Esta obra viene a ofrecernos un amplio y sugerente estudio de la temporalidad desde una perspectiva fenomenológica, a través de los análisis de Husserl sobre la pluralidad de niveles temporales implicados en la experiencia de la finitud, la muerte, el sueño y la vigilia; pasando por la apropiación y reinterpretación del tiempo en Heidegger y Levinas, y por un eventual diálogo de la fenomenología con otros autores de la tradición filosófica que ofrecieron líneas de reflexión sugerentes sobre esta problemática (Aristóteles, Spinoza y Marx). Temáticamente hablando, nos abre un abanico rico de lecturas, interpretaciones y conexiones del tiempo con el olvido, el recuerdo, el nacimiento, la añoranza, el trabajo y la amistad, lo que nos permite volver a poner en cuestión la clásica oposición entre el incesante fluir del tiempo y la inmutable eternidad. La fenomenología nos enseña que el tiempo es la fuente de cualquier permanencia, que lo invariable solo es posible en tanto fluyente y viviente, es decir, como un incesante transcurrir que es vivenciado por alguien concreto y cuya permanencia, por más paradójico que parezca, está garantizada por su continuo pasar.