Hoy algo me ha caído, continúo la conversación.

      «¿Recuerdas cómo establecimos el récord ocho veces por noche?»

      – Lo recuerdo.

      «Déjame besarte».

      «Tus axilas apestan».

      – No es cierto, me duché y me refresqué con desodorante.

      «Así es como apesta tu desodorante».

      Me inclino sobre mi esposa, la beso en los labios.

      «Me estás lastimando».

      – ¿Que?

      – Me das un cofre.

      «Lo siento, pero ¿cómo?»

      Valya no responde. Bajaré abajo, besaré sus pechos. Valentina tiene un pequeño cofre. Me gustaba una vez. Me beso en turnos. Debajo de mis labios se endurecen.

      Cuando nos encontramos, el estómago de Valya era absolutamente plano. Ahora agregó un poco en volumen. El abdomen agregó, pero el cofre no. Beso el vientre, voy abajo. Lo sé, a Valentine le gusta.

      Previamente, Valya también besó mi abdomen inferior. Lo hicimos a su vez, ella me dijo, luego se lo dije. Pero después de la boda de alguna manera poco a poco mamada realizada Wali llegó a la nada. Mamada – no, rima. Y cunnilingus en mi actuación se mantuvo. Así que ahora me estoy aferrando a su entrepierna y acariciando los genitales femeninos con mi lengua. Excita a Valentine, a mí también. Mi pene está listo, él está ansioso por luchar. Y dejo ir las riendas. Una y otra vez, el falo entra a la vagina. Más, más, más, más. Pronto, y el orgasmo. Durante mucho tiempo, antes, retrasé deliberadamente su ofensiva. Pensé que la posibilidad de probar el orgasmo de Valey depende de la duración de la relación sexual. Y cuando sentí que pronto terminaría, cambié mentalmente a algo extraño, no sexual. Así que podría retrasar el orgasmo casi en cualquier momento. Pero no ayudó a Vale a experimentarlo. Un día ella me dijo que estaba hablando sobre este tema con su madre. Y ella dijo que nunca había tenido un orgasmo. Herencia?

      No tenía intención de estirar el acto y lo terminé. Casi de inmediato, Valya se acostó de lado y se alejó de mí. De acuerdo, buenas noches.