Sobre la teoría de la historia y de la libertad. Theodor W. Adorno

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Sobre la teoría de la historia y de la libertad - Theodor W. Adorno


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la mejor parte” [N. del T.]

      64 Cf., en la Fenomenología del espíritu, la sección “La virtud y el curso del mundo” (Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Fenomenología del espíritu, trad. de Antonio Gómez Ramos, Madrid, Abada-Universidad Autónoma de Madrid, 2010, pp. 461 y ss.).

      65 Probablemente piensa Adorno en el pasaje que en 1949 le comentó a Horkheimer en una carta: “En un artículo encuentro un pasaje de Padres e hijos de Turguéniev que quizás le interese: Bassaroff explica ‘que a él la idea de un progreso le resulta intolerable; que dicha idea se funda en los terribles tormentos de las generaciones precedentes, que aún no podían tener noción alguna de que, en cierta medida, eran conejillos de Indias de la historia a partir de los cuales, en el futuro más lejano, a una generación quizás podría irle mejor’” (Max Horkheimer, Gesammelte Schriften, vol. 18: Briefwechsel 1949-1973, ed. de Gunzeln Schmid Noerr, Frankfurt, 1966, pp. 51 y ss., nota 4). En la edición [alemana] de la novela –aparecida por primera vez en 1862– (Iván Turguéniev, Gesammelte Werke in Einzelbänden, ed. de Klaus Dornacher, Berlín, 1985), el pasaje citado no aparece.

      66 Cf. la definición de derecho en Principios metafísicos del derecho: “El derecho es […] la quintaesencia de las condiciones bajo las cuales la arbitrariedad de uno puede ser reconciliada con la arbitrariedad de los otros de acuerdo con una ley universal de la libertad” (Immanuel Kant, Werke in sechs Bänden, ed. de Wilhelm Weischedel, vol. IV: Schriften zur Ethik und Religionsphilosophie, Darmstadt, 1956, p. 337). Cf. también NaS IV-10, p. 182.

      67 Cf. supra, p. 108, nota 55. Cf. también, en la introducción a Dialéctica negativa: “Según la situación histórica, la filosofía tiene su verdadero interés en aquello sobre lo que Hegel, de acuerdo con la tradición, proclamó su desinterés: en lo carente de concepto, singular y particular; en aquello que, desde Platón, se despachó como efímero e irrelevante y en lo que Hegel colgó la etiqueta de existencia perezosa” (GS 6, pp. 19 y ss. [p. 19]).

      68 Esto ocurre ante todo en la Crítica de la razón práctica, en la que Kant define el imperativo categórico, esta “ley fundamental” de la filosofía moral, como un “hecho de la razón”. Cf., por lo demás, la lección de Adorno sobre Problemas de la filosofía moral, de 1963, en la que se dice, sobre la intención de la filosofía moral kantiana, que “apunta, a través de la reducción al principio subjetivo puro de la propia razón, al mismo tiempo a salvar la objetividad absoluta e intangible de la ley moral, de modo que, en este sentido, puede decirse que el fundamento supremo de la moral, es decir, el imperativo categórico, en realidad no es otra cosa que la propia razón subjetiva como algo válido de manera absoluta y objetiva. La antítesis extrema de esto es la consideración escéptica que refuta una tal validez objetiva; y a partir de esta diferencia del método escéptico –que Kant profesa en este pasaje– respecto del escepticismo en cuanto escepticismo filosófico, pueden ustedes percibir también algo de su posición moral, que, en efecto, no apunta a refutar, como la sofística y el escepticismo, la necesidad y obligatoriedad de las leyes morales mediante una referencia al sujeto y los seres humanos, sino que, en estricta contraposición con esto, apunta a restablecerlas” (NaS IV-10, pp. 52 y ss.).

      69 Adorno, en el estudio sobre Hegel “Skoteinos o cómo habría de leerse”, explicó aquello a lo que se hace referencia en este pasaje: Hegel siente “aversión a las formulaciones artificiosas y enfáticas, y emite un juicio poco amistoso sobre la ‘lengua ingeniosa’ del espíritu enajenado de sí, de la mera cultura. Así han reaccionado siempre los alemanes frente a Voltaire y Diderot. En Hegel se encuentra ya al acecho el rencor académico frente a una autorreflexión lingüística que se aleja demasiado de la mediocre comprensión mutua” (GS 5, p. 350 [Tres estudios sobre Hegel, p. 154]; la cita se encuentra en Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Fenomenología del espíritu, ob. cit., p. 621).

      70 Cf. los versos finales del Chorus mysticus en la segunda parte del Fausto de Goethe: “lo Eterno-Femenino / nos atrae hacia lo alto” (ob. cit., p. 589, vv. 12110 y s.).

      71 Cf. “Würde der Frauen” [“Dignidad de las mujeres”]: “¡Honra a las mujeres!; ellas trenzan y tejen / rosas celestiales en la vida terrenal” (Friedrich Schiller, Sämtliche Werke, ed. de Gerhard Fricke y Herbert G. Göpfert, vol. 1: Gedichte, 4ª ed., Munich, 1965, p. 218).

      LECCIÓN 6

      26/11/1964

      Después de haber intentado deducir ante ustedes los momentos negativos de lo universal que se realiza, tanto como algo histórico real como también, si es posible decirlo así, de acuerdo con la estructura lógica, en la forma de la supremacía de lo universal, he pasado –y esto solo a fin de que ustedes sepan dónde nos encontramos en estos razonamientos– a mostrarles en qué títulos legales puede fundarse la construcción afirmativa de la historia, tal como se nos presenta, ante todo, por un lado, en la forma de la Fenomenología del espíritu y de la Lógica de Hegel, y por otro, en la forma de su Filosofía de la historia. Les he subrayado, en relación con ello, que el curso del mundo –para volver a emplear la expresión hegeliana–72 posee de hecho aquel momento de positividad en la medida en que reproduce realmente la vida del todo; y, por cierto, la vida del todo como género directamente a través de la aglomeración de la humanidad como sociedad; es decir, como un todo. Ya les dije lo suficiente al comienzo acerca de la implicación mortal de esa totalidad; y ustedes exigirán con razón que también se les diga al menos algo sobre la relación entre estos dos momentos; es decir, por un lado, aquella clase de totalidad que oprime y, potencialmente, amenaza con aniquilar aquello que está por debajo de ella; y, por el otro, aquella aglomeración en totalidad a la cual la sociedad le debe la vida. Permítanme solo que les diga, en este contexto, que este momento de afirmación de la aglomeración de la humanidad como todo y el tema de que la humanidad se reproduce a pesar de todas las víctimas y todo el sufrimiento, están contenidos también en Marx; y si es posible preguntar con razón por el momento idealista, en un sentido filosófico exacto, en Marx, sería, con toda seguridad, esta construcción de lo auténticamente afirmativo en Marx, con lo que se corresponde también el optimismo histórico predominante en él. La forma en la cual se encuentra este tema hegeliano en Marx –deformado casi hasta lo irreconocible, pero, sin embargo, con un poder extraordinario– es la teoría, por lo demás muy oscura y difícil, sobre la llamada ley del valor;73

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