Inteligencia Emocional En La Escuela. Juan Moisés De La Serna

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Inteligencia Emocional En La Escuela - Juan Moisés De La Serna


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de Ámsterdam, la Universidad Libre de Ámsterdam y la Universidad de Tilburg (Holanda), cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Psychological Science, se realizó un análisis bibliográfico de veintitrés estudios anteriores sobre ésta cuestión.

      Los resultados de este estudio contradicen las actuales teorías dominantes sobre la inteligencia, indicando que la genética tiene un mayor valor debido a un homogéneo efecto de la cultura donde se vive, el cual va a potenciar determinados desarrollos que van a mantenerse en el tiempo en un determinado lugar.

      Es decir, la genética parece jugar un mayor papel del que le corresponde, porque las personas se suelen desarrollar en un ambiente que no varía con el tiempo.

      Volviendo a la Inteligencia Emocional, y basado en lo anterior, se puede afirmar que se nace con una mayor o menor habilidad o capacidad, aunque se puede aprender y mejorar con experiencia social, independientemente del nivel de partida. Así personas con una gran Inteligencia Emocional son capaces de comprender y entender a los demás casi sin necesidad de palabras, lo que también se ha denominado como una mayor empatía. En el otro extremo, estarían aquellas personas con una nula o escasa Inteligencia Emocional, alejados de la capacidad de escuchar sus propias emociones y de interpretar correctamente la de los demás.

      La aplicación práctica más conocida del ámbito de la Inteligencia Emocional ha sido a través de las técnicas del coaching. Orientado inicialmente a ayudar a las personas a encontrar sus valores y motivaciones para alcanzar sus objetivos, actualmente se aplica en muy diversos ámbitos del mundo laboral, ya sea en el empresarial, deportivo, escolar o incluso en el de la salud.

      <<El coaching favorece el cambio y para mantener la salud y mejorarla se necesita un cambio de actitud y de comportamiento de los pacientes y de las personas. La salud nos afecta a todos directa o indirectamente (enfermedades familiares...) en algún momento u otro de nuestra vida.

      Según la definición de la O.M.S. (Organización Mundial de la Salud), la salud no es la ausencia de enfermedad, sino un estado de bienestar físico, psíquico y mental. Si tenemos en cuenta este concepto amplio, quizá tengamos alguna área en nuestra vida que queramos mejorar. Es bueno reflexionar sobre ello, aunque pensemos que estamos sanos.

      Como el coaching usa preguntas, aprovecho para plantear algunas al lector que tienen que ver con aspectos psico-sociales: ¿Tengo amigos?, ¿Tengo tiempo para relacionarme con ellos?, ¿Dedico un rato a la semana al ocio?, ¿y a cuidarme?

      Mejorar estas áreas es invertir en salud, además de seguir un determinado tratamiento, en el caso de que tengamos una enfermedad.

      Dra. Jaci Molins Roca, Directora del posgrado universitario de coaching personal y organizacional de la Universidad Rovir i Vigili.>>

      La inteligencia emocional requiere de los procesos cognitivos básicos y superiores a través de los cuales se recoge e interpreta el mundo externo e interno, así como se modula la expresión de las emociones que se comunican. De ahí la importancia de detallar cada uno de ellos, para conocer en qué medida afectan y cómo estos se van mejorando con la práctica y el desarrollo de la inteligencia emocional.

      Para que se produzca el normal desarrollo y desempeño de la inteligencia emocional, es preciso que se sustente sobre los procesos cognitivos, los cuales inicialmente permiten tratar la información sensorial, tanto externa, como interna, percibirla y analizarla, para dar una respuesta adecuada. Este proceso se complica, cuando se incorporan otros procesos, como la memoria, la atención, la emoción o el aprendizaje. Han sido varios los modelos teóricos, que tratan de dar cuenta del funcionamiento de procesamiento:

      - automático vs. controlado, que da cuenta del análisis intencional o no de la información, siendo los procesos automáticos, los relacionados con la supervivencia del individuo y que requieren de una respuesta rápida, como retirar la mano de una superficie caliente, antes de ser “conscientes” de ello.

      La vía de procesamiento emocional sería un ejemplo de procesamiento automático, donde no existe una toma de conciencia, hasta “después” de haber analizado a groso modo los estímulos y determinado si estos son o no peligrosos. Igualmente, en las respuestas reflejas, tampoco participan las áreas frontales, responsables de la capacidad de planificación y decisión y por tanto sede del “ejecutivo central”.

      - serial vs. paralelo, que indicaría si se está procesando una única dimensión de la información o varias al mismo tiempo, sabiendo que el procesamiento serial, requiere de mayores recursos atencionales.

      El procesamiento emocional también sería un ejemplo de procesamiento en paralelo de la información sensorial, la cual se distribuye en paralelo por esta vía y la vía consciente que es más lenta y detallista en su análisis.

      - abajo-arriba vs. arriba-abajo, en función de que el procesamiento se haga guiado por la información sensorial (guiado por los datos) o esta provenga de las expectativas e interpretaciones previas (guiado conceptualmente).

      Un ejemplo de procesamiento guiado por los datos de abajo arriba, estaría en la lectura, donde los caracteres que componen una palabra, son identificados independientemente de que se presenten en un papel, una Tablet, con un “tipo de letra” u otro.

      La “traducción” de esos caracteres en un papel, que van a conformar letras, que a su vez formarán palabras, frases, mensajes y al final ideas que transmitir, será un ejemplo de procesamiento de arriba-abajo, ya que se requiere de un procesamiento superior para dar “sentido” a dichos estímulos.

      - global vs. local, que indica sobre el tipo de procesamiento más o menos focalizado en las partes o el conjunto.

      A pesar de que se hayan presentado, estos tipos de procesamiento de forma dicotómica, suelen funcionar de forma simultánea, enriqueciendo así el manejo de la información.

      La sensación, es considerada como el paso previo y necesario para muchos procesos cognitivos, a través de los receptores sensoriales distribuidos por el cuerpo los cuales se pueden dividir en:

      Exteroreceptores que se corresponden a los sentidos.

      Propioreceptores, que informan sobre la musculatura y el equilibrio.

      Interoreceptores, que dan cuenta de forma difusa sobre glándulas y vísceras.

      Dermareceptores, que permiten las sensaciones de frío, calor, presión, contacto y dolor.

      La sensación es el primer paso y fundamental para cualquier proceso cognitivo, sin el cual no se desarrollarían los demás, incluida la inteligencia emocional.

      Según su función se pueden dividir en:

      Fotoreceptores, localizados en los ojos.

      Mecanoreceptores, localizados en el oído y en la piel.

      Termoreceptores, en la piel.

      Quimioreceptores, en la nariz y la lengua.

      La información, es recogida por las neuronas del sistema nervioso periférico, que la remiten al sistema nervioso central, a través de la médula espinal, la cual, si pasa el filtro atencional, es integrada, procesada y se convierte en información consciente.

      Una carencia de los sentidos, se puede observar en algunas discapacidades, donde parcial o totalmente, pierden la información sensitiva, la cual suelen compensar con el mayor desarrollo de otros sentidos.

      A pesar de que se tratan de procesos automáticos, y no están mediados por el nivel de desarrollo de la inteligencia, se ha constatado cómo determinadas personas con superdotación, se muestran más sensibles que el resto, aspecto que se ha denominado hiperestesia, lo que se explicaría, por una mejora en la interconexión de la red neuronal, así como del proceso de mielinización, que permite una transmisión de información más rápida y eficaz, haciendo al sistema más sensible a los cambios ambientales o internos.

      Sin atención no existen muchos procesos cognitivos y ni siquiera inteligencia emocional, ya que se trata de un proceso previo, para el cual, se precisa de cierta “voluntad” o al menos intención, por estar en “el aquí y


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