Poemas Sobre Palomas. Juan Moisés De La Serna

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Poemas Sobre Palomas - Juan Moisés De La Serna


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      y a por él que se marchó.

      Nadando se ha acercado

      y cuando al tronco llegó

      algo en él ha encontrado

      que nunca el castor vio.

      Lo mira muy fijamente

      y no sabe qué pensar

      parecía apetitoso

      y se decide probar.

      Un mordisco allí ha dado

      pero algo le pasó

      los dientes se han quedado

      clavados y se asustó.

      Corriendo se ha marchado

      la solución no encontraba

      en la boca está clavado

      y cerrarla no lograba.

      Del río sale deprisa

      en la orilla se ha parado

      pensando qué ha sucedido

      pues nunca le había pasado.

      Alguien se está acercando

      pues ha visto al castor

      ―Hola amigo ―le dice.

      El otro no contestó.

      ―Veo que estas comiendo

      ―el que ha llegado decía―,

      ¿Está rica la castaña?

      ―curioso preguntaría.

      El castor que le ha oído

      y que estaba mirando

      casi sin poder hablar

      le estaba contestando.

      ―¿Comiendo?, pero ¿qué dices?

      esto lo tengo clavado

      y no lo puedo quitar

      por mucho que lo he intentado.

      La paloma que miraba

      lo que tenía clavado

      enseguida se acercaba

      y rápido le ha ayudado.

      Le da un gran picotazo

      en la castaña clavada

      esa salta por los aires

      y así le liberaba.

      ―¡Qué susto tenía amiga!

      no me la podía quitar

      creí que se pudriría

      y no me dejaría tragar.

      ―Pero ¡qué exagerado!

      ―la paloma le decía―,

      solo era una castaña

      algún día se iría.

      ―¿Y una castaña qué es?

      ―él curioso preguntaba.

      La paloma con paciencia

      al castor se lo contaba.

      ―En unos árboles grandes

      que hay por este lugar

      le salen unas castañas

      la que acabas de probar.

      »Luego cuando pasa el tiempo

      al suelo se caerán

      pronto llegará el invierno

      de esa forma avisarán.

      ―Espera ―dice el castor

      que la ha interrumpido―,

      ¿Qué tiene que ver el tiempo?

      o no te he entendido.

      Y la paloma le cuenta

      porque no ha acabado

      ―El invierno se acerca

      cuando el castaño se ha vaciado.

      »Primero caen las castañas

      luego las hojas caerán

      es el frío que se acerca

      así nos avisarán.

      »Todos cuando vemos eso

      nos vamos a proteger

      el castaño nos avisa

      y lo tenemos que hacer.

      El castor le da las gracias

      por la lección que le ha dado

      y se mete en el río

      y la paloma ha volado.

      AMOR

      4. PASEANDO UNA MAÑANA

      Paseando una mañana

      un ciempiés se encontraba

      estaba admirando al sol

      porque mucho le gustaba

      ―¿Qué miras? ―está escuchando

      a alguien que a su lado

      sin que él se enterara

      parece que se ha parado.

      La cabeza él ha vuelto

      para ver quién le hablaba

      y de pronto asustado

      el ciempiés que se quedaba.

      Nunca en toda su vida

      ha visto nada igual

      un pico grande, muy grande

      allí cerquita está.

      Asustado el ciempiés

      ha comenzado a andar

      pero como está nervioso

      no lo podía lograr

      las patas se le enredaban

      y ninguna obedecía

      él quería ir para un lado

      y ellas se resistían.

      Enredadas todas ellas

      no han negado a avanzar

      y de pronto ha escuchado

      ―¡Te podría ayudar!

      ―¿Ayudarme? ―el ciempiés

      bajito ha preguntado―,

      ¿A qué podrías hacerlo?

      ―Y cayado se ha quedado.

      ―No sé, a lo que tu digas

      ha vuelto a escuchar

      quisiera ser tu amiga.

      ―Él asombrado está.

      ―¿Amiga, he escuchado?

      eso no será verdad

      seguro que a comerme

      tu intención esa será.

      ―¿A comerte?, hay que risa

      ―la otra así decía

      solo soy una paloma

      que volaba y te veía.

      Como estoy muy sola

      enseguida he pensado

      que si hablaba contigo

      y por eso me he posado.

      Pensándolo el ciempiés

      un ratito se ha quedado

      y después así la ha dicho

      ―Pero comerme has tratado.

      La palomita lo mira

      y a reír se ha echado

      ―No tengas miedo conmigo

      ―así le ha contestado.

      »Yo no me como ciempiés

      pues nunca me han gustado

      con las patitas que tienes

      me


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