Cuentos Habbaassi IV. Juan Moisés De La Serna

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Cuentos Habbaassi IV - Juan Moisés De La Serna


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había tenido mala suerte cuando nació pues al salir del vientre de su madre había caído fuera del lugar esperado y se había hecho daño en la espalda y esto le dificultaba el movimiento y también no podía hablar, pero se entendía bien con todos por medio de la mente, y también con los animales ya que todos con la mente pueden hablar igual.

      El pajarillo hizo amistad con aquel joven y vivió con el algún tiempo, pero no veía la forma de ayudarle y se cansó pues se estaba haciendo viejo, y aunque él mismo pensaba que había fracasado al final en el último trabajo acudió al lugar en donde había quedado con el SER PURO DE ENERGÍA, le llamó y apareció el ser puro de energía y le preguntó

      –¿Cómo me llamas?, ¿has terminado los tres trabajos?

      –No ―le dijo el pajarillo―, la verdad es que no he podido terminar el último pero las fuerzas me fallan y al no poder terminarlo quería decírtelo, ya que puede que con solo dos trabajos es posible que encuentres algo para mí aunque sea solo ser pájaro en el lugar donde vives.

      El Ser de energía preguntó y le preguntó y el pajarillo tratando de responder le faltaron las fuerzas y allí mismo murió y su cuerpecillo se quedó encima de una piedra, pero aquel ser metió un dedo dentro de él y sacó el cuerpo energético que tienen los animales dentro y que normalmente no salen a no ser que alguien le ayude y le sacó y poniéndole en su mano le dijo,

      –Eres un humano aunque estabas dentro de un cuerpo pequeño, ahora puedes recobrar tu forma original.

      Al punto aquel ser pequeñísimo, se hizo grande y se formó la figura de un humano de energía, y cuando estuvo terminada su transformación le saludó y le dijo,

      –¿Por qué me has dado este premio?

      –Tú de nacimiento ya eras un humano, pero quisiste bajar a ayudar a los seres inferiores, a los animales, y así siempre que uno entra en un cuerpo físico pierde el recuerdo, y así cuando termina su misión, siempre se tiene que salir del cuerpo físico, pues si no se puede recobrar la figura original, no he hecho nada que no fuera normal te he ayudado y esa es mi misión tú ya eras de por sí humano, y querías recobrar tu naturaleza.

      EL PERRO MUDO

      Estamos rodeados de sonidos, unos somos capaces de escucharlos, y otros (se llaman infra-sonidos o supra-sonidos), y ocurre que la edad, y el contacto con la naturaleza, y la raza y el medio en que nos hemos criado nos faculta para escuchar, en unas bandas de frecuencia mayores o menores.

      Existe una raza de perro que no ladra, y que sin embargo son muy apreciados por aquellos que los conocen, en realidad no se tiene por perros aunque lo sean, porque los nativos de América que los tienen, los consideran AMIGOS.

      Los habitantes de aquellas tierras y sobre todo los niños, conocen muy bien a estos animales, a los que los europeos hemos llamado perros de la pradera, y que tienen especiales particularidades, entre ellas de vivir en comunidad y en protegerse unos a otros, aunque dentro de la comunidad se mantenga la separación de familia, es decir igual que los hombres, los perros mudos se avisan por gestos y por infra-sonidos, que les permite a largas distancias comunicarse, incluso debajo de la tierra donde viven.

      Tienen una especial visión, pues ven el calor que emiten los demás de su alrededor, y de esta manera descubren a quien sea, aunque también, ven los movimientos, y ellos mismos emiten energía de colores o calor corporal, para sus comunicaciones y hacen movimientos diferentes para cada situación.

      Durante mucho tiempo han convivido con los seres humanos, hasta que llegaron los blancos y los empezaron a cazar para alimento, y para coger sus pieles, desde entonces, somos sus depredadores más temidos, pero ¿qué ocurre con los nativos del lugar?, a ellos les permiten acercarse, y les avisan y les defienden en caso de necesidad, entonces y solo entonces emiten un grito, para que aquellos que son vecinos, los de dos piernas no pierdan la vida, ya que intentan hablar en nuestro idioma y nos avisan.

      Claro que tenemos en la naturaleza muchos amigos, si nos diéramos cuenta de que podemos comportarnos con ellos como humanos, porque esta palabra significa, respeto a la vida, a las costumbres, a toda forma de pensar que no haga el mal, y comprobaremos que en todas partes existe un perro de la pradera.

      EL RATÓN VOLADOR

      No creerías que todo lo que se dice en un cuento carece de fundamento y de verdad, son hechos aislados y que de por sí no servirían para nada pero que juntándolos pueden dar ideas y enseñar a los demás como son los animales y cómo somos los humanos.

      El ratón volador existe en realidad aunque no penséis que es un ratón común y no os imaginéis que es el que puede estar en vuestra casa, es un ser especial que vive en los árboles y que tiene una gran cola y también membranas entre las patas, algunos las llaman ardillas, pero veréis que son ratones o si queréis los ratones son ardillas y así todos conformes.

      Hubo un tiempo en que en Etiopía todas sus tierras estaban verdes y cubiertas de abundantes bosques y vegetación y donde el agua corría en todas partes y entonces los animales que había todos vivían de forma distinta a ahora en que las tierras son secas y donde no existen los árboles.

      Muchos de los hombres de antes vivían en los árboles, y no sólo lo hacían por sus creencias en la naturaleza como los Druidas sino como medio normal de sobrevivir.

      Así ocurría entonces y ahora también ocurre que algunos animales desarrollaron diversas posibilidades que les hicieron triunfar y sobrevivir, y este es el cuento de uno de ellos, en Etiopía es un ratón volador vosotros lo conocéis como Ardilla.

      Uno de estos animales que aún no tenía alas, se vio sometido a un gran peligro. Estando en un árbol vino hacia él uno de los reptiles que entonces habitaban en abundancia y el animal advertido del peligro subió y subió con el ánimo de dejar atrás al reptil, pero este que al parecer tenía cierta necesidad alimentaria y ya había dispuesto que el ratón sería su almuerzo, y así siguió detrás de él.

      El ratón en un momento determinado subió hasta el máximo y cada vez que subía miraba a abajo, y veía la altura que era considerable y mucha para él que nunca había estado tan alto.

      En un momento determinado acuciado por el miedo, pero también con la inteligencia se dio cuenta de que no podía subir y al fin sería engullido y así prefirió intentar coger otro árbol que estaba al lado a cierta distancia y así subió y desde una rama, la que estaba más próxima se dejó caer impulsado por un instinto, y lo consiguió, para ello había abierto todas las patas a fin de poderse sujetar mejor cuando llegase al otro árbol y en este abrir sus patas le dio con el viento el poder planear.

      Aquel hecho prodigioso, le hizo salvar su vida, pues la serpiente menos atrevida o menos motivada o asustada no se atrevió a saltar detrás de él, y hubiera estado bien ver también a una serpiente voladora, como existían en la antigüedad pero no lo intentó.

      El ratón se maravilló de sí mismo y bajó del árbol y se metió en otro distante en donde tenía su guarida, pues al poco tiempo empezó a llover de la manera que era corriente en aquellas tierras llenando todas las tierras de agua.

      Por este motivo algunos animales como los ratones estaban en los árboles en guaridas, pero también lo estaban sus martirizantes enemigos las serpientes, y los pájaros, y también otros animales que tenían como misión darse un convite a costa de estos roedores, parecía como si alguien hubiera dispuesto que su destino era dar de comer a otros.

      Así era como pensaba este animal y se decía, “no, no quiero, me niego a que me coman, y enseñaré a los demás a respetarme”, y así ideó algo, que puedo poner pues es un cuento, ideó tener una gran cola, larga y puntiaguda en forma de arpón por encima de su cabeza, y así los enemigos cuando quisieran acercarse verían el arma.

      Lo ideó y la verdad es que no lo consiguió, aunque intentó poner su pequeña cola en la forma indicada esta era pequeña y en apariencia no le servía de nada, y así estando pensando en esto, se encontró con un viejo ratón que viendo tan tranquilo pensó que estaría enfermo de la peor enfermedad de los ratones, el poder pensar.

      A él le había servido cuando era joven pero luego se dio


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