Hazañas y desventuras de Amulius y Numitor. Ricardo Rojas Ayrala

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Hazañas y desventuras de Amulius y Numitor - Ricardo Rojas Ayrala


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es el momento, que más luego, que hace sol.

       Parte uno:

       “De la búsqueda y hallazgo de pirita por toda la cuenca del Plata y el desierto”

      “Falstaff hace notar, en la taberna de Eastcheap, que él no solamente es en sí mismo ingenioso, sino también responsable de que otras personas gasten ingenio (a costa suya). Más de un mentecato, a quien aquí no puedo nombrar, vuelve esta frase del revés. Pues no solamente es él mismo necio, sino también culpable de que otras personas (al confrontarlo a él y sus desatinos) se tornen necias.”

      Heinrich Von Kleist

       INDIOS

      Sostenía Numitor que aquellos que dudaban, con certeza eran querandíes; y no era tan fácil reconocerles a simple vista, como se nos hacía creer en estos tiempos de magnesio y electricidad. Había que prestar suma atención, decía, en estos momentos de gravedad, a los tonos de voz de todos los comensales, a los tartamudeos repentinos, a esa obstinada e insensata insistencia con lo de un mundo mejor, a los tímidos titubeos a la hora de sorber el auténtico té de las Indias: “The real South Vespucioland indian tea”.

      Amulius, incrédulo, organizó y condujo un censo.

      Llegó a contabilizar tres mil doscientos ocho querandíes en este poblado solamente, partiendo con serenidad y gran sabiduría, desde la puerta de la pulpería.

      Cansado, abandonó el censo a los pocos meses, hasta perfeccionar fehacientemente el sistema.

       MÚSICA

      Sólo por festejar el primero de mayo, Numitor adquirió un arpa.

      La coloreó de azul y de rojo y de morado y de carmesí y de bordó y de amarillo y la dejó a secar, cerca de los chanchos, los pavos, las perdices y los gallos que miran el Camino Real. Pasó el tiempo con parsimonia.

      Amulius, concentrado en su habitual paseo digestivo después de la ingesta de unas mermeladas, encontró maravillado el instrumento patrio y compuso, de inmediato, hermosas tonadas y canciones bolivarianas para enamorar a todas las muchachas de los alrededores.

      Ninguno nunca aprendió a rasgar una sola cuerda.

       CARÁCTER

      Todas las mañanas Numitor practicaba sus gestos, ademanes y demás alardes característicos, durante horas, frente al agua calma del estanque. Y atento a cuál mueca o tic le saliera con más gracia, según su grande y equitativo entender, se comportaba de tal forma con todos los cristianos que encontrase en su mesa, o en el mercado de abasto, o en el pañol, y sobre todo ante los paparulos capangas de los patronos.

      Amulius, consecuente y seguidor de una rectísima disciplina de moderación, siempre le contradecía.

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