La transición española. Eduardo Valencia Hernán
Читать онлайн книгу.largo de la primavera de 1975, se realizaron diversas reuniones entre la Asamblea y la JDE, llegándose finalmente al compromiso por ambas partes de la renuncia a crear Juntas Democráticas en Cataluña, reconociendo la JDE de facto a la Asamblea como representante de la lucha unitaria democrática. En el documento conjunto titulado: “Proyecto de acuerdo para la articulación de relaciones entre la Asamblea de Cataluña y la Junta Democrática de España”, se acordó establecer entre ellas una relación política permanente, articular su acción política de masas tomando conjuntamente las decisiones políticas que afectasen a los objetivos comunes y trabajar en común para extender esta unidad a todas las fuerzas de la oposición a nivel del Estado español.17 Al poco tiempo de este comunicado, se anunció en Cataluña la formación de la Plataforma de Convergencia Democrática (PCD) con narquistaión socialista, demócrata-cristiano y la socialdemócrata de Pallach.
El 1º de abril de 1975 se publicó el llamado “Manifiesto de la Reconciliación”18 como resultado de las tesis que avalaban la ruptura democrática con la legalidad vigente; documento por el cual estaba claro que el tránsito pacífico de la dictadura franquista a la democracia sería complejo y delicado, como algunas de sus frases hacen entrever:
“La democratización real del Estado autoritario –decía la JDE- sólo se consigue desde un poder político independiente que surja de la sociedad, y que asuma las funciones del Estado cuando tenga suficiente potencia para transformarlo en democrático (…) La evolución democrática del Estado por vía de reformas legales es, objetiva y subjetivamente, imposible (…) Para conservar y garantizar el carácter pacífico del proceso social hacia la democracia, que es lo que el pueblo español desea, es absolutamente imprescindible un acto de ruptura democrática de las leyes políticas de la dictadura, que abra simultáneamente a todas las clases y categorías sociales el proceso constituyente del Estado Democrático (…) La JDE, estimando que los poderes democráticos de la sociedad superan a los poderes reaccionarios, llama a todo el pueblo español, a todas las clases sociales, para que aceleren el momento y encuentren la forma de la ‘ruptura democrática’ del Régimen participando en las siguientes acciones de RECONCILIACIÓN NACIONAL”.19
Estaba claro que para conseguir estos objetivos había que apelar al patriotismo y honor de las Fuerzas Armadas,20 y por otro lado, invitar a través de la JDE a las formaciones políticas que no habían ingresado en ella que antepusieran a sus intereses de partido los superiores intereses de libertad del pueblo español, esperando por otra parte, que la jerarquía eclesiástica amplificara su justa posición conciliar en defensa de los derechos humanos con el ideal moral de superar la guerra civil. También se denunció la violencia de la extrema derecha decidida a provocar la reacción del Ejército y se llamó al pueblo español, especialmente a la juventud, para que aceptase este programa organizando juntas democráticas regionales, provinciales y municipales, apelando a la Asamblea, la Plataforma Unitaria Vasca y la Junta Democrática de Galicia a participar de esta convocatoria bajo el signo político de la restauración de los estatutos de autonomía dentro del Estado español, permaneciendo atenta a las indicaciones y convencida de que al pueblo español la libertad no le sería regalada, por lo que tendría que ser conquistada.21 Días después, la JDE presentó el 11 de abril de 1975 en París, Madrid, Barcelona, Valencia y otras capitales, el siguiente documento:
1.-Las juntas democráticas en sus respectivos ámbitos y bajo su total autonomía, convocarán y coordinarán todo tipo de acción política o social capaz de mover pacíficamente a las masas hacia objetivos concretos de interés para el conjunto de la población o para sectores determinados de la misma, que puedan ser compartidos por las clases sociales opuestas sin renunciar a sus respectivas motivaciones o acciones de clase.
2- La Asamblea, la plataforma unitaria Vasca y la Junta Democrática de Galicia, son invitadas a concurrir a esta convocatoria con las acciones democráticas peculiares de su identidad nacional, bajo el signo político de la restauración de los Estatutos de Autonomía, dentro del Estado Español.
3- Las juntas democráticas regionales son llamadas también a convocar acciones de identidad regional, bajo el signo político de la instauración democrática del poder regional dentro del Estado Español.
4- La Junta Democrática de España, en el momento que determinen las acciones parciales a que se refieren los puntos anteriores, convocará y coordinará en todo el territorio español una jornada de acción democrática, de abstención cívica de toda clase de actividad laboral y empresarial tanto en el sector privado como en el sector público bajo el signo político de la RECONCILIACIÓN NACIONAL.22
En junio de 1975, se publicó un comunicado conjunto entre las delegaciones de La Junta y la Asamblea criticando la grave situación en Euzkadi por el estado de excepción establecido, pidiendo la convocatoria de una jornada de solidaridad, afirmando a su vez el proceso de ruptura democrática con el régimen.
Por otro lado, la JDE, apoyada sobre todo por el PCE, abrió en junio de 1975 contactos con la Plataforma Democrática (PDE) integrada por: PSOE, UGT, Federación Socialista de Euskadi, Izquierda Democrática, Acción Vasca, demócrata-cristianos de Joaquín Ruiz Jiménez, Unión Social Demócrata Española (Dionisio Ridruejo y Antonio García López), Partido Gallego Social Demócrata, Reagrupament Socialista y Democràtic de Catalunya (Pallach), Partido Carlista, Solidaridad de Trabajadores Vascos, Confederación Nacional de trabajadores de Euskadi, PNV, ORT, MCE y Federación de Euskadi de la UGT.23
Esta plataforma, dirigida esencialmente por el PSOE, optó por el federalismo en contra de las tesis promulgadas por la JDE,24 manifestando sus intenciones políticas en una serie de puntos donde expresaba su programa político basado en que la dictadura no era reformable y que la libertad no se negociaba; en cierta forma similar al de la Junta Democrática. El documento también hablaba de la no exclusión y el compromiso por restablecer y consolidar la soberanía popular, y su encargo para organizar un régimen democrático y pluralista con estructura federal de Estado. La libertad de presos, de asociación y expresión fueron otros puntos tratados, así como el cambio de las estructuras socio-económicas y culturales para mejorar la condición de vida, el reconocimiento de las nacionalidades y regiones con personalidad étnica, histórica o cultural dentro del Estado español, y el reconocimiento del derecho de autodeterminación, completaban el documento.25 Fue entonces cuando desde la Plataforma se animó, sin éxito, a la formación de un organismo unitario de oposición al que pusieron por nombre Alianza Democrática del Estado español.
Finalmente, la Junta y la Plataforma llegaron a un entendimiento en ciertas cuestiones con aquiescencia de la Asamblea, como así lo demuestra el comunicado conjunto publicado en septiembre de 1975 en referencia al llamado Decreto-Ley del terrorismo, donde las dos organizaciones afirmaban el fin de toda ilusión aperturista, centrista o reformista, indicando una ruptura con el régimen y con su continuidad sucesoria. A su vez, afirmaban el deseo de lograr el establecimiento de un régimen democrático por métodos pacíficos, rechazando una forma de lucha política basada en el terrorismo individualista y el compromiso de realizar un esfuerzo unitario que hiciera posible la formación urgente de una amplia coalición. No obstante, todo esto sucedería en marzo de 1976, algo después de la muerte de Franco, con la constitución de Coordinación Democrática, la llamada: “Platajunta”.
Hubo ciertas reticencias en la formación de este organismo, como la de Alejandro Rojas Marcos, miembro de la Comisión Permanente de la Junta Democrática, que expuso en un documento editado días antes del acuerdo entre las dos organizaciones, las diferencias entre éstas:
“La Plataforma de Convergencia Democrática nació diciendo que quería la unidad pero, en realidad, lo que hacía era consolidar la desunión, intentando marginar a la Junta por superación (…) la cuestión radica en si, como pretende la Junta, serán miembros del máximo organismo unitario, también, representaciones de las nacionalidades y regiones, o solamente, como exige la Plataforma, organizaciones políticas y sindicales (…) Que se acepte, como quiere la Junta, en los organismos unitarios a todos los niveles, la presencia de las fuerzas sociales, asociaciones de vecinos, colegios profesionales, etc., o sólo, como quiere la Plataforma, partidos y sindicatos”.26
En otro orden, también cabe