Gracias al big data ahora son los libros e incluso los deberes los que aprenden de los estudiantes, detectan sus puntos débiles y se adaptan a sus necesidades, mejorando los resultados de todo el grupo… y de los grupos futuros. Pero no todo es positivo ni siempre ni para todos. La circulación circula en ambos sentidos. ¿Queremos que nuestros datos se conserven, hasta el último detalle, para siempre? ¿Estamos dispuestos a aceptar las consecuencias de la entrada del big data en nuestras vidas?