Diez razones para amar a España. José María Marco
Читать онлайн книгу.Oriente a Occidente
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Compromiso. El Ejército nacional
El futuro. La economía española
—¡Español sois, sin duda!
—Y soylo, y soylo, lo he sido y lo seré mientras que viva, y aun después de ser muerto ochenta siglos.
Cervantes, La gran sultana
Apetecía este mancebo en ella lo que no tenía, porque Silvia era rubia y blanca, y él no del todo moreno y barbinegro, pero de suerte que parecía español desde el principio de una calle.
Lope de Vega, La desdicha por la honra,
de las Novelas a Marcia Leonarda
Señor general: Yo no sigo un partido. Sigo la santa y justa causa que sostiene mi patria, que unánimemente adoptamos los que recibimos de su mano el augusto cargo de defenderla (…). Lidiamos por los preciosos derechos de nuestro rey, nuestra religión, nuestra Constitución y nuestra independencia.
Jovellanos, Carta al general Sebastiani,
Sevilla, 14 de abril de 1809
Palabras previas
Quiero a España porque es mi país. Es lo primero que se me ocurrió cuando mi amigo Ricardo Artola me propuso escribir un libro que expusiera diez motivos para amar a España. Diez motivos, más uno para no quererla tanto.
Con eso, en realidad, basta. Hay otros muchos, sin duda. España es una gran democracia, una democracia liberal que garantiza los derechos de los españoles y de los que viven aquí casi como si lo fueran. Además, España es un país de una extraordinaria belleza, con una historia infinitamente atractiva y una cultura fuera de serie. Sin ella no se entiende la historia de la humanidad. De hecho, fue el primer país en hacer posible una economía y una cultura globales, extendidas por tres continentes —cuatro, si tenemos en cuenta la España africana—.
Querría igual a España si fuera un país pequeño, discreto, al margen de las grandes corrientes del mundo. Así me lo enseñaron mis padres y así es como debe ser. El amor no necesita el ruido ni el prestigio. Y tampoco se rige por argumentos razonables.
Entre seres humanos, el amor lo enciende el deseo de posesión de una belleza que a veces solo el amante comprende. Eso sí, para él esa belleza ilumina y da sentido al mundo entero. Eso es lo que el amante tiene que comunicar a la persona de la que se ha enamorado. Lo hará a su manera, que siempre es poética, aunque no alcance las alturas estéticas a las que han llegado los poetas del amor. Lope de Vega, el mayor de todos ellos, escribió en lengua castellana.
En la relación con el país propio, el asunto es un poco distinto. No estamos hablando de una realidad ajena a nosotros mismos. Nuestro país nos ha modelado, y de una forma muy profunda. Le debemos mucho, como comprobamos cuando pensamos en todo lo que nuestro país, es decir, los demás, nos han dado. Le debemos también la manera misma en la que somos: una forma de estar en el mundo, de relacionarnos con los demás y de vernos a nosotros mismos, un horizonte de inclinaciones, también de gustos, que nos definen sin remedio. Cada uno los cumple a su manera, aunque nadie los cumple todos. Incluso puede no cumplirlos a conciencia, o rebelarse contra ellos: España no es un concepto metafísico, ni es ajena a la historia y a lo que los españoles quieran hacer con ella. Tal es la presencia de España, sin embargo, que el cambio, en vez de acabar con ella, contribuirá a crear nuevas formas de ser español.
En contra de lo que solemos pensar hoy en día, el amor necesita de argumentos. Y no porque lo requiera su objeto, sino porque esa es la materia misma del amor, aquello sobre lo que trabaja la imaginación enamorada. España, en este punto, no lo pone difícil: es un país inteligible, comprensible, con una historia y una propuesta de vida al alcance de quien quiera entenderlas. Exponer diez motivos para amar España es bucear en lo que me hace español y en lo que ser español significa, a la espera de que otros se sientan movidos a emprender ese mismo camino por su cuenta.
El amor,