Sombra roja. Rodrigo Castillo

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Sombra roja - Rodrigo Castillo


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       Acumulación

       Acumulación

       Entonces

       Discurso del pez

       SARA URIBE

       Jericó

       Outsider

       Tercer asalto

       Nocaut técnico

       MINERVA REYNOSA

       Acta de averiguación previa 1/872/2008

       PAULA ABRAMO

       Angelina

       En memoria de Anna Stefania Lauff, fosforera

       Batalha da Praça da Sé, 1934

       Hic incipit vita nova Presidio político Maria Zelia, 1935

       CLAUDINA DOMINGO

       Ofrenda

       Puentes

       Tránsito

       XITLALITL RODRÍGUEZ MENDOZA

       Apnea del sueño

       Jaws. La película

       A shark in Chamela

       A Shark in Chapala

       A Shark in Chacala

       A Skark in Chapultepec

       Curriculum Vitae

       El corrector de pruebas

       ¿Sueñan los tiburones?

       [Paul de Gelder…]

       USS Indianapolis I

       USS Indianapolis II

       KAREN VILLEDA

       [Tiempo m. «Sucede hace siglos y siglos»…]

       [TIEMPO SIN DEFINICIÓN…]

       [Femenino y Masculinidad…]

       [Espacio m. «Sé y está en siglos y siglos»…]

       [Las toallas hacen juego

       [(Ustedes mismos se hacen a ustedes mismos en Espacios)

       [En la ausencia de significado…]

       [Siete lenguas, catorce brazos violando a Mauricio…]

       [Escuchamos gruñir a El Mongol…]

       [El sol no deja de mirarnos fijamente…]

       [El Mongol está hecho un ovillo…]

       [Aliento de dientes de león…]

       [Mascamos la caña de azúcar como tabaco…]

       [El Almirante puntea la ruta a seguir…]

       Epílogo. El único lugar posible

       Semblanzas autorales

CRISTINA RIVERA GARZA

       V

       presente paralelo

      Esto es lo que ocurre: Matías ha dejado la puerta de la casa abierta y un pájaro de las Tierras Altas, un pájaro Común y Corriente, tan Común y tan Corriente como las palomas verdaderas de Tijuana, entra en la casa (del poema).

      Aletea.

      Aletea como imagino que aletea a veces

      la heterosexualidad. Con desesperanza. Con algo

      de prisa. Con ojos de jaula.

      Al paso de su vuelo caen fotografías y adornos. Edades. Susurros. Murallas.

      Y me detengo frente a todo eso y, con la misma inmovilidad de las esculturas súbitas, me pregunto, insistentemente, ¿«así que esto era el amor»?

      Y nadie, absolutamente nadie, ríe.

      


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