Los Fastos pertenecen a la poesía didáctica, al igual que Arte de amar; pero mientras que ésta es una excelente muestra de elegía erótica, los primeros poseen un enorme valor como fuente para la historia civil y religiosa del pueblo romano. La ruptura con la elegía amorosa que Ovidio anuncia al final de Amores le conduce a temas muy distintos. Fastos es un poema didáctico sobre el calendario romano, el origen de los nombres de los meses y de ceremonias, festivales y cultos y la incidencia de la astronomía en todos ellos. Para estas explicaciones, Ovidio recurre a una gran variedad de mitos y narraciones históricas:: Jano, Venus, Juno, Marte, Júpiter se dan la mano con Numa, Servio y Lucrecia. En su explicación del calendario juliano, Ovidio avanza por orden cronológico, mes a mes, día a día, y conforme progresa relata las circunstancias que rodean a las instituciones romanas. Para ello se sirve de una buena cantidad de materiales heterogéneos: para la historia de Roma, los Viejos Anales, Antiquitates divinae et humanae y Aitia, del polígrafo M. Terencio Varrón y la Historia romana de Livio; para la astronomía, los Fenómenos de Arato (también en Biblioteca Clasica Gredos). A pesar de que Ovidio trata hechos recientes como la victoria de Augusto en Accio (3) y pone de manifiesto su patriotismo y devoción a los cultos, hace propaganda de la política augústea y exalta al emperador, la composición de los Fastos quedó interrumpida abruptamente a raíz del destierro que le impuso Augusto en el 8 d.C., debido a los célebres carmen (Arte de amar) y error (una culpa nunca aclarada). En el exilio de Tomis, Ovidio abandonaría por completo los Fastos y se consagraría a las Tristes y las Pónticas.