Tess. Andrew Manzini
Читать онлайн книгу.a cualquiera dentro de su radio. Estar tendido en el suelo no ayudarÃa.
Carmen empezó a entrar en pánico. Al ver a su mejor amiga encerrada en una situación mortal, se sintió obligada a caminar y unirse a ella a su lado. Tess no podÃa creer su gesto.
- "Carmen, ¿qué demonios estás haciendo? Vuelve".
- "Es un poco tarde para eso, Tess. No os dejaré a ti y a Alice en esta situación. Sigue hablando con la chica".
Tess sabÃa que Carmen era tan terca como ellos y tan vulnerable como ella. Dio otro paso hacia la chica aterrorizada.
- "Ven a mÃ, chica. Por favor, suelta la cosa que tienes en la mano. Eres demasiado joven para morir. Esos hombres ya no pueden hacerte daño. Te llevaremos a casa con tu familia", tradujo Alice.
La chica empezó a temblar. Los soldados nigerianos todavÃa tenÃan sus rifles apuntando hacia ella.
- "General, por favor, dÃgale a sus hombres que suelten sus armas. Están molestando a la chica. Estoy manejando esto."
El General hizo señas a sus hombres para que bajaran sus rifles.
- "Mira, no hay necesidad de tener miedo." Tess suavemente dio otro paso. Estaba casi tan cerca como para tocar a la chica.
Carmen sintió que las náuseas se acumulaban y luchó por controlar su estómago, sin pensarlo, después de haberse puesto a sà misma y al bebé en su vientre en riesgo. Puso sus manos sobre su vientre e intentó controlar sus lágrimas. Tess la miró y entendió lo que estaba pasando.
Tess sonrió abiertamente y cubrió el último camino hacia la niña, que parecÃa que estaba saliendo de un trance. Tess no estaba segura si era una buena señal y se movió rápido para sacar el gatillo de su mano. La chica se desplomó en sus brazos.
Las tropas apresuraron la escena e intentaron arrancar a la chica del abrazo de Tess.
- "¡Déjala en paz!", gritó, pero no sirvió de nada. Los soldados agarraron a la niña y se la entregaron a los expertos en demoliciones, quienes le quitaron el cinturón de seguridad atado a su cuerpo y se la llevaron.
Tess se dio la vuelta y vio a Carmen vomitando en el suelo. Ella y Claudine la metieron en un jeep.
- "Ve con ella, Claudine. Me reuniré contigo en breve."
Caminó hacia el grupo de soldados que detuvieron a la chica suicida y vio a Alice ministrando a la chica, consolando al miserable ser humano.
- "Conseguà la historia de ella, Tess. Boko Haram la capturó hace unos meses y pasó por un infierno. Luego la drogaron y la ataron con un cinturón de suicidio. Dijo que esta es la nueva táctica de Boko Haram. Su objetivo es dar rienda suelta a más mujeres de esta manera porque es menos probable que se fijen en ellas. Esto era monstruoso incluso para sus estándares."
Se acercó el general Okafor.
- "Eso es cierto. Estamos recibiendo varios informes de atentados suicidas con bombas perpetrados por mujeres en varias ciudades y aldeas. Estas chicas son victimizadas dos veces. Son capturadas, abusadas y luego obligadas a matarse a sà mismas y a otras personas inocentes".
Antes de regresar a la base, Alice llevó a Tess a un campamento en Yola, en el noreste de Nigeria, donde se alojaba a muchas de las niñas secuestradas rescatadas. Desafortunadamente, no todo estaba bien, ya que muchas de ellas fueron sometidas a la prueba del estigma de la "novia liberada".
Hablaron con una joven Zara y su tÃo. TenÃa diecisiete años cuando Boko Haram la secuestró a ella y a muchas otras niñas. Como miles de otras niñas -libres o aún cautivas- estaba profundamente traumatizada. Alice le pidió que compartiera su terrible experiencia un año después de su regreso de la captura, y el dolor que todavÃa sufre hasta el dÃa de hoy.
- "Boko Haram nos dio una opción: casarnos con uno de sus luchadores, o ser un esclavo. Decidà casarme", dijo Zara. Al final, hubo poca diferencia, aparte del niño que pronto iba a dar a luz. La vida en cautiverio era terrible y peligrosa porque los aviones de la fuerza aérea bombardeaban regularmente el vasto Bosque Sambisa donde los militantes tenÃan sus campamentos. Después de unos meses, fue rescatada por soldados nigerianos y devuelta a sus familiares.
- "Las mujeres de nuestra familia pronto se dieron cuenta de que estaba embarazada de tres meses", dijo su tÃo Mohamed, quien le contó a Alice más de su historia. "Somos una familia religiosamente mixta, algunos cristianos y otros musulmanes. Antes de ser secuestrada, Zara era cristiana, pero Boko Haram la casó con uno de los suyos y la convirtió en musulmana".
La familia estaba dividida en cuanto a qué hacer, y consideraron seriamente que ella tendrÃa un aborto. Al final, decidieron no hacerlo, y Zara dio a luz a un niño. Entonces empezaron los problemas, porque Zara se convirtió en una marginada en su comunidad.
- "La gente de mi pueblo me llama esposa de Boko Haram. No me quieren cerca de ellos. No les caigo bien", dijo Zara mientras una lágrima se deslizaba lentamente por su mejilla. Ahora tenÃa que sentarse dentro del pequeño recinto amurallado alrededor de su casa, temerosa de salir debido a los crueles insultos de los chicos del vecindario - mensajes de odio que aprendieron de sus padres.
- "A los aldeanos no les gustaba mi hijo. Cuando se enfermó nadie me ayudó a cuidarlo", dijo. El fin de semana pasado, mientras Zara dormÃa al aire libre con el niño debido al calor, una serpiente entró en su recinto y mató al niño. Sólo tenÃa nueve meses.
- "Algunos de sus parientes se alegraron de que muriera, llamando al incidente la voluntad de Dios", continuó Zara. "Se alegraron de que la sangre de Boko Haram se hubiera ido de la familia, de que Dios hubiera respondido a sus oraciones,"
Su tÃo continuó. "A veces, habla de ir a la escuela para ser doctora y ayudar a la gente, pero cuando la insultan, se enoja y se siente tentada a volver al bosque. Siempre habla de su marido en Boko Haram. Dijo que el hombre era amable con ella, y que querÃa que ella volviera con él". Ese tipo de charla era sólo un signo de desesperación porque la vida de Zara se habÃa vuelto tan dura que a veces querÃa hacer una misión suicida.
- "Lo hará si tiene la oportunidad", añadió.
Alice no estuvo de acuerdo. "Pero hay tanta confusión en su cara y en sus respuestas; no es una asesina, es sólo una niña."
Zara miró a Alicia con lágrimas en los ojos tristes. Hizo un comentario final.
- "A menudo, tengo un fuerte deseo de desaparecer en el bosque, pero espero que con el tiempo olvidaré lo que Boko Haram y mis propios aldeanos me hicieron, pero aún no." Triste, enojada y confundida, se siente abandonada por su familia y estigmatizada por su comunidad.
Al salir, Alice expresó sus preocupaciones.
"La comunidad es responsable de seguir abusando de las niñas que no crearon esta situación. Si continúan estigmatizando a las personas traumatizadas, podrÃan crear algo mucho, mucho más problemático en el futuro que Boko Haram. Por causas ajenas a su voluntad, las vÃctimas no son acogidas por la sociedad y nadie quiere ayudarlas. Estoy haciendo todo lo posible para que el gobierno ayude a las vÃctimas a reintegrarse y mostrarles preocupación y comprensión".
Tess se fue, moviendo la cabeza. Abordó el vehÃculo de Alice y regresó a la base. La última vez que estuvieron en Nigeria, después de una operación, el equipo se retiró al bar del hotel, y esta vez no fue diferente, salvo que Tess ordenó un whisky doble con hielo. Tomó otra ronda hasta que se calmó los nervios. Carmen habÃa dejado de beber debido al bebé, pero esta vez hizo una excepción. Hasta Alice se tomó una copa de vino. El dinámico trÃo habÃa llegado a un acuerdo sobre lo cerca que estuvieron de la muerte.
- "No sé qué les pasa a ustedes,