Universidades, colegios, poderes. AAVV
Читать онлайн книгу.consumación de la Independencia», Boletín, 35, Fideicomiso Plutarco Elías Calles y Fernando Torreblanca, sep.-dic., 2000, p. 3.
6. Clementina Díaz y de Ovando: «Las fiestas del “Año del Centenario: 1921”», en México: Independencia y soberanía, México, Secretaría de Gobernación, Archivo General de la Nación, 1996, p. 103; y Aurelio de los Reyes: Cine y sociedad en México 1896-1930. Bajo el Cielo de México, vol. II, 1920-24, p. 119, tomada de Miguel Alonzo [sic] Romero: Un año de sitio en la presidencia municipal, México, Editorial Hispano Mexicana, 1923.
7. La Comisión Organizadora de las Fiestas del Centenario se conformó desde el mes de mayo con el fin de atender con toda eficacia el programa oficial y armonizar los diferentes actos que llevarían a cabo las distintas secretarías y departamentos de Estado. Sus integrantes, designados por el Consejo de ministros, fueron: el general Plutarco Elías Calles, secretario de Gobernación, el ingeniero Alberto J. Pani Arteaga, secretario de Relaciones Exteriores, posición desde la cual presidió el Comité Ejecutivo o Técnico y, por último, Adolfo de la Huerta, secretario de Hacienda y Crédito Público. A la vez y para darle mayor eficacia a las tareas de organización, la Comisión nombró un Comité Ejecutivo, integrado por otras tantas distinguidas personalidades: Emiliano López Figueroa (presidente), Martín Luis Guzmán (secretario) y los diputados Carlos Argüelles (tesorero) y Juan de Dios Bojórquez (vocal). Con el fin de favorecer el sentido popular que se quería dar a la fiesta, se invitó a los gremios, asociaciones, ateneos, y toda clase de agrupaciones particulares, además de los representantes de los principales periódicos citadinos para que aportaran ideas, patrocinaran y desarrollaran algunos números del programa. Véase Díaz y de Ovando, op. cit, p. 104.
8. Durante el siglo XVIII se empezaron a realizar las «jamaicas», fiestas populares reprobadas por algunas autoridades civiles y eclesiásticas pues, según afirmaban, estaban constituidas por «escandalosos y sacrílegos» bailes como: La llorona, El rubí, El pan de manteca o El Jarabe. Véase Juventino Rodríguez Ramos: Historia de México, Grupo Editorial Patria, 2018, p. 163.
9. Aurelio de los Reyes: Cine y Sociedad…, vol. II, p. 119. El jurado del concurso estuvo conformado por prestigiadas figuras del medio político-cultural: Manuel Gamio, Jorge Enciso, «artista muy conocido por sus notables trabajos como dibujante de asuntos nacionales y especialmente indígenas; Aurelio González Carrasco, literato de justa reputación y uno de los autores teatrales que más se han distinguido en el género de zarzuelas populares; Carlos M. Ortega, autor teatral también que ha [compuesto] obras de marcado sabor vernáculo; y Rafael Pérez Taylor, antiguo redactor de La Convención junto con Heriberto Frías, crítico de cine y reportero de los aspectos sórdidos de la vida metropolitana». Véase: «Fue nombrado el Jurado calificador para el concurso de la India Bonita», en El Universal, 12 de julio de 1921, p. 9.
10. Aurelio de los Reyes: Cine y Sociedad…, vol. II, p. 120.
11. «Cómo vio “Martín Galas”, con todo su optimismo, las Fiestas Centenarias, el lujo y el cinismo», en México: Independencia y soberanía, p. 186.
12. Sobre este punto, Gabriel Zaid comenta: «José Vasconcelos no llegó a secretario de educación por las armas, ni por tener un paquete de votos importante en un régimen parlamentario, ni por los libros, sino porque quiso el general Obregón». Gabriel Zaid y Daniel Cosío Villegas: Imprenta y vida pública, México, Fondo de Cultura Económica, 2014, 182 pp.
13. Para entender las prioridades que en ese momento movían el ánimo de Vasconcelos, es importante recordar que apenas el 5 de septiembre de 1921 el Congreso había aprobado la Ley de Creación de la Secretaría de Educación Pública.
14. José Vasconcelos: «Un Centenario forzado», en El Desastre, México, Fondo de Cultura Económica, 1982, p. 42. También en La creación de la Secretaría de Educación Pública, presentación de Alonso Lujambio, México, INEHRM, 2011, 88 pp.
15. Memoria de la Semana del Niño, México, Departamento de Salubridad Pública, 1921, 264 pp. Particularmente a Alberto J. Pani le interesaba de manera especial dicha temática, sobre la que en 1916 publicó el texto denominado La Higiene en México, edición en castellano de la Biblioteca de Acción Mundial, 1916.
16. El espíritu popular que caracterizó a las celebraciones de 1921 estuvo presente en buena parte de los festejos, como puede observarse en la excursión a Teotihuacán de los visitantes extranjeros y los más destacados representantes del gobierno mexicano. Para que esta visita no quedara como una simple prerrogativa de las élites, el jueves 15 de septiembre a las 8:00, 9:00 y 10:00 AM salieron de la Estación del Ferrocarril Mexicana «trenes de recreo» para transportar a todas las personas que quisieran visitar esa zona arqueológica. Véase Álbum gráfico del centenario: 27 de septiembre de 1821-27 de septiembre de 1921, ed. por Vicente Gallegos Liceaga, México, Talleres del Hogar, [1921], [s. p.]
17. De acuerdo con las «Bases» establecidas para la realización de dicho certamen se registraron 4 temas, aunque desafortunadamente, nuestra fuente de información no los precisa con claridad. El premio, la «Flor Natural» concedida al primer tema fue para el autor del poema intitulado «El alma de los jardines», Jaime Torres Bodet. Cabe destacar que estos no fueron los únicos Juegos Florales que formaron parte del Programa de celebraciones; poco antes, el 9 de septiembre en el Teatro Arbeau tuvo lugar la premiación del certamen del mismo nombre, solo que en esta ocasión fue organizado por el periódico El Universal.
18. «Informaciones de la Prensa», en Boletín de la Universidad Órgano del Departamento Universitario y de Bellas Artes, IV Época, t. III, núm. 7, diciembre de 1921, pp. 140-142.
19. Por lo escueto de la información registrada en el Álbum Gráfico, la nota sobre este evento se asemeja a la redacción de un telegrama, como si no quisiera abundarse en sus detalles: «8:30 p.m. –Juegos Florales en el Teatro Iris. Organizados por la Universidad Nacional. Asiste el C. Presidente de la República».
20. El Demócrata, 23 de septiembre, 1921. Citado por Clementina Díaz y de Ovando, p. 153. El poema de Torres Bodet, denominado «El alma de los jardines», evocaba los distintos «jardines» o etapas que suele cruzar el hombre a lo largo de su vida: la niñez, el internado, la correspondiente a los primeros idilios y la de la muerte.
21. José Vasconcelos: «Un Centenario forzado», en El Desastre, México, Fondo de Cultura Económica, 1982, pp. 39-43. La primera edición de este libro se llevó a cabo por Botas en 1938.
22. Boletín de la Universidad Órgano del Departamento Universitario, IV Época, t. III, n.º 7, diciembre de 1921, p. 59. Si bien en este impreso se mencionan las fechas arriba indicadas, en su página 76 se afirma que «el 20 de octubre clausuró sus sesiones la Primera Internacional de Estudiantes. Sus labores […] sin duda serán un estímulo para los compañeros que se reúnan en Buenos Aires, pues se distinguieron tanto por la animación de sus debates, que fue sostenida hasta el último momento, como por la gravedad de los temas resueltos, por la generosidad del lirismo que penetraba los espíritus nuevos en él congregados y por el verdadero acercamiento espiritual que se ha empezado a realizar en la juventud del mundo, ya consciente de la responsabilidad de su misión humana…».
23. Ciriaco Pacheco Calvo: «El Primer Congreso Internacional de Estudiantes celebrado en México en 1921», Revista de la Universidad, 14, México, UNAM, diciembre de 1931, p. 184.
24. Enrique Krauze: Daniel Cosío Villegas: Una biografía intelectual, México, Tusquets, 2001, pp. 39-42.
25. Gabriel Zaid y Daniel Cosío Villegas: Imprenta y vida pública, México, Fondo de Cultura Económica, 2014.
26. Enrique Krauze: Daniel Cosío Villegas…, p. 42. Si creemos en la palabras de Gabriel Zaid, aunque la figura central del Congreso fue Vasconcelos, el que realmente asumió el trabajo duro de la organización del evento fue Daniel Cosío Villegas, quien por entonces tenía veintitantos años de edad pero ya contaba con bastante experiencia en terrenos de política estudiantil.
27. Entre los delegados adherentes estaban: Ramón Beteta Quintana,