Gabriel García Márquez, cuentista. Juan Moreno Blanco

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Gabriel García Márquez, cuentista - Juan Moreno Blanco


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      ¿Y SI NO FUERA UN ÁNGEL SINO EL MISMÍSIMO CRONOS? IMAGEN Y PALABRA EN “UN SEÑOR MUY VIEJO CON UNAS ALAS ENORMES” *

      * Artículo publicado por primera vez en Estudios de Literatura Colombiana,Universidad de Antioquia, N° 10, enero-junio 2002, pp. 11-40, con el título “Imagen y palabra en “Un señor muy viejo con unas alas enormes”, de Gabriel García Márquez”.

      Carlos Rincón

      LAS PARADOJAS DE UNA FICCIÓN EJEMPLAR

      Desde la primera publicación en revista en 1969, y su edición en libro, abriendo en 1972 el volumen La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada. Seis cuentos, tan esperado entonces, “Un señor muy viejo con unas alas enormes” (1968) es uno de los emblemas literarios de Gabriel García Márquez como escritor.1 El alto estatus que alcanzó rápidamente dentro de la historia del juicio estético sobre la ficción reciente, como paradigma del innovativo poder creador de la literatura latinoamericana, significó la inclusión inmediata de ese cuento en el silabus de los textos canónicos. Durante casi treinta años, “Un señor muy viejo con unas alas enormes” ha estado indefectiblemente entre los materiales estudiados en los cursos finales de la escuela secundaria en América Latina, y en los introductorios de literaturas y culturas latinoamericanas a nivel universitario, tanto en los Estados Unidos como en Europa occidental. Hasta hoy ese cuento es, junto con tres o cuatro episodios de Cien años de soledad (1967), el más socorrido ejemplo para ilustrar las áreas temáticas y formales del realismo mágico. En los setenta fue ocasión bienvenida para catalogar las características de éste, entendido como tendencia o código literario transgresor de las convenciones realistas, sus técnicas de mitificación y sus mecanismos metaforizantes, o para proponer consideraciones de tipo socioliterario sobre marginalidad, supervivencia y resistencia. Luego, en los ochenta, sirvió para ilustrar los procesos narrativos con que, dentro de una literatura carnavalizada, lo sublime estaría sometido a la desmistificación que conlleva su desplazamiento al espacio de la plaza, como lugar de contacto y desentronización pública.

      Entre las ventajas suplementarias que ofreció la exégesis pedagógica de ese cuento dentro del contexto de la representación de imágenes culturales, hay una, en particular, que debe destacarse. Los valores de transgression y subversion estética y sociopolítica que se discernieron en “Un señor muy viejo con unas alas enormes”, constituyeron a ese cuento en ocasión privilegiada para presentar en el aula un texto canónico como diseminador de valores no hegemónicos. El paradójico cometido al que apuntaba esa práctica pedagógica no era otro que enseñar a subvertir las condiciones institucionales que habían permitido constituirlo en autoridad anti-institucional. En manos de otra tendencia académica paralela, empeñada en la radicalización de las teorías del texto, el cuento sirvió, además, para demostrar en el análisis del proceso de lectura, unas veces la tension entre las funciones semiológicas de la autonomía y la comunicación, y otras, más sencillamente, lo inagotable de la interpretación. Por último, desde los años ochenta el “señor muy viejo” se ha codeado, en cursos propedéuticos de literatura comparada, con diversos tipos de ángeles. Primero se lo cotejó con los ángeles líricos modernistas de Rainer Maria Rilke, los surrealizantes de Rafael Alberti y los vanguardistas de Paul Klee, alegorizados como poshistóricos por Walter Benjamin. En los noventa, en cambio, el cotejo de la historia de Gibreel Farishta-Arcángel Gabriel de The Satanic Verses (1988), ha sido no con el cuento de García Márquez sino con pasajes de El otoño del patriarca (1975).

      Hay, con todo, una curiosa paradoja. A pesar de la constante reiteración de ese cuento en las salas de clase, son muy escasos los análisis o las exégesis publicados sobre él. Es como si los valores temáticos y formales que se estabilizan en las lecturas de “Un señor muy viejo con unas alas enormes”, fueran hasta tal punto autoevidentes, que resulta superfluo consignarlos en un artículo o dentro de trabajos panorámicos y monográficos. Nunca es cuestión, tampoco, de su relevancia dentro del conjunto de la obra narrativa de García Márquez. Se señalan en la historia del “ángel viejo que cae en el patio de Pelayo y Elisenda” uno o dos temas —“la feria”, “el-hombre-que-vuela”—, que aparecerían también en otros de sus textos (Vargas Llosa, 1971, pp. 621-622), o “the incident associated withthefallen angel” que da pie a consideraciones generales: “The whole world of García Márquez is die upside down world where the supernatural will often appear ridicolous- ly human, clumsy, error-riden, and where the human will exhibit supernatural powers” (Herrera Sobek, 1975, p. 23). Pero la regla general es no detenerse a analizarlo. Así sucede en volúmenes colectivos de mucho interés (Koenigs, 1985), en tomos de actas de congresos con repercusión internacional, como el organizado por Túa Blesa en Zaragoza en 1992, y en útiles monografías (McMurray, 1977; Bell, 1993). En más de mil doscientas páginas de dos volúmenes con materiales misceláneos, publicadas con el título de Repertorio crítico sobre García Márquez (Cobo Borda, 1995), se busca en vano una mención de “Un señor muy viejo con unas alas enormes”.

      Precisamente esa situación paradójica, tratándose de un texto considerado paradigmático, y la disponibilidad actual de un instrumental distinto, dadas las condiciones sociales y epistemológicas transformadas para abordar los textos, invitan a releer esa ficción. Más en particular, el llamado Pictorial Turn (Mitchell, 1994, pp. 11-34), “la antinomia de palabra e imagen” como a priori histórico (Deleuze,1986), y la “relación


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