La obra España, la crisis del Antiguo Régimen y el siglo XIX pretende aportar, desde un punto de vista tan ameno y divulgativo como riguroso, el devenir del país a lo largo de un siglo, el XIX, una evolución que precisa tal vez mas que cualquier otra de una profunda revisión historiográfica. Juan Granados, a través del estudio de los principales factores económicos, políticos y sociales que definen el período, nos aporta su particular punto de vista sobre la construcción, exitosa en ocasiones y anómala en otras tantas, de nuestra contemporaneidad. Aunque en la historiografía reciente parezca estar de moda la defensa de España como un país de evolución histórica «normal» dentro del ámbito europeo de las cosas, pareciendo querer presentarse la historia de un país que efectuó el tránsito desde las profundidades del Antiguo Régimen a la contemporaneidad sin mayores ambages y con una esperable sucesión de los acontecimientos, tal aserto parece difícil de sostener tan gratuitamente. Por ejemplo, cuando alguien se toma el trabajo de releer el discurso liberal de las Cortes de Cádiz, descubre sin mucho esfuerzo que éste tiene más que ver con la tradición de campanario del Derecho hispano, lleno de religiosidad, fueros, excepciones y particularismos locales que con el igualitarismo legal y ciudadano de los revolucionarios franceses, hecho que explica, al menos en parte, el palmario fracaso del ideal nacional de España. Y es que nuestro siglo XIX siempre ha rebosado de cuentas pendientes y cuestiones sin resolver. No tenemos más que recordar, por ejemplo, la debilidad del liberalismo decimonónico español, significativamente siempre en manos de militares −Espartero, Narváez, O'Donnell, Prim, Pavía, Serrano y tantos otros son ejemplo de lo que queremos decir−, también el predominio de una clase política de ínfima catadura moral que elevó la figura del cacique a sus máximas posibilidades.