Causa para Matar . Блейк Пирс
Читать онлайн книгу.vive Winston?", preguntó.
"En Plaza Winthrop. Es muy cerca de aquí. Pero Cindy nunca llegó. Winston vino el domingo temprano a la mañana buscándola. Asumió que se había olvidado de sus planes juntos y que se había quedado dormida. Entonces fuimos juntos a su casa. Ella tampoco estaba allí. Fue entonces que llamé a la policía."
"¿Es posible que haya ido a algún otro sitio?"
"De ninguna manera", dijo Rachel. "Eso no es algo que haría Cindy, para nada."
"Entonces cuando ella se fue de aquí, estás segura que iba camino a la casa de Winston."
"Completamente."
"¿Hubo algo que haya podido haber cambiado esos planes? ¿Algo que le haya sucedido más temprano en la noche, o incluso al final?"
Rachel sacudió la cabeza.
"No, bueno", se dio cuenta, "hubo algo. Estoy segura que no es nada, pero hay un chico que ha estado enamorado de Cindy durante años. Su nombre es George Fine. Es apuesto, se ve rudo, un solitario, pero un poco raro, ¿entiende a que me refiero? Hace ejercicio y sale a trotar por el campus muy seguido. Tuve una clase con él una vez el año pasado. Una de nuestras bromas era que él ha estado en clase con Cindy casi cada semestre desde el primer año. Ha estado obsesionado con ella. Estuvo aquí el sábado, y lo más loco es que Cindy estuvo bailando con él, y hasta se besaron. Para nada algo habitual para Cindy. Es decir, está saliendo con Winston, no es que tengan la relación perfecta, pero ella estaba muy borracha, y descontrolada. Bailaron, se besaron, y luego ella se fue."
"¿George la siguió hasta afuera?"
"No lo sé", dijo. "Sinceramente. No recuerdo haberlo visto luego de que Cindy se fuera, pero eso pudo haber sido porque yo estaba completamente borracha."
"¿Recuerdas a qué hora se fue ella?"
"Sí", dijo, "a las dos cuarenta y cinco exactamente. El sábado era nuestra fiesta del Día de los Inocentes, y se suponía que íbamos a hacer una broma genial, pero todos nos estábamos divirtiendo tanto que nos olvidamos hasta que Cindy se fue."
Rachel agachó la cabeza. Un vacío llenó el aire por un momento.
"Bueno, mira", dijo Avery, "esto ha sido de mucha ayuda. Gracias. Aquí tienes mi tarjeta. Si recuerdas algo más, o alguna de tus hermanas de la sororidad quiere agregar algo, me encantaría saberlo. Esta es una investigación en curso, así que incluso el más pequeño de los detalles podría darnos una pista."
Rachel la miró con lágrimas en los ojos. Y mientras las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas, su voz permanecía calma y constante.
"Está muerta", dijo, "¿no es así?"
"Rachel, no puedo."
Rachel asintió, y luego se cubrió el rostro con las manos y se derrumbó por completo. Avery se inclinó sobre ella y la abrazó fuerte.
CAPÍTULO SEIS
Afuera, Avery volteó hacia el sol y soltó un gran suspiro.
La Calle Church era transitada, y había numerosas cámaras en las vidrieras. Incluso en medio de la noche, no podía creer que había sido allí donde había ocurrido el secuestro.
¿Adónde fuiste?, se preguntó.
Una consulta rápida en su celular reveló la ruta más rápida hasta la plaza Winthrop. Caminó por la calle Church y giró a la izquierda en Brattle. La calle Brattle era más ancha que Church, con igual cantidad de tiendas. Del otro lado de la calle, reconoció el Teatro Brattle. Había un pequeño callejón a un lado del edificio, apuntalado por una pequeña tienda de café. Los árboles escondían la zona entre las sombras. Curiosa, Avery cruzó la calle y entró en la delgada franja entre los edificios.
Salió de nuevo hacia Brattle y revisó cada vidriera en un radio de una cuadra a ambos lados de la calle Church. Había al menos dos tiendas con cámaras afuera.
Entró a una pequeña tienda de cigarrillos.
La campana de la puerta repicó.
"¿Puedo ayudarle?" dijo un viejo hippie blanco de cabello con rastas.
"Sí", dijo Avery, "noté que tiene una cámara en el frente. ¿Qué alcance tiene esa cosa?"
"Toda la cuadra", dijo, "ambas direcciones. Tuve que instalarla hace dos años. Malditos estudiantes universitarios. Todo el mundo cree que los chicos de Harvard son tan especiales, pero son un montón de imbéciles como todos los demás. Durante años han estado rompiendo mis ventanas. Algún tipo de broma universitaria, ¿correcto? No para mí. ¿Sabe cuánto cuestan esas ventanas?"
"Lamento oír eso. Escuche, no tengo una orden", dijo mientras mostraba su placa, "pero parece que alguno de esos chicos idiotas causó un disturbio aquí frente a su calle. No hay cámaras allí. ¿Podría echar un vistazo? Sé a qué hora fue. No debería tomar mucho tiempo."
Frunció el ceño y murmuró algo para sí.
"No lo sé", dijo, "tengo que cuidar la tienda. Soy el único aquí."
"Haré que valga la pena." Sonrió. "¿Qué le parecen cincuenta dólares?"
Sin decir más, bajó la cabeza, salió de detrás del mostrador, y giró el cartel de la puerta de "abierto" a "cerrado".
"¿Cincuenta dólares?" dijo. "¡Pase!"
La parte trasera de la tienda estaba desordenada y oscura. Escondido entre cajas y provisiones, el hombre destapó un pequeño televisor. Sobre el televisor, en un estante más alto, se hallaba una serie de equipos electrónicos conectados al televisor.
"No lo uso muy a menudo," dijo, "sólo cuando hay problemas. Las cintas se borras cada semana en la noche del lunes. ¿Cuándo fue su pequeño incidente?"
"El sábado a la noche", dijo.
"Muy bien, entonces está de suerte."
Encendió el televisor.
La imagen en blanco y negro era de justo afuera de la tienda. Avery podía ver claramente la entrada a la tienda, así como el lado opuesto de la calle y la calle Brattle. El área específica que ella quería investigar estaba a unos cincuenta metros. La imagen era más granulosa, y era casi imposible distinguir las formas frente al callejón.
Un pequeño ratón se usaba para revisar hacia atrás.
"¿A qué hora dijo?", preguntó él.
"Dos cuarenta y cinco," dijo, "pero necesitaría ver otras horas también. ¿Le molesta si me siento y lo busco yo misma? Usted puede volver a la tienda."
La saludó una ceja sospechosa.
"¿Va a robarse algo?"
"Soy policía", dijo ella. "Eso va en contra de mi lema."
"Entonces usted no es como los policías que yo conozco," rio.
Avery sacó una pequeña silla negra. Le limpió el polvo y tomó asiento. Luego de una pequeña revisión del equipo ya era capaz de ir hacia adelante y atrás fácilmente.
A las dos cuarenta y cinco, unas personas caminaron cuesta arriba y cuesta abajo por la Calle Brattle.
A las dos y cincuenta, la calle parecía vacía.
A las dos cincuenta y dos, alguien, una chica por el cabello y vestido, apareció en la escena desde el lado de la calle Church. Cruzó la calle Brattle y giró hacia la izquierda. Luego de pasar por delante de la tienda de café, una imagen oscura de debajo de los árboles se fusionó con la suya, y ambas desaparecieron. Durante un momento, Avery sólo podía ver el movimiento indescifrable de varios tonos de negro. A medida que la escena continuaba, la forma de los árboles volvió a su forma original. La chica nunca volvió a aparecer.
"Mierda," susurró Avery.
Desenganchó un