Agua oxigenada: aplicaciones y éxitos curativos. Jochen Gartz

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Agua oxigenada: aplicaciones y éxitos curativos - Jochen Gartz


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      Elaboración de un gel fluido

      Mezcle 1,5 gramos de Klucel H en un recipiente de plástico (doméstico) con 100 mililitros de agua oxigenada al 3 %, removiendo con una espátula de plás­tico.

      Elaboración de un gel denso

      Mezcle cinco gramos de Klucel H con 200 mililitros de agua oxigenada al 10 % para obtener un gel denso. Utilizando seis gramos de Klucel H, la consistencia se parece aún más a la de un pudin.

      Perhidrato de urea

      El peróxido de hidrógeno puede transformarse en un interesante producto sólido que mantiene su estabilidad en condiciones secas y tiene múltiples aplicaciones. En 1906, utilizando peróxido de hidrógeno al 30 % y una solución fría y concentrada de urea, la empresa Merck ya fabricó una sustancia sólida que, tras el filtrado, se secaba cuidadosamente a temperatura ambiente. Además, se disolvía de nuevo fácilmente en agua.

      En las primeras pruebas de la empresa para inhibir bacterias patógenas, se descubrió que el producto en solución era mucho más efectivo que el propio peróxido de hidrógeno al 30 % (perhidrol). Esta sustancia se conoce por diferentes nombres: perhidrato de urea, peróxido de urea, perhidrato de carbamida, peróxido de carbamida o, simplemente, peróxido de hidrógeno de urea.

      Con esta última denominación está disponible comercialmente —por ejemplo, en Carl Roth—, por lo general, en forma de granos comprimidos de un gramo sin otros aditivos. Gracias a ello, el producto es fácil de dosificar y aplicar. También hay preparados muy caros procedentes del ámbito veterinario: las pastillas no están compuestas únicamente por el producto y, pese a la gran dilución en agua, siguen siendo efectivas.

      Como ya he mencionado en la introducción, el perhidrato de urea en forma de pomada se utilizó con gran éxito durante la Primera Guerra Mundial en el bando alemán para el tratamiento de heridas. Permitió reducir con eficacia los casos de tétanos, pero también eliminar otras infecciones y los olores desagradables, así como acelerar enormemente el proceso de curación.

      Es un producto poco tóxico y, como el peróxido de hidrógeno puro, no alérgeno. Se emplea con frecuencia en la industria, en limpiadores de dentaduras postizas y, en altas dosis, como blanqueador dental en clínicas odontológicas. Además, se utiliza como decolorante de fácil aplicación en peluquerías.

      Los comprimidos comerciales no contienen ningún estabilizador adicio­nal, ya que la urea actúa como tal, y se disuelven fácil y rápidamente en agua. Las dos sustancias forman un aducto, es decir, están unidas directamente mediante un enlace reversible, y tras la disolución se encuentran en su estado original.

      La mayor eficacia de las soluciones en comparación con el peróxido de hidrógeno puro se explica por la potenciación, ya que ambas sustancias tienen efecto farmacológico. La urea distiende las capas de piel y fomenta la resorción de los principios activos; por ello, hoy en día se emplea como ingrediente auxiliar en las pomadas. Utilizada en altas dosis, la urea posee propiedades exfoliantes que se aprovechan en los preparados para combatir las callosidades. Otros efectos, como la hidra­tación de la piel, encuentran aplicación en los preparados cosméticos.

      Consejos prácticos

      Ocho comprimidos de un gramo, disueltos en 92 mililitros de agua, corresponden a una solución con aprox. un 3 % de peróxido de hidrógeno y un 5 % de urea. Así, esta solución tie­ne un mayor efecto que la solución de peróxido puro al 3 %, que ya es capaz de acabar rápidamente con los virus.

      Desde mediados de los años 60, el perhidrato de urea estuvo disponible bajo el nombre comercial Elawox en forma de polvo con almidón de patata como componente base (véase el prospecto original en el apéndice). En un ambiente húmedo, el preparado liberaba peróxido de hidrógeno al 10 %, y no solo tenía un excelente efecto contra infecciones bacterianas, fúngicas y víricas, sino que además estimulaba la circulación sanguínea y la curación de heridas. A pesar de su eficacia y de la ausencia de alergias y resistencias, Elawox desapareció del mercado en 2008 sin ninguna justificación durante la reestructuración de la empresa Leipziger Arzneimittelwerk.

      Además de la valiosa aplicación en polvo, existen otras aplicaciones potenciales del perhidrato de urea. Por ejemplo, mezclando Klucel H con el compuesto de urea en cantidades similares a las de la solución de peróxido de hidrógeno, se forman hidrogeles que permiten el uso dermatológico. Para elaborar un gel de este tipo, le remito a las indicaciones del capítulo anterior.

      También se obtienen nuevas posibilidades terapéuticas mediante el uso del perhidrato de urea con solventes orgánicos (alcoholes). No obstante, en este caso se dan ciertas particularidades que no aparecen en las soluciones acuosas.

      En esencia, puede utilizarse el volátil isopropanol, que, diluido al 70 %, se emplea como base en muchos productos desinfectantes. También puede utilizarse la glicerina, aceitosa y no volátil, que se añade con frecuencia en cremas y jabones hidratantes.

      Las soluciones de perhidrato de urea en ambos alcoholes tienen propiedades únicas y se conservan durante años. Al igual que el polvo, contienen la sustancia pura y sin descomponer, sin agua añadida, por lo que la urea y el peróxido de hidrógeno no aparecen hasta el contacto con la piel húmeda. Al mismo tiempo, los alcoholes pueden inhibir la catalasa que causa la descomposición, y los preparados tienen así un efecto especialmente duradero.

      Consejos prácticos para la elaboración de soluciones con alcohol

       Las soluciones típicas se componen de 4 u 8 gramos de perhidrato de urea y 96 o 92 gramos de solvente (isopropanol o glicerina).

       La disolución del principio activo en los solventes orgánicos se produce más lentamente que en el agua; en forma de polvo, se disuelve más rápido en isopropanol que en la viscosa glicerina.

       Si se utilizan los duros comprimidos, pueden tardar más tiempo en disolverse completamente: con variaciones ocasionales, aprox. un día (isopropanol) o varios días (glicerina). El tiempo necesario puede acortarse notablemente hasta unas pocas horas utilizando un agitador magnético en el laboratorio.

      Como el isopropanol se evapora en la piel, la concentración final es mucho mayor que con la solución original. De este modo, la solución de isopropanol es ideal para pequeñas lesiones cutáneas, por ejemplo, infecciones de estafilococos y estreptococos, pero también para afecciones fúngicas e infecciones con virus patógenos, como el herpes simple. Lo mismo se aplica a la solución de glicerina, pero, además, esta es más fácil de extender y no es volátil, por lo que su efecto es más prolongado. Y puede limpiarse fácilmente con agua. No obstante, en ambas soluciones hay que prestar atención, como en los preparados acuosos, a su capacidad blanqueadora en los tejidos de color.

      La solución de glicerina y su historia ilustran a la perfección la persistencia que tienen en medicina algunas aplicaciones de las que se sabe desde hace mucho tiempo que contienen productos tóxicos. Por ejemplo, en Francia no desapareció hasta hace unos pocos años el cromato de mercurio, que combina en una molécula el nocivo mercurio y el cromato, un veneno para los riñones, como tratamiento para las heridas. ¡Y eso que en 1946 ya se había publicado que la solución de glicerina, en comparación con el cromato y otras sustancias, era mucho más efectiva para curar heridas!

      En lugar del solvente de alcohol puro, también es posible añadir un poco de agua, es decir, utilizar una variante diluida. Así, puede emplearse isopropanol al 70 %, que ya tiene un efecto desinfectante, o glicerina acuosa en una concentración del 80-90 %. Estas mezclas con un 4 % o un 8 % de perhidrato de urea son también muy efectivas, si bien es probable que, en este caso, la descomposición en peróxido de hidrógeno y urea se produzca antes, como evidencia, entre otras cosas, el hecho de que el perhidrato se disuelve más rápidamente. Además, la glicerina acuosa es más fluida y, en comparación con la sustancia original, puede utilizarse en otros estados de la piel.

      En cualquier caso, estas soluciones abren nuevas posibilidades de aplicación muy efectivas. La matriz de glicerina puede aplicarse directamente en las heridas, combate localmente un gran número de agentes patógenos e inicia procesos


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