"Los Evangelios pueden ser comprendidos e interpretados a la luz de la ciencia alquímica. Aparentemente, sólo relatan lo que fue la vida de un hombre, Jesús, nacido hace dos mil años en Palestina; pero en realidad, a través las diferentes etapas de su vida, desde su nacimiento hasta su muerte y su resurrección, se trata también de procesos alquímicos que ellos describen. A pesar de las condenas de las que ha sido objeto por el clero, desde la edad media, la alquimia ha impregnado profundamente la mística y el esoterismo cristiano. Y si estudiamos las figuras del exterior y del interior de Notre-Dame de París o de Notre-Dame de Chartres, descubriremos que los constructores de las catedrales poseían conocimientos alquímicos cuya arquitectura y escultura aportan numerosos testimonios".