Economía española y del País Valenciano. Autores Varios
Читать онлайн книгу.A causa de que, por su propia naturaleza, muchas de las actividades terciarias no pueden incorporar progreso tecnológico al proceso productivo y, por lo tanto, no pueden aumentar la productividad. Además, es el sector en el que se da una competencia más imperfecta.
9. La tabla input-output de la Comunidad Valenciana de 1990 y la de 1995 (MIOCV-95) –esta última elaborada con nuestra nueva metodología armonizada de la UE, la SEC-95– confirman lo apuntado en las tablas anteriores, la TIOCV-80 y la TIOCV-90, sobre la baja articulación del sistema económico valenciano, su poca vertebración, especialmente en cuanto a la actividad industrial en la que muchos inputs son de procedencia exterior, al mismo tiempo que la producción tiene una clara orientación hacia la demanda final. Si bien hay que añadir que mientras el saldo de flujos comerciales con el resto de España es negativo, este saldo con el resto del mundo es bastante positivo, especialmente con el resto de la UE. Excepcionalmente, la restauración y hostelería, la construcción, los sectores agroalimentarios y los servicios prestados a las empresas son sectores con un alto grado de eslabonamiento o ataduras con otros sectores, tanto hacia adelante (que necesitan de la buena marcha del conjunto de la economía para ir bien) como hacia atrás (que tienen capacidad de estímulo de otros sectores), medidos en términos del coeficiente de Streit, y forman complejos industriales.
10. Que incluyen los salarios nominales y todos los gastos vinculados a éstos, particularmente las cuotas de la Seguridad Social.
11. Hay una definición «canónica» de la competitividad, hecha por la Comisión Europea (1999) en su Sexto Informe sobre la situación de las regiones europeas: «La habilidad de las compañías, industrias, regiones, naciones y regiones supranacionales de generar, al mismo tiempo que se ven expuestas a la competencia internacional, niveles relativamente altos de ingresos o empleo».
2. Las fuentes del crecimiento económico
Vicent Soler
Universitat de València
El crecimiento –y el cambio estructural, también– de una economía, estudiado en el capítulo 1, puede explicarse de varias maneras. La más sencilla es la que entiende que el crecimiento económico (Y) puede deberse a un incremento de la población ocupada (L) y/o a un aumento de la productividad del trabajo (
Para averiguar la contribución de cada uno de estos componentes al crecimiento económico se utiliza la llamada contabilidad del crecimiento, que aplica técnicas cuantitativas para medir la contribución de cada uno de estos componentes.
Partimos de la evidencia de que
2.2 La contribución del empleo y/o de la productividad
Evidentemente, el crecimiento económico muestra diferentes contribuciones relativas del empleo y la productividad, según economías y períodos. Si comparamos, por ejemplo, el caso americano, el europeo y el español, encontramos que, para el período de 1961 al 2002, Estados Unidos (EE. UU.), para un crecimiento económico (
El caso español seguía las pautas europeas porque se atribuía el crecimiento económico anual medio (que fue de un 3,3%) en un 94% al crecimiento de la productividad y sólo en un 6% al aumento del empleo. Es decir, el crecimiento económico español se producía, según esta publicación, mediante el aumento de la productividad del trabajo y no tanto por el incremento del uso del factor trabajo, medido en términos de aumento de la población ocupada.
Ahora bien, para el período más corto (y reciente) de 1975 a 2002, la tasa de crecimiento medio anual acumulativo para la economía de EE. UU. era del 3,2% –mayor que para el período de 1961 al 2002–, y se atribuía a partes iguales (50%) al incremento de la productividad y al del empleo. Para la economía de la Unión Europea, el crecimiento calculado era menor, del 2,4%, del cual se atribuía un 75% al crecimiento de la productividad y el 25% restante al del empleo. Para España, el crecimiento económico calculado era mayor, del 2,8%, del cual se atribuía un 65% al crecimiento de la productividad y un 35% al del empleo.
Como se puede ver, en los tres casos el papel del crecimiento de la productividad ha disminuido en tiempos más recientes a la vez que ha aumentado el papel del crecimiento del empleo, aunque sigue habiendo diferencias significativas porque la contribución de este último era mayor en el caso de EE. UU. y siempre menor en los casos europeo y español.
Es importante destacar que este cambio se ha agudizado significativamente en los últimos años. Desde finales de los noventa, la principal contribución al crecimiento económico español la ha aportado el aumento de puestos de trabajo. Incluso, en la segunda parte de esa década, la contribución del crecimiento de la productividad fue negativa, como se puede comprobar en la tabla 2.1.
TABLA 2.1
Tasas de variación del VAB real, empleo (horas trabajadas) y productividad en la economía española (%)
Fuente: INE y elaboración FBBVA.
Como vemos, en los últimos años, el crecimiento económico se ha sostenido sobre la base del aumento del empleo, en contraste con los períodos anteriores, donde la fuente de crecimiento principal era el crecimiento de la productividad (en un 94%, para el período de 1961 al 2002, como señalaba más arriba European Economy). Además, sin crear el deseable círculo virtuoso entre crecimiento del empleo y crecimiento de la productividad.1 Al contrario, se ha denotado una pérdida de aliento en el crecimiento de la productividad.
2.2.1 El empleo
Si nos centramos en el crecimiento de la población ocupada (