Totalitarismo del mercado. Franz Josef Hinkelammert
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Franz Hinkelammert
Totalitarismo del mercado
El mercado capitalista como ser supremo
Prólogo: Juan José Bautista S.
El mundo se ve amenazado hoy por un nuevo totalitarismo. Las fuerzas que lo forman, no emanan del Estado sino de los poderes anónimos del mercado, que someten cada vez más a los poderes políticos a su lógica totalitaria. Y así nos encontramos en una disyuntiva crucial, entre un mercado que se impone a todo, en todas partes y en cada momento, y el desarrollo de una democracia que responda a la voluntad de los pueblos y que exija que ese mercado sea conforme a la democracia, en cuyo centro debe estar el ser humano.
Con la declaración de la estrategia de globalización vinculada al Consenso de Washington se había declarado el mercado como mercado total, y desde entonces se viene desarrollando el sistema. Y la iniciativa para tener el Estado a disposición de la promoción del totalitarismo del mercado parte de los poderes económicos de las burocracias privadas de las empresas. Algo que hemos visto sobre todo en el tratamiento de las deudas externas: la usura llevada al límite.
Partiendo de esto, de nuestra propia historia, en especial del proyecto de reconstrucción europea de la posguerra mundial, el autor pretende que pensemos nuevas alternativas que, sin copiar, ayuden a afrontar los problemas económicos y sociales de nuestro tiempo.
Franz Josef Hinkelammert (1931) es uno de los pensadores más respetados de América Latina. Nacido en Alemania, se doctoró en Economía de la Universidad Libre de Berlín en 1960. Profesor en la Universidad Católica de Chile de 1963 a 1973, tras el golpe de Pinochet se estableció en Costa Rica, donde junto a Hugo Assmann y Pablo Richard fundó el Departamento Ecuménico de Investigaciones. Su obra ha sido particularmente crítica con el modelo económico neoliberal, así como con el pensamiento posmoderno. Entre sus libros cabe mencionar Dialéctica del desarrollo desigual (1970), Las armas ideológicas de la muerte (1977), Crítica a la razón utópica (1984), Democracia y totalitarismo (1987), Cultura de la Esperanza y Sociedad sin Exclusión (1995), El grito del sujeto (1998), El nihilismo al desnudo: los tiempos de la globalización (2001), Asalto al Poder Mundial y la Violencia Sagrada del Imperio (2003), Hacia una Economía para la vida (2008) o Crítica de la razón mítica (2008).
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RAG
Director de la serie
Ramón Grosfoguel
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La edición del presente libro ha contado con la colaboración de Diálogo Global.
© 2018, Franz Hinkelammert
Juan José Bautista Segalés, por el prólogo y la selección de textos
D. R. © 2018, Edicionesakal México, S. A. de C. V.
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PRÓLOGO
Juan José Bautista S.
Vivimos una coyuntura histórica que muchas generaciones anteriores hubiesen querido vivir. Es muy especial porque en esta época muchas grandes certezas o verdades evidentes se están cayendo literalmente a pedazos. Grandes verdades otrora sostenidas por argumentos científicos o filosóficos tan sólidos, literalmente se están esfumando como nubes al viento; lo cual produce una situación en general carente de un sentido definido. No es sólo el pasaje de un mundo unipolar a uno multipolar lo que afecta nuestra visión de la realidad, sino el ocaso de un mundo, de una cultura y hasta de una civilización. Decir que el capitalismo está en crisis no es ninguna novedad, y que estamos en transición hacia una economía poscapitalista tampoco.
Pero decir que la Modernidad está en crisis, y su secuela posmoderna también, ya no es tan obvio. Las críticas a la Modernidad que surgieron en el siglo XX presuponían su continuidad o, al menos, su superación en caso de asumir tareas pendientes, pero éste ya no es el caso. Por ello es que poco a poco comienzan a surgir voces o argumentos tendentes a mostrar lo que podría seguir como proyecto económico, cultural o civilizatorio más allá del capitalismo y la Modernidad.
Sin embargo, como todo proceso de transición, lo nuevo no aparece diáfanamente en el horizonte sin hacer antes, o paralelamente, la evaluación de cómo hemos llegado a este punto. Más cuando el criterio de “futuro” ya no está más en futuro, porque la concepción del futuro que produjo la Modernidad es la que se está difuminando. El golpe de timón que reclamaba Benjamin ya no es más un lema, es una necesidad de la existencia, pues ya no es evidente que creamos en el futuro de la Modernidad como antes —pese a que aún vivimos en ella y el capitalismo—. Entonces, ¿cómo vamos o vemos más allá de ellos?
La obra de Franz Hinkelammert muestra desde hace décadas cómo el capitalismo y la Modernidad produjeron una realidad tal que obnubiló nuestra visión o comprensión de lo que hace posible cualquier realidad. Esta visión moderna de la realidad no tuvo origen en 1492, sino que viene gestándose desde mucho antes, cuando se empezó a configurar lentamente en la tradición occidental un tipo de subjetividad de dominación que, aplastando cualquier proceso de liberación, fue configurando poco a poco una visión de la realidad que la Modernidad pudo desarrollar hasta sofisticaciones tan inauditas que ahora, con lenguaje y hasta discurso emancipador, se pueden producir relaciones de dominio muy complejas y crudas en nombre del ser humano y la libertad. Éste es el problema del fetichismo que fue formulado por Marx y que Hinkelammert desarrolla como muy pocos en este tiempo.
Supuestamente vivimos en un mundo y una época en los cuales el ser humano, después de tanta “prehistoria”, no sólo tiene acceso al conocimiento científico, o sea “verdadero”, sino que ahora ha alcanzado por fin su humanidad. El problema es ¿por qué en medio de tanto conocimiento “supuestamente verdadero”, de tanto desarrollo científico y tecnológico sin precedentes, hay tanta acumulación de miseria y tanta injusticia y destrucción de la naturaleza a niveles nunca antes imaginados? Ya no es sólo el capitalismo el problema, sino el horizonte histórico y cultural que lo hizo posible, llamado Modernidad. Ésta produjo su propio conocimiento, su propia cultura y su propia ciencia para justificarse a sí misma como lo mejor, y al capitalismo como bueno. De igual modo, para poder fundamentarlos como lo más desarrollado, superior y racional, produjo su propia idea de racionalidad. Es por ello que la actual producción de miseria y la destrucción de la naturaleza se pueden hacer conforme a esta racionalidad. Los grandes organismos internacionales, tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Banco Mundial (BM) utilizan argumentos lógicos, racionales y hasta científicos para justificar sus actos como buenos o necesarios.
Pero los resultados