Gabriel García Márquez, cuentista. Juan Moreno Blanco
Читать онлайн книгу.de la Universidad La Salle que coeditan este libro.
Juan Moreno Blanco
En el lugar de este edificio de la calle 16, entre las carreras 7ª y 8ª de Bogotá, a espaldas de La Gobernación de Cundinamarca y contiguo a la Iglesia de San Francisco, se encontraba la pensión donde se quemaron los manuscritos de los primeros cuentos de Gabriel García Márquez, el 9 de abril de 1948.
(Fotografía de JMB)
CONTENIDO
PARA UNA TEORÍA DE LO FANTÁSTICO EN GARCÍA MÁRQUEZ: UNA LECTURA DE LOS CUENTOS
Diana Diaconu
Álvaro Bautista-Cabrera
Carlos Rincón
LA CUENTÍSTICA DE GABO: L DISCURSO PREMIO NOBEL Y SU ENTORNO
Michael Palencia-Roth
EL CARIBE EN EUROPA: DOCE CUENTOS PEREGRINOS
Carmiña Navia Velasco
EL VIAJE: EUROPA VERSUS AMÉRICA EN DOCE CUENTOS PEREGRINOS
María Isabel Martínez
PRESENCIA DE ERSKINE CALDWELL EN “EN ESTE PUEBLO NO HAY LADRONES”: LA EXPIACIÓN DEL NEGRO
Jesús Hernando Motato Camelo
Carlos-Germán van der Linde
FRANÇOIS RABELAIS Y GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ: NARRAR COMO SI TAL COSA
Hernán Toro
REPRESENTACIÓN DE LA MUERTE EN UN CUENTO DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
Éder García-Dussán
Juan Sebastián Camargo
MI LECTURA DEL CUENTO “SOLO VINE A HABLAR POR TELÉFONO”
Arundhati Bhattacharya
“BLACAMÁN EL BUENO, VENDEDOR DE MILAGROS”, DEL BILDUNGSROMAN AL BILDUNGSERZÄHLUNG
Alfredo Motato Moscoso
LOS MILAGROS DE BLACAMÁN, UNA VERSIÓN CIRCENSE DEL TEMA DEL DOBLE EN GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
Rubén Maldonado Ortega
UNA DESBORDANTE SOLEDAD EN “MONÓLOGO DE ISABEL VIENDO LLOVER EN MACONDO”
Gustavo Adolfo Pedreros
ONIROMANCIA GARCIAMARQUIANA EN “OJOS DE PERRO AZUL”, “LA VIUDA DE MONTIEL” Y “ME ALQUILO PARA SOÑAR”
Juan Moreno Blanco
PARA UNA TEORÍA DE LO FANTÁSTICO EN GARCÍA MÁRQUEZ: UNA LECTURA DE LOS CUENTOS
Diana Diaconu
En sus cursos de literatura dictados en la Universidad de Berkeley en 1980, donde reflexionaba ampliamente sobre el cuento1, Julio Cortázar señalaba dos preguntas fundamentales para definir el género que no habían sido contestadas aún de manera satisfactoria; de hecho, ni siquiera de una manera mínimamente coherente. La primera tiene que ver con la pronunciada afinidad o incluso la condición casi simbiótica que existe entre el género cuentístico y lo fantástico en la literatura latinoamericana del siglo XX, un maridaje célebre, que produjo gran cantidad de obras maestras. Todo indica que estamos ante un fenómeno estético y cultural que no se puede ignorar o atribuir al azar, pues este encuentro ha hecho posible la expresión del pensar y sentir latinoamericanos. La segunda pregunta versa sobre la estrecha relación existente entre las posibilidades del género cuentístico para interpretar la realidad y las necesidades expresivas más genuinas del continente latinoamericano. Muy probablemente se trate, en realidad, de las dos aristas de un mismo problema central, enfocado ahora desde una perspectiva cultural más amplia, más abarcadora. Cortázar (2013) se lo plantea a sus alumnos de manera sencilla pero muy diciente, haciéndoles ver todo lo que queda por dilucidar al respecto:
Algunos críticos —no muchos— han intentado responder la pregunta de por qué América Latina en su conjunto es un continente que da y ha dado muchos cuentistas. Nadie ha encontrado una explicación coherente. (p: 45)
La única “tentativa de explicación” digna de tener en cuenta incurre en una contradicción obvia, por lo cual Cortázar (2013) presenta a sus estudiantes la hipótesis a la vez que sus puntos débiles:
La teoría propone entonces que el escritor latinoamericano está todavía muy cerca de esa etapa oral o de comienzo de la escritura como trasfondo personal y cultural al que le falta una lenta evolución de muchos siglos; por eso el cuento viene de una manera espontánea a un mexicano, un peruano o un boliviano.
Con todo lo que puede tener de interesante, encuentro esta teoría contradictoria en aspectos fundamentales. Piensen un momento en que la parte austral de América del Sur, lo que se llama el Cono Sur (fundamentalmente países como Chile, el Uruguay y la Argentina), son países que han dado y siguen dando una cantidad apreciable e importante de cuentistas sin tener ningún basamento en culturas indígenas, o muy poco. (pp. 46-47)
De hecho, esta hipótesis presenta también el serio inconveniente de no distinguir debidamente entre el cuento de la tradición oral y el cuento literario.
Muchos años después (casi tres décadas), al trazar un lúcido panorama del cuento latinoamericano contemporáneo2, Eduardo Becerra constata que las teorizaciones existentes distan mucho de haber asido el espíritu del cuento, de haberlo definido como género vivo, dando cuenta de su evolución. Estudios considerados de referencia decepcionan al elegir el camino fácil: abandonan de antemano la visión panorámica y diacrónica, refugiándose en planteamientos puntuales, parciales, franjas o secciones sincrónicas que resultan de más fácil manejo. Llama la atención que en su certero diagnóstico, Becerra