Sueños de ciencia. Jesús Navarro Faus
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Las ilustraciones juegan un papel importante en las novelas de Verne, quien daba instrucciones precisas a los dibujantes. El profesor Aronnax, personaje que hace de narrador de Veinte mil leguas de viaje submarino, está representado con la fisonomía del propio Verne. A menudo, los héroes vernianos son dibujados en idéntica actitud: brazos cruzados, mirada al infinito, actitud desafiante ante el mar.
Sin duda, la actividad portuaria de Nantes influenció a Jules Verne, que siempre fue un apasionado por el mar. Una sobrina suya, Marguerite Allotte, de la Fuÿe, publicó en 1928 una biografía utilizando diversos testimonios y escritos familiares. Debido a que la familia Verne no quería publicar sus archivos, esta biografía fue durante mucho tiempo de gran valor para los estudiosos vernianos, porque sólo en ella se podían encontrar fragmentos de cartas y otros escritos. Pero desde que los documentos de la familia fueron adquiridos por el Ayuntamiento de Nantes, se ha podido comprobar que Allotte censuraba y modificaba libremente, para dar una imagen de su tío más presentable desde su punto de vista. La sobrina llegó incluso a escribir una carta falsa, imitando la escritura del joven Verne, para no dejar dudas sobre su ortodoxia católica. Y también inventó algunas historias, reinterpretando la memoria familiar sobre la infancia y juventud de Jules. Algunos biógrafos han aceptado de forma poco crítica muchas de las afirmaciones de la sobrina, incluso las más noveladas. Por ejemplo, cuenta Allotte que, cuando Jules tenía once años, se enroló secretamente como grumete en un barco, con el precioso nombre de Coralie, que partía hacia India. El intento fue abortado en el último momento por el padre, que castigó severamente al frustrado grumete con una tunda de azotes ante toda la familia reunida, una semana de aislamiento a pan y agua, y la promesa de que «no viajaré más que en sueños». Pero según los estudios vernianos más recientes, esta historia tan adornada no es más que una leyenda que se puede desmentir fácilmente. De hecho, Verne nunca ha hablado ni ha hecho alusión a este incidente. Sus Recuerdos de infancia fueron escritos en 1890 para ser publicados, en principio, en los Estados Unidos, aunque finalmente aparecieron en Francia en los años 1990. Allí sólo habla de un día en que, yendo de paseo por el puerto con su familia, subió a escondidas a un barco «cuyo vigilante hacía guardia en una taberna de los alrededores», para curiosear y soñar que zarpaba. Parece pues que, con el paso del tiempo, los recuerdos familiares convirtieron este incidente en una fuga, consciente o inconscientemente, en un intento de mostrar cómo el presente ya estaba contenido en el pasado. Con semejantes buenas intenciones, cuando ya era un escritor famoso, algunos de sus condiscípulos recordaban, con gran cantidad de detalles, que en la escuela ya se pasaba el tiempo dibujando máquinas extrañas, cosa de la que Verne tampoco ha hecho nunca la menor mención.
Lo que sí es cierto es que los dos hermanos Jules y Paul eran unos apasionados del mar y querían convertirse en marinos. En su época los hijos podían a lo sumo proponer, pero eran los padres quienes decidían, o más exactamente, decidía la autoridad del padre. Los planes familiares habían establecido que el primogénito Jules sería abogado, para hacerse así cargo del bufete paterno. La vida en el mar fue el privilegio de Paul, que llegó a ser capitán de la marina mercante. Las hermanas, como era normal para ciertas clases sociales de la época, se casaron con los partidos decididos por los padres, cuyo factor decisivo era la posición económica del futuro marido.
La educación de Jules Verne empezó en la escuela privada de la señora Sambin, dedicada a enseñar las primeras letras a los hijos de la burguesía local. El marido de la señora Sambin era un capitán de la marina mercante que desapareció en alta mar poco tiempo después de casarse. Algunos biógrafos imaginan a la señora Sambin contando a sus pupilos su trágica espera, más de treinta años sin noticias ni del barco ni de los tripulantes. No podemos saber si era así, pero lo que sí sabemos es que en 1890 Verne escribió la novela Mrs. Branican, que trata de una mujer que recorre todos los mares en busca de su marido, capitán de altura, de quien no tiene noticias en muchos años. Todas las opiniones sensatas le dicen que se le ha de dar por muerto, pero Mrs. Branican está convencida de que su marido está aún vivo, y vivo lo encuentra al final de la novela. Es inevitable relacionar a Mrs. Branican con Mme. Sambin y ver en la novela un intento de dar un final feliz a la dura realidad que padeció su maestra.
A los nueve años, Jules Verne entró en el pensionado Saint-Stanislas, dependiente del obispado, y a los doce años entró en el seminario menor Saint-Donatien, también como pensionista. En aquella época, la educación estaba mayoritariamente en manos de la Iglesia, y los seminarios menores actuaban también como centros de educación secundaria, acogiendo por tanto a estudiantes que no tenían la intención de continuar unos estudios religiosos. Como veremos más adelante, el conflicto entre enseñanza religiosa y enseñanza laica fue un factor importante en la sociedad francesa de la segunda mitad del siglo XIX, y condicionó mucho los Viajes extraordinarios. A los quince años, dejó el seminario para entrar en el Collège Royal, que sería el equivalente actual de un instituto de secundaria. El hecho de que el piadoso Pierre Verne decidiera que sus hijos abandonaran una institución religiosa por una laica no ha dejado de ser señalado por los biógrafos. Parece que la razón más probable de este cambio fuera la mejor preparación que daba el Collège Royal de Nantes, en comparación con el seminario menor, para preparar el examen de bachiller. Seguramente en sus años de estudio trabajó intensamente el latín, y en particular a Virgilio, de cuya Eneida cita a menudo versos. En esos años hizo también estudios de música y piano, estudios que fueron lo suficientemente avanzados como para que unos años después, ya en París, considerara seriamente la posibilidad de dedicarse a la música.
A los padres de Verne les gustaba el teatro y la música, aficiones que transmitieron a sus hijos. Además, el padre tenía la costumbre de hacer versos con ocasión de bodas, fiestas y reuniones familiares, una costumbre y afición compartida por otros miembros de la familia. El joven Jules también hizo sus rimas desde que era jovencito: al principio eran versos dedicados a su madre y a su familia, pero después hizo también poemas de enamorado sin esperanza, como tantos adolescentes. Verne era ya un lector infatigable, y sus lecturas predilectas eran las novelas de Walter Scott y de Fenimore Cooper, y los robinsones, tanto el original de Daniel Defoe como sus emulaciones, sobre todo la de Johann Wyss. Pero su autor preferido fue Victor Hugo, de quien podía recitar de memoria páginas enteras. Tomándolo como modelo, escribió algunas piezas teatrales, entre ellas las tragedias en verso Alexandre VI y La conspiration des poudres, que leyó a su familia y que aún están inéditas. Más tarde, se convirtió en lector perpetuo de Charles Dickens, cuyas obras leyó más de diez veces a lo largo de su vida. Después de pasar el bachillerato, empezó los estudios de Derecho, tal como quería su padre, y tuvo que ir periódicamente a París para examinarse.
Cuando nació Jules Verne, reinaba Carlos X, el segundo rey de la monarquía borbónica restaurada después del imperio napoleónico. Fue destronado durante la revolución de julio de 1830, que coronó a Luis Felipe de Orleáns como rey de una monarquía constitucional, de alguna manera semejante a la de la reina Victoria de Inglaterra o a la del rey Leopoldo de Bélgica. Durante esta monarquía burguesa, la sociedad francesa inició su industrialización, así como sus conquistas coloniales en África del norte, África central, Extremo Oriente y las islas del Pacífico. En esos mismos años aparecen las doctrinas socialistas de pensadores como Fourier, Blanqui o Proudhon. El rey Luis Felipe fue destronado por la revolución de febrero de 1848, que instauró la segunda república, con la característica exótica de tener como presidente a un príncipe: Luis Napoleón, sobrino de Napoleón Bonaparte. En principio, Luis Napoleón fue elegido presidente por diez años, pero veremos luego que tenía una idea muy particular sobre su papel como gobernante.
PARÍS
A finales de junio de 1848, Verne se instaló en París para acabar sus estudios de Derecho. Cuando llegó, todavía quedaban trazas de los incidentes del pasado febrero, como contaba a sus padres por carta. Por mediación de un tío suyo, casado con una hermana del escritor Chateaubriand, empezó inmediatamente a frecuentar eso que se llaman salones literarios, donde experimentó «el placer nuevo, maravilloso, de estar en contacto inmediato con la literatura, de presentir el giro que tomará». También escribía a sus padres que en estos salones