La era neoliberal. José Luis Ávila
Читать онлайн книгу.Inicialmente, se propuso gestionar la crisis derivada del excesivo endeudamiento externo y las políticas económicas de los gobiernos de Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo, tildados de "populistas". El ascenso en 1982 de Miguel de la Madrid a la Presidencia de la República marca el inicio del experimento neoliberal; dicha administración se distinguió inicialmente por cumplir con el compromiso de la deuda externa y gestionar la crisis conforme a los programas de estabilización acordados con el FMI, y desde de 1987 por impulsar transformaciones estructurales para implantar una economía abierta de Estado mínimo, sustentada en la exportación de manufacturas. El neoliberalismo alcanza su momento culminante entre 1989 -1992 con las reformas estructurales del gobierno de Carlos Salinas. La crisis de 1995 cuestionó la viabilidad del modelo neoliberal, pero un crédito por 50 000 millones de dólares por parte de Estados Unidos y la comunidad financiera internacional salvó la situación; si bien el crecimiento económico posterior disipó las dudas respecto de la permanencia del modelo de economía abierta y Estado mínimo, también puso en evidencia el rasgo socialmente excluyente del modelo económico.
Este es un ensayo de síntesis histórica sobre la evolución de la economía nacional en los últimos 20 años, razón por la que considera sólo aquellos procesos que permiten comprenderla y ha debido sacrificarse la consideración de algunos aspectos relevantes, como la depredación de los recursos naturales y el medio ambiente. Asimismo, por razones de espacio únicamente refiere los inteligentes y apasionados debates nacionales que al calor de la reforma neoliberal se produjeron sobre las causas del atraso económico de México y de la persistente desigualdad social y regional, o con relación al papel del Estado y el mercado, el proteccionismo y el comercio libre en el proceso de desarrollo económico, entre otros, sobre los cuales se presentan algunas sugerencias bibliográficas para el lector interesado. En descargo, también debe considerarse que esta colección de Historia Económica de México dedica seis de sus 13 volúmenes al análisis en profundidad tanto de la evolución de algunos sectores productivos (agricultura, minería e industria) como de temas de gran relevancia para el desarrollo económico nacional (dinámica de la población, desarrollo regional, comunicaciones y transportes y el progreso científico y tecnológico).
Una primera versión de este ensayo fue terminada en 1996 y analizaba la marcha de la economía nacional desde la llama da "crisis de la deuda externa" de 1981-1982 hasta el final de la administración del presidente Carlos Salinas de Gortari, esto es 1994. El texto que el lector tiene abarca hasta el año 2000 y los capítulos originales que se ocupan del periodo previo fueron ampliados para incorporar tanto la nueva evidencia empírica aportada por los actores económicos en memorias, artículos y entrevistas, así como los resultados de investigaciones académicas recientes. Con el ánimo de aligerar el texto y en la medida de lo posible, prescindí del lenguaje técnico de la ciencia económica, y para no saturarlo, inserté en notas a pie de página la mayor parte de las citas y referencias bibliográficas. En el anexo estadístico el lector encontrará información esta dística general para el periodo de análisis.
En el primer capítulo se reseña brevemente la irrupción de la llamada "crisis de la deuda externa" de 1982, y en el segundo se analiza el desempeño económico de México en el periodo 1982-1987; en ambos se destacan las aspectos monetario-financieros de la crisis pero también la evolución de la mal llamada "economía real". En el tercer capítulo se concentra la atención en el impacto social de la crisis de los años ochenta y los primeros esfuerzos de restructuración productiva. En el cuarto capítulo se examinan las reformas estructurales aplica das por el presidente Carlos Salinas, la marcha de la economía nacional en 1989 -1994 y sus resultados sociales; en el capítulo cinco se analiza la crisis de 1995; y en el seis la evolución eco nómica y social en 1996 -2000. Por último, a título de conclusiones en el capítulo siete se señalan limitaciones del modelo de economía abierta de Estado mínimo impuesto por el grupo neoliberal, y se llama la atención sobre la necesidad de reflexionar alrededor de las reformas que son necesarias para arraigar en el país una estrategia de desarrollo que reactive el mercado interno y reduzca la desigualdad social.
Agradezco al doctor Enrique Semo su amable invitación para colaborar en esta colección de Historia Económica de México, así como sus agudas críticas y sugerencias a las versiones previas de este ensayo. Deseo reconocer el valioso apoyo que me proporcionaron en diversas etapas de la investigación Miguel Ángel Pérez Martínez, Moisés Córdova Carmona y Patricia Ascencio Aguirre. En los seminarios que para conocer avances organizó Enrique Semo, me beneficié de los comentarios de los colegas autores de los libros que integran esta colección. Una mención especial merecen Teresa Aguirre, Sergio de la Peña, Francisco Pamplona y Lucía Sala, con quienes intercambié puntos de vista sobre el contenido de este ensayo; con Sergio discutí detalladamente un primer borrador del texto, y los comentarios y sugerencias de Teresa, Lucía y Francisco me fue ron particularmente útiles para esta versión final. Agradezco las atinadas sugerencias de tres lectores anónimos. Confío en que las personas mencionadas sabrán reconocerse en los aciertos que el lector considere, y no está de más deslindarlas de los errores e insuficiencias.
José Luis Ávila
Introducción
LA TARDE DEL 17 DE AGOSTO DE 1982, ostensiblemente preocupados, los funcionarios del gobierno de México debieron comunicar a la nación y a la comunidad financiera internacional que el país carecía de fondos para cumplir con sus compromisos financieros internacionales. La noticia que dejó perpleja a la sociedad mexicana se refería al descenso del precio internacional del petróleo y al endeudamiento excesivo de 1981, así como al hecho de que los bancos internacionales, nuestros acreedores, estaban aumentando las tasas de interés y restringiendo el crédito. Una era terminaba y comenzaba otra que sería recordada por los profundos cambios que sufrió la economía mexicana y sus terribles efectos que tuvieron en el nivel de vida de la mayoría de las personas.
El futuro del país se ensombrecía. El gobierno de José López Portillo había cifrado el desarrollo nacional en las divisas generadas por la exportación de petróleo y el crédito externo, contratado a corto plazo y tasas de interés de mercado. A la extrema vulnerabilidad financiera de la economía mexicana, se sumaba que errores oficiales en el diagnóstico de la crisis habían originado vacilaciones y contradicciones en la política económica durante 1981, así como la decisión de empresarios y banqueros de resguardar parte de sus fortunas dinerarias en las arcas de los bancos estadunidenses.
Ahora podemos decir que la crisis que irrumpió al comienzo de la década de los ochenta superó los efectos de la sucedida en 1927-1933, cuando también debió restructurarse la economía nacional en medio de una situación internacional adversa, proteccionista y sujeta a las guerras comerciales internacionales que suscitaron las pugnas entre las principales potencias económicas (De la Peña y Aguirre, 2006). En contraste con las reformas impulsadas por el general Lázaro Cárdenas, que dejaron su impronta en la memoria colectiva, en los ochenta, las políticas económicas aplicadas pusieron fin a una era de crecimiento económico sostenido, inflación moderada y sistemática disminución de la pobreza, y abrieron otra de estancamiento económico, inflación y empobrecimiento.
Durante esa "década perdida para el desarrollo", la discusión nacional sobre los orígenes de la crisis y las políticas económicas necesarias para superarla fueron profundamente influidas por acontecimientos económicos y políticos mundiales. Tras la crisis del orden mundial de posguerra — manifiesta desde los años sesenta— los países industrializados iniciaron una renovación tecnológica que reordenó al sistema mundial e impuso una competencia ya no por países sino por zonas o regiones. La empresa privada trasnacional evolucionó hacia la "fábrica mundial", se impuso la libertad en los mercados de bienes y capitales y se transformó la división internacional del trabajo, reduciéndose entonces sensiblemente la autonomía económica de las naciones. Asimismo, la crisis fiscal del "Estado de bienestar" en casi todas las sociedades industrializadas, así como la ineficiencia de las empresas públicas, obligaron a las elites gobernantes a reducir el gasto social, privatizar empresas públicas y reducir las regulaciones de la economía de mercado. Para imponer una relación salarial flexible, acorde a los cambios tecnológicos, se revisó la legislación o sigilosamente se hizo realidad en los