Expedición de Catalanes y Aragoneses al Oriente. Francisco de Moncada

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Expedición de Catalanes y Aragoneses al Oriente - Francisco de  Moncada


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y ayudados con algun refresco por órden del Emperador. Antes de salir llegaron cartas suyas en que mandaba á Roger que apresurase la navegacion. Partió alegre la gente con el refresco, y en pocos dias la armada arribó á Constantinopla, por el mes de Enero indicion segunda, segun Pachimerio, con universal regocijo de la ciudad viendo las armas que les habian de amparar, y defender. Andronico, y Miguel Emperadores, y toda la nobleza Griega, con mucho amor y muestras de sumo agradecimiento les recibieron, y honraron. Mandó luego Andronico desembarcar toda la gente, y que alojase dentro de la Ciudad en el barrio que llamaban de Blanquernas, y el siguiente dia se repartieron cuatro pagas como estaba concertado.

       Índice

      Roger Se casa. Pelean Catalanes y Genoveses dentro de Constantinopla.

      Parecióle al Emperador Andronico que convenia á su seguridad y crédito, dar á entender que los ofrecimientos hechos á los nuestros se habian de cumplir con mucha puntualidad, y para que esto se mostrase luego con las obras, dió principio por lo que parecia mas difícil, que fué el casamiento de Roger con su sobrina María, con que todos quedaron satisfechos, juzgando por ciertas las demás mercedes como inferiores y más fáciles de cumplir. Hiciéronse las bodas con la solemnidad de personas Reales; porque el valor de Roger pudo igualar la nobleza de la mujer. Era María hija de Azan Príncipe de los Búlgaros, y de Trene hermana de Andronico, de quince años de edad, hermosa y por extremo entendida. Entre el mayor placer y gusto por la boda, sucedió un alboroto y pendencia entre Catalanes y Genoveses, que casi fué batalla muy sangrienta, nacida como muchas veces acontece de pequeña causa, y aunque Pachimerio dice, que fué sobre la cobranza de los veinte mil ducados que prestaron á Roger en Sicilia, y que por sosegarlos ofreció el Emperador de pagarlos, pero la más cierta ocasion de la pendencia fué, que un Almugavar discurriendo por la ciudad dió ocasion á dos Genoveses, viéndole solo, que se burlasen con mucha risa de su traje, y figura; pero el ánimo militar del Almugavar mal sufrido en los donaires y motes cortesanos, mas osado de manos que de lengua, les acometió con la espada, y travó la pendencia. Acudieron de una y otra parte valedores y amigos, estando ya los ánimos prevenidos y alterados como sospechosos, y con esto las fuerzas de entre ambas naciones se encontraron para su total ruina y perdicion. Los Genoveses sacaron su bandera ó guion, y acometieron los cuarteles de los Almugavares repartidos en el barrio de Blanquernas. Nuestra caballería reconociendo el peligro de sus Almugavares, dividida en tropas, cerró con la gente Genovesa mal ordenada. Con esto se dió lugar á que los Almugavares saliesen de sus alojamientos, y se juntasen para tomar satisfacion de quien tan injustamente los maltrataba. Peleose de una y otra parte con obstinacion, hasta que los Genoveses, muerto su Capitan Roseo del Final, se fueron retirando con notable pérdida y daño.

      Andronico de las ventanas de su Palacio atento y con gusto miraba la pendencia cuando los Genoveses levemente fueron mal tratados, y algunos muertos, y con palabras mostró su ánimo mal afecto contra ellos; pero cuando vió que los Almugavares con su acostumbrado rigor iban degollando cuanto se les ponia delante, temió que todos los Genoveses de Constantinopla no muriesen aquel dia; cosa peligrosa para su conservacion, porque dependia de ellos la paz de su Imperio. Tiénese por cierto que Andronico quisiera sacudirse el yugo de Genoveses si pudiera con seguridad, pero era difícil por tener ellos el poder dividido para que se pudiera oprimir á un tiempo, y si consintiera que los de Constantinopla perecieran, fuera irritar las otras fuerzas que quedaban enteras; y así con ruegos y promesas pidió á los Capitanes que recogiesen y retirasen los suyos, y George Pachimerio refiere, que mandó Andronico á Estéban Marzala gran Drungario y Almirante, que fuese á quietar el tumulto, y apaciguar las partes, y que fúe muerto y despedazado. Finalmente la presencia y autoridad de Roger, y de los otros Capitanes pudo tanto, que obedecieron todos, y con mucho peligro les retiraron, porque habian sacado sus banderas con ánimo de acometer á Pera, y saquearla, juntando á su venganza su codicia.

      Era esta poblacion de Genoveses, dividida por un estrecho cerco del mar de la Ciudad de Constantinopla, llamado de los antiguos Cuerno de Bisancio, y hoy de los Turcos y Griegos Galata. Retirados y sosegados los nuestros, les mandó el Emperador en agradecimiento de su puntual obediencia librar una paga. Quedaron muertos de los Genoveses en la Ciudad cerca de tres mil, y aunque lo peor llevaron ellos entónces, fué causa de mayores daños en lo venidero para los nuestros, porque con esto quedó irritada una nacion émula y poderosa, que importaba su amistad para conservar nuestras armas en aquel Imperio; porque en estos tiempos era grande y temido su poder en todo el Oriente, arbitros de la paz y la guerra. Tenian ilustres Colonias y Presidios en Grecia, en Ponto, en Palestina, armadas poderosas, poseian muchas riquezas adquiridas con su industria y valor, y absolutamente eran dueños del trato universal de Europa, con que mantenian fuerzas iguales á las de los mayores Reyes, y Repúblicas. Con esto llegaron á ser casi dueños del Imperio Griego. En este tiempo cuando los Catalanes llegaron á Constantinopla, y reconociendo las fuerzas que traian, les pareció á los Genoveses peligrosa la vecindad de sus armas; y así siempre se mantuvo entre estas dos naciones aborrecimiento y enemistad implacable que duró muchas edades, hasta que el valor de entre ambos se fué perdiendo, juntamente con el Imperio del mar, y cesó la emulacion por cuya causa muchas veces con varia fortuna se combatió.

       Índice

      Pasa la armada á la Natolia, y hecha la gente en el cabo de Artacio.

      Con el peligro de la pendencia entre Catalanes y Genoveses, advirtió Andronico los que pudieran suceder, por tener dentro de la Ciudad diferentes y varias naciones armadas, y ofendidas, que con ménos ocasion que la vez pasada vinieran sin duda á rompimiento. Llamó á nuestros Capitanes, y les explicó brevemente el fusto que tendría de ver sus armas en el Asia, amparando su miserables y Cristianos pueblos, oprimidos de los Turcos, y quitada la ocasion de nuevas pendencia y desórdenes. Roger con sus Capitanes ofreció que embarcaría su gente luego. Pero para que su partida fuese con más gusto, y el ejército quedase satisfecho, y seguro de tener en la armada ciertos los socorros y retiradas, le suplicaron nombrase por General de ella algun Caballero, ó Capitan que fuese de su nacion, para que dependiesen de ellos, temiendo que Andronico diese este cargo á Griegos ó Genoveses; y fuera cosa peligrosa para su seguridad tener el socorro en poder de gente extraña, con quien siempre hay emulacion y competencias; ocasion de graves pendencias y daños, y más en los socorros de mar, tan sujetos á las mudanzas del tiempo, que puede la ruindad y malicia de un General retardar el socorro, y hallar razon que disculpe y apruebe lo mal hecho, atribuyendo al tiempo y á peligros imaginados su tardanza. Andronico cumplidamente satisfizo á la demanda, dando el cargo de General de la armada con título de Almirante á Fernando de Aones Caballero de conocida sangre, y gallardo por su persona, y juntamente quiso que se casase con una parienta suya, para que el nuevo parentesco diese más autoridad á su cargo. El título de Almirante en aquel Imperio no era tan supremo como lo fué entre nosotros, por que estaba sujeto al Megaduque, y de él recibia las órdenes. Mando el Emperador, que un insigne Capitan de Romeos que se llamaba Marulli, hombre de sangre y estado, fuese siguiendo las banderas de Roger con su gente, y Gregorio con la mayor parte de los Alanos hiciese lo mismo. Embarcose el ejército en los navíos y galeras de su armada, y atravesando el mar de Propontide, dicho hoy de Marmora, tomaron tierra en el cabo de Artacio, poco mas de cien millas lejos de Constantinopla, lugar acomodado para la desembarcacion de la caballería. A este cabo llama Montaner Artaqui, y los antiguos Artacio, no lejos de las ruinas de la famosa ciudad de Cizico.

      Llegó Roger con la armada, y supo que los Turcos aquel mismo dia habian querido ganar una muralla, ó defensa de media milla de largo, puesta en la parte que el cabo se continua con la tierra firme, y que dejaron el combate, mas por la fortaleza del sitio, que por el valor de los que la defendían. Estiéndese este cabo, desde esta defensa, ó muralla algunas leguas dentro del mar, y en él hay muchas poblaciones, y abundantes valles, fértiles colinas. Era en los tiempos antiguos Isla, pero después se vino á cerrar con las arenas.

      Con el aviso cierto que Roger tuvo,


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