todos tus demonios. Vas a conocer partes de ti que no conocías y hay que tener mucha claridad al respecto».

      Pues tenía razón, sí salieron (no todos) muchos de mis demonios. Pasé por el enojo, la tristeza, la frustración, el coraje, la alegría, la excitación en todos esos días.

      La verdad es que las crisis personales o los puntos de quiebre pueden ser las mejores «excusas» para hacer cambios en tu vida, y qué mejor que hacerlo consciente cuanto antes.

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      Más allá de que ahora no me parece la mejor vía para desintoxicarse, no puedo negar que fue muy liberador.

      ¿Por qué te cuento esta historia? ¿Saldrán tus demonios?

      Porque si bien los candidatos para un detox somos todos, pocas son las personas que toman con seriedad y responsabilidad su éxito y su bienestar. Si tú eres de ese grupo, primero que nada quiero darte la bienvenida y un gran aplauso.

      Pero también deseo ser lo más transparente y honesto contigo, y tengo la obligación moral de confesarte lo siguiente: cada vez que uno inicia un detox, y mucho más cuando el tema no es físico sino emocional, existen efectos secundarios.

      Sí, sí pasan cosas después de seguir este método, sale la parte que te encanta pero también la que no te gusta de ti, sale lo que has mantenido en la oscuridad, pero también aquello que te hace brillar.

      La buena noticia es que estos efectos son valiosos beneficios y, en general, tu vida en perspectiva no volverá a ser la misma de antes; no por mí, mucho menos por este libro, sino por las decisiones que tomes, los compromisos que asumas y las acciones que emprendas de ahora en adelante.

      ¿Cuáles son algunos de estos efectos secundarios?

      ✓ Introspección y reflexión personal

      ✓ Cerrar círculos y concluir etapas

      ✓ Dejar algunas personas en el camino

      ✓ Vivir más desapegado a lo material

      ✓ Moverte de lugar, hacer cosas diferentes

      ✓ Resolver asuntos pendientes del pasado

      ✓ Ser más consciente

      ✓ Aumentar tu capacidad de resiliencia

      ✓ Enfrentarte a tus sombras

      ✓ Mayor sensibilidad e intuición

       ¿Empezamos?

      Si seguimos haciendo lo que siempre se ha hecho, continuaremos consiguiendo los mismos resultados.

       Williams Edwards Deming, estadista estadounidense

      Una de las cosas que más le decían a la psiquiatra, escritora de origen suizo e impulsora de la tanatología, Elisabeth Kübler-Ross, cuando dialogaba con pacientes terminales, era: «Me hubiera gustado atreverme más en la vida».

      ¿El


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