Informe de las Visitaciones Episcopal y Apostólica 1949-1953. P. Eduardo Aguirre C.
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A continuación, se hacen algunas indicaciones sobre temas y problemáticas presentes en los informes de las visitaciones.
•Todos los informes de la visitación episcopal eran conocidos por Tromp antes de la visitación apostólica. Se puede partir del hecho de que esos textos influyeron sobre la visitación apostólica.
•Hay que tomar en consideración dos posibilidades de interrelación entre ambas visitaciones: por un lado, mediante reiteración de interrogatorios y con la adición de nuevas preguntas, la visitación apostólica podría haber procurado confirmar y consolidar los resultados de la visitación episcopal. O bien, por otro lado, si el P. Tromp, a pesar de sus conocimientos previos, hubiera realizado sus investigaciones de manera totalmente independiente en lo que hace a contenidos y forma, entonces los resultados iguales o similares habrían sido tanto más sorprendentes.
•A fin de aclarar la cuestión pendiente de los contenidos, es necesario un análisis de las principales declaraciones y de los conocimientos de ambas visitaciones, así como un detallado análisis fraseológico.
•Al leer los textos llaman la atención campos temáticos continuos así como incoherencias de las cuales habrán de mencionarse algunas. Se lo hará en el marco de la provisionalidad de una edición de estudio. Queda pendiente una investigación detallada y contextualizada.
•Un tema permanente es la ratificación de la ortodoxia del Movimiento de Schoenstatt y de su fundador. En este sentido ya en la primera página del informe del Obispo auxiliar Stein se declara: “El ‘problema Schoenstatt’ no es tanto de índole dogmático-doctrinaria, cuanto más bien pedagógico- práctica. Su ideario teológico es ortodoxo y eclesial en cuanto a su contenido. También los principios que están en la base del sistema educativo de Schoenstatt son, en lo esencial, buenos, y por ende inobjetables. No obstante, en razón de los resultados de la visitación canónica hay que advertir sobre la existencia de ciertos peligros, deslices y desarrollos anómalos, que pueden derivar de la aplicación práctica de principios dogmáticos y pedagógico-pastorales en sí mismos intachables”. Esta observación se reitera, formulada de diferentes maneras, en todos los informes siguientes, incluyendo el de la visitación apostólica.
•Los puntos de debate decisivos se refieren pues a la aplicación de la teoría en la vida práctica. Las críticas apuntan a determinadas formas de la vida espiritual, a costumbres y rituales, a una “terminología inusual, irritante y conducente a error”, a elementos de la praxis penitencial y al acervo de oraciones y cantos del Movimiento. En el foco está una y otra vez el lugar que ocupa el fundador en su Obra, lugar que se pone de manifiesto especialmente en la comunidad de las Hermanas de María.
•Especialmente en los informes de la visitación apostólica se advierte con claridad que las fundamentaciones de los principios y su aplicación práctica por el P. Kentenich no sólo son de índole teológica, sino también psicológica. Según el parecer del Visitador, debe revisarse el efecto psicológico de la organización de la dirección, de las costumbres y de los rituales. En el transcurso de las confrontaciones se juzga de manera cada vez más negativa esa visión del P. Kentenich, tachándosela también de “infectada” por la psicología profunda y el psicoanálisis freudiano. El P. Tromp rechaza enérgicamente dicha visión.
•Notorias son las incoherencias de contenido a la hora de evaluar a las personas. Por ejemplo, los Visitadores acentúan una y otra vez que el P. Kentenich lleva una vida moral y eclesialmente intachable, y que sus logros en el campo de la pastoral y la organización son relevantes y admirables. Por otro lado, los juicios del P. Tromp sobre el P. Kentenich son aniquiladores. Varias veces califica de peligrosos determinados procesos en el Movimiento y especialmente entre las Hermanas, pero no ve ese peligro en el P. Kentenich. Inversamente, el P. Tromp, en la presentación que hace de la Hna. Anna, primera Superiora General de las Hermanas de María, sentencia que ella llevaría una doble vida y no sería apta para dirigir la comunidad. Pero, por otra parte, ella es para él una importante fuente de información y asesoramiento.
•En la sucesión de los informes, y especialmente en el caso del P. Tromp, la valoración de la figura del P. Kentenich va adquiriendo un tono cada vez más crítico. Mientras los primeros informes se esfuerzan por una valoración moderada de los hechos, en el cuarto informe su juicio sobre el P. Kentenich llega al punto de afirmar que, luego del confinamiento en el campo de concentración de Dachau, el P. Kentenich ya no habría sido más una persona normal. Se trata de “extremistas” a quienes dentro del Movimiento defienden al P. Kentenich. Se hace necesario un análisis detallado de los textos, por ejemplo, el empleo y desarrollo de determinados conceptos.
•Ambos Visitadores elogian el elevado número de Hermanas de María y su espiritualidad. No obstante, sólo un número muy escaso de Hermanas concita la real atención de los Visitadores. El Obispo auxiliar Stein acentúa expresamente que las declaraciones de unas pocas Hermanas lo habilitan para extraer conclusiones sobre toda la comunidad de las Hermanas. Se debe investigar a fondo el dinamismo de estas vinculaciones y su influencia sobre el transcurso de las visitaciones.
•Desde el punto de vista actual resultan llamativas las declaraciones sobre la “esencia de la mujer”. Se habla con naturalidad sobre la presunta incapacidad de las mujeres para dirigir una comunidad femenina sin auxilio masculino. Además se habla varias veces de una emocionalidad que dificultaría una evaluación cognitiva y adecuada de las situaciones.
•El papel predominante que el P. Tromp adjudica a la Hna. Anna en la evaluación de los hechos se pone de manifiesto en todos sus informes. Para él, ella parece funcionar a modo de testigo principal de la acusación. De ahí que, en camino hacia Schoenstatt, el primer acto de su actividad de Visitador haya sido entrevistar a la Hna. Anna en Suiza. El predominio de esta Hermana en la evaluación de la situación se torna cada vez más claro, también cuando el P. Tromp, a la hora de introducir cambios en las constituciones de las Hermanas, busca personalmente el consejo de la Hna. Anna en Suiza. Es necesario seguir investigando por qué el Visitador se orientaba de esa manera por las declaraciones de la Hna. Anna.
•En todo el texto queda clara la doctrina de que el ministerio de la Iglesia, representado por los Visitadores, es el que siempre define la evaluación correcta de las situaciones y por eso hay que acatarlo absolutamente. Que el P. Kentenich esgrimiese el concepto de carisma, que recién con el Concilio Vaticano II adquiriría relevancia, evidentemente aviva las tensiones. El “sentire cum Ecclesia” exigido por el P. Tromp es entendido como obediencia absoluta al ministerio de la Iglesia. Se traza así una clara imagen de dicho ministerio y, en este caso, el del Visitador como órgano ejecutivo, de modo que las decisiones de este último tienen que ser consideradas como “voluntad de Dios”. Ante la autoridad eclesiástica no debe haber secreto alguno. Frente a esta visión de las cosas, el P. Kentenich invoca su misión recibida de Dios, y señala que debe actuar en consonancia con ella.
•Otro campo de investigación debe ser el entrelazamiento del Movimiento de Schoenstatt con la comunidad palotina, sobre el cual se habla permanentemente, en particular durante la visitación apostólica. El camino hasta la separación dispuesta por Roma en 1964, es un camino arduo, y ha de recorrerse paso a paso sobre la base del material disponible. De todas maneras hay que tener en cuenta que algunos documentos de archivo que permitirían una visión más amplia, por un tiempo previsible no serán aún accesibles al público. También en este punto los resultados de las investigaciones habrán de ser provisorios.
•La cuestión del poder y desempeño del poder se plantea inevitablemente en muchos pasajes del texto. Parece haber un conflicto entre diversos intereses y motivaciones: de parte del P. Kentenich, de algunas personas y comunidades particulares del Movimiento de Schoenstatt, especialmente de las Hermanas de María y de los sacerdotes de Schoenstatt, de los palotinos, del episcopado alemán, de los Visitadores. Así pues se plantean espontáneamente preguntas como: ¿Quién se impone en esta lucha? ¿Quién se arroga tener los mejores y más convincentes argumentos para resolver cada problema? ¿Quién tiene el derecho de prohibir o mandar algo? Investigar estas cuestiones con detalle y con la ayuda de documentos será una labor ardua que insumirá mucho tiempo, no por último en razón del material que recién ahora se ha hecho accesible.