Los transportes, siglos XVI al XX. Luis Jáuregui
Читать онлайн книгу.y contemporáneas, tenían acceso a productos originados en otras regiones gracias al comercio y al tributo, siendo ambos sistemas de una complejidad tal que garantizaba el flujo regular de bienes.14 Por supuesto, el abasto de estos productos obedecía a las condiciones de transporte, de forma que los de menor peso y mayor valor (conchas, plumas, joyas y algunas pieles) provenían de regiones más apartadas que los de menor valor y densidad. Sin embargo, el abasto no siempre dependía exclusivamente de las condiciones de transporte; más importante aún era la satisfacción a toda costa de las necesidades básicas de la población. Por ejemplo, se ha descubierto que en el Soconusco, dada la incapacidad de las tierras para la agricultura, las producciones económicas predominantes fueron la manufactura de piezas de cerámica y la pesca; esto obligaba a los habitantes de esa región al intercambio y, por lo tanto, al transporte.15
Pero a pesar de las necesidades, es probable que sin el contacto con el Viejo Mundo las civilizaciones mesoamericanas pronto se hubieran visto económicamente estranguladas por las limitaciones naturales de sus medios de transporte terrestre. Quizás esto no ocupara la mente de los hombres y mujeres de la época, dadas sus propias formas de percibir el progreso económico. Desde el punto de vista actual, empero, en 1521 la civilización prehispánica se hallaba cercana a sus límites de crecimiento.
LAS CANOAS
Dado que desde hace varios milenios el territorio que ahora ocupa la república mexicana carece de cuerpos de agua capaces de soportar embarcaciones de siquiera mediana envergadura, el desarrollo de los medios acuáticos de transporte en el México prehispánico obedeció a dos factores. Por una parte, al hecho de que la capital mexica se hallaba sobre un lago, y por la otra a las necesidades de diversos grupos sociales prehispánicos de intercambiar sus productos mediante el uso de las costas mesoamericanas.
Las dimensiones de la ciudad de Tenochtitlan avalan la presencia de modos de transporte que facilitaban el abasto para una población de grandes proporciones. Sin embargo, ante las limitaciones tecnológicas, ambos elementos (abasto y dimensiones urbanas) requirieron de medidas organizativas, como lo fueron la profesionalización de los porteadores, la ya mencionada vinculación de las cabeceras y las mejoras en los caminos. Pero aunque estas medidas significaron una área de abastecimiento importante para la capital mexica, no necesariamente implicaron la expansión de dicha área. De hecho, quizá aún más importante que el mejoramiento organizativo de los tamemes haya sido la posibilidad de transportar enormes cantidades de productos mediante el uso de las canoas hacia el interior de la ciudad.
Las canoas prehispánicas, o al menos las que se utilizaban en el altiplano, muestran una tecnología propia del cuerpo de agua sobre las que se deslizaban. Así, la acal o acalli estaba hecha de un solo trozo de madera, "sin la más ligera falla ni el más insignificante nudo", ahuecado por medio de fuego e instrumentos de piedra que se utilizaban para labrarlo. Los árboles de dónde provenía debían ser resistentes y al mismo tiempo ligeros y fáciles de flotar. Las canoas eran de diversos tamaños: pequeñas para el correo, grandes para el transporte de bienes y personas (tantas, que en ellas se trasladaban hasta 25), materiales alimenticios, de construcción, textiles, etcétera. En fin, todo aquello que no producía la pequeña isla ovalada situada en medio del lago de Texcoco.16
La situación de los lagos del valle de México era diferente de la de las costas. Aunque es probable que, no obstante lo poco profundo de los lagos que rodeaban Tenochtitlan, se hayan utilizado remos para impulsar las canoas, en el mar no se tiene la seguridad de que siquiera se hubiesen utilizado velas. Las pinturas de la época no las describen, y Bernal Díaz del Castillo señala que Moctezuma se admiró al ver que los bergantines de Cortés llevaban velas y usaban remos.17 De cualquier forma el transporte de mercancías en el mar era a través de distancias relativamente cortas en comparación con las culturas marítimas. Por lo tanto, dado que la navegación prehispánica estaba circunscrita a los ríos, lagos y en ocasiones las costas, las embarcaciones eran sencillas.
En conclusión, el transporte de la época prehispánica obedecía a las limitaciones tecnológicas del área mesoamericana y supo adecuarse a las condiciones geográficas. Ello no implicaba, empero, que de haber existido bestias de carga la región no hubiera mostrado un mayor desarrollo económico, como quedó demostrado después de la llegada de los europeos y sus nuevos modos de transporte.
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1 José Luis Rojas, México-Tenochtitlan. Economía y sociedad en el siglo XVI, 2a. ed., FCE, México, 1988, pp. 235-236. [regresar]
2 Tameme: denominación castellana del vocablo tlameme, palabra náhuatl que significa "transportar algo". Francisco Javier Clavijero, Historia antigua de México, prólogo de Mariano Cuevas, 8a. ed., Porrúa, México, 1987 [colección Sepan Cuantos, núm. 29], pp. 238-239. [regresar]
3 Ross Hassig, Comercio, tributo y transportes. La economía política del valle de México en el siglo XVI, Alianza Editorial Mexicana, México, 1993, pp. 36-38. [regresar]
4 Francisco Javier Clavijero, op. cit., p. 238; Ross Hassig, op. cit., pp. 40-41 y 41n. [regresar]
5 Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Alianza Editorial Mexicana, México, 1991, p. 149. [regresar]
6 No queda clara la referencia sobre el pago que se hacía a los tamemes; sin embargo, Clavijero señala que "debían emplearse toda su vida". Hassig por su parte, no duda que "a los tamemes se les pagaba por su trabajo". Francisco Javier Clavijero, op. cit., p. 238; Ross Hassig, op. cit.,p. 44. [regresar]
7 Ross Hassig op. cit., p. 45. [regresar]
8 Ibíd., p. 128. [regresar]
9 Francisco Javier Clavijero, op. cit., p. 238. [regresar]
10 Ross Hassig, op. cit., p. 49. [regresar]
11 Ross Hassig op. cit., pp. 61-62. [regresar]
12 Ibíd., pp. 53-55. [regresar]
13 Ibíd., p. 35. [regresar]
14 Ibíd., p. 97; Janine Gaseo y Barbara Voorhies, "El máximo tributo: el papel del Soconusco como tributario de los aztecas", en Barbara Voorhies (coord.), La economía del antiguo Socunusco, Chiapas, UNAM, México, 1991, pp. 61-62. [regresar]
15 Barbara Voorhies, "¿Hacia