Meditaсion quantica. Guía de meditación. Alla Zelcer
Читать онлайн книгу.estuviste en un lago o en la orilla del mar. Recuerda cómo los barcos que pasaban perturbaban las olas ya existentes en la superficie del agua. En cada momento, la ola generada por el barco se suma a las olas existentes, creando una nueva ola que es la suma de las dos anteriores.
La onda cuántica de un átomo puede descomponerse en sub-ondas que no interfieren entre sí. Cada sub-onda representa una forma en la que el átomo puede “vibrar”, por así decirlo. – Arnold Mindell
Nuestro cuerpo es un campo de energía, información y conciencia que se encuentra en un estado de intercambio dinámico constante con el entorno. Desde el punto de vista de la física cuántica, nuestro cuerpo físico, influenciado por la mente, es capaz de dar un salto cuántico – por ejemplo, de una edad biológica a otra, de una realidad a otra.
¿Alguna vez has oído hablar del concepto de “realidad cuántica”?
La realidad cuántica es aquella que existe más allá de nuestros sentidos físicos, fuera del alcance de lo que vemos, tocamos o escuchamos. Es un campo energético invisible que constituye la base de toda la creación. Gracias a ella, por ejemplo, se mantiene la estructura molecular de la silla en la que estás sentado, se definen las trayectorias de los ciclones y hasta el momento en que ocurre un terremoto. Es una red invisible, dinámica y viva que sostiene el universo en su funcionamiento más profundo.
Pero lo verdaderamente sorprendente – y que pocas personas comprenden – es que nuestros pensamientos están íntimamente conectados con esta realidad cuántica. La física cuántica, desde hace décadas, ha demostrado que la conciencia influye en la materia. El observador modifica el resultado. Y eso significa que la energía responde a la intención, a la atención, a la frecuencia interior.
En otras palabras: Tu mente no es solo un reflejo del mundo. Es una herramienta de creación. Cada pensamiento, emoción o intención que emites es como una onda que se propaga en el campo cuántico, reorganizando posibilidades y atrayendo realidades.
Comprender esto – y más aún, practicarlo – convierte a una persona en cocreadora consciente de su vida. Porque quien comprende que la conciencia dirige la energía, comprende también que el poder no está fuera, sino dentro.
Buda decía que cuando una persona muere, todos los deseos, recuerdos y karmas acumulados a lo largo de su vida “saltan” como ondas de energía hacia una nueva vida. Es un salto. En física, existe una definición precisa para esto: “salto cuántico”, es decir, “un salto de energía pura, sin materia alguna”. Buda hablaba el lenguaje de la física moderna. Einstein lo siguió veinticinco siglos después, y ambos hablaban el mismo idioma.
La científica Elizabeth Blackburn, ganadora del Premio Nobel, sostiene que la meditación crea un entorno bioquímico saludable en el organismo y contribuye a prolongar la vida de las células, lo que puede llevar al rejuvenecimiento general del cuerpo y a una vida más larga.
La meditación cuántica es una práctica que une los descubrimientos de la física cuántica con la sabiduría profunda de la esotería. Se basa en la comprensión de que no somos solo cuerpo y mente, sino también un campo de energía e información que puede interactuar con la energía del Universo.
Desde el punto de vista de la física cuántica
Todo en el universo está compuesto por vibraciones, ondas y partículas, y nuestra conciencia puede influir en el comportamiento de esas partículas.
El principio de que el observador afecta lo observado es clave en la mecánica cuántica: aquello en lo que enfocamos nuestra atención empieza a tomar forma en la realidad.
Estamos conectados a un campo unificado de información, y mediante la atención y la intención, podemos influir sobre él.
Desde el punto de vista esotérico
El ser humano es un ser energético, conectado con fuentes superiores (el Espíritu, el Yo Superior, el Universo).
Nuestros pensamientos, emociones e imágenes mentales generan ondas energéticas que forman los acontecimientos de nuestra vida.
A través de la meditación entramos en un estado de unidad, donde podemos reprogramar patrones, liberar bloqueos y transformar nuestra realidad.
¿Qué hace especial a la meditación cuántica?
No busca solo calmar la mente, sino usar activamente la atención, la visualización y la intención para crear una onda cuántica.
Esta onda envía un “mensaje” al campo energético-informativo y activa un proceso de atracción de experiencias, estados y cambios deseados.
En la práctica, la persona siente la energía, trabaja con imágenes mentales, y se alinea con la vibración de su resultado deseado, todo de forma consciente.
La meditación cuántica es una herramienta poderosa para la transformación interior, mediante la cual nos convertimos en los creadores conscientes de nuestra realidad, usando el poder de la atención, la energía y la conexión con el campo universal.
¿Sabes qué es la física cuántica? ¿Y una onda cuántica?
Оnda cuántica
Para entender cómo una onda cuántica – o cualquier otra onda – está compuesta por muchas otras ondas (y muchos mundos), recuerda cuando estuviste en un lago o en la orilla del mar. Recuerda cómo los barcos que pasaban perturbaban las olas ya existentes en la superficie del agua. En cada momento, la ola generada por el barco se suma a las olas existentes, creando una nueva ola que es la suma de las dos anteriores.
La onda cuántica de un átomo puede descomponerse en sub-ondas que no interfieren entre sí. Cada sub-onda representa una forma en la que el átomo puede “vibrar”, por así decirlo. – Arnold Mindell
Nuestro cuerpo es un campo de energía, información y conciencia que se encuentra en un estado de intercambio dinámico constante con el entorno. Desde el punto de vista de la física cuántica, nuestro cuerpo físico, influenciado por la mente, es capaz de dar un salto cuántico – por ejemplo, de una edad biológica a otra, de una realidad a otra.
¿Alguna vez has oído hablar del concepto de “realidad cuántica”?
La realidad cuántica es aquella que existe más allá de nuestros sentidos físicos, fuera del alcance de lo que vemos, tocamos o escuchamos. Es un campo energético invisible que constituye la base de toda la creación. Gracias a ella, por ejemplo, se mantiene la estructura molecular de la silla en la que estás sentado, se definen las trayectorias de los ciclones y hasta el momento en que ocurre un terremoto. Es una red invisible, dinámica y viva que sostiene el universo en su funcionamiento más profundo.
Pero lo verdaderamente sorprendente – y que pocas personas comprenden – es que nuestros pensamientos están íntimamente conectados con esta realidad cuántica. La física cuántica, desde hace décadas, ha demostrado que la conciencia influye en la materia. El observador modifica el resultado. Y eso significa que la energía responde a la intención, a la atención, a la frecuencia interior.
En otras palabras: Tu mente no es solo un reflejo del mundo. Es una herramienta de creación. Cada pensamiento, emoción o intención que emites es como una onda que se propaga en el campo cuántico, reorganizando posibilidades y atrayendo realidades.
Comprender esto – y más aún, practicarlo – convierte a una persona en cocreadora consciente de su vida. Porque quien comprende que la conciencia dirige la energía, comprende también que el poder no está fuera, sino dentro.
Buda decía que cuando una persona