Poemas Sobre Bellas Mariposas. Juan Moisés De La Serna

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Poemas Sobre Bellas Mariposas - Juan Moisés De La Serna


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pequeño contestaba―,

      ¿Qué voy a hacer yo allí?”

      ―ella muy seria se quedaba.

      ―Entonces ¿para qué subes

      si vas a acabar bajando?

      ―pregunta la mariposa

      que se marchaba volando.

      ―Así hago ejercicio

      ¿por qué te parece mal?

      ¿te digo yo que no vueles?

      ―y se vuelve a callar.

      Pero ya la mariposa

      escucharle no podía

      mucho se ha separado

      por la ventana salía.

      Y el pequeño trepando

      por la pared va subiendo

      y cuando llegue al techo

      la bajará él corriendo.

      AMOR

      3. VOLANDO UNA MAÑANA

      Volando una mañana

      una mariposa estaba

      viento fuerte la arrastraba

      y lejos se la llevaba.

      La mariposa mirando

      por alrededor estaba

      a dónde habrá llegado

      extraño lo encontraba.

      Antes árboles había

      y flores de mil colores

      pero ahora no veía

      ni los árboles ni flores.

      Perdida se encontraba

      no sabía qué pensar

      cuando de pronto decide

      ponerse fuerte a cantar.

      Una canción muy bonita

      la mariposa entonó

      y alguien que había cerca

      enseguida la escuchó.

      Curioso se ha acercado

      para ver quién lo cantaba

      lo que estaba escuchando

      y rápido preguntaba.

      ―¿Me la puedes enseñar?

      La mariposa escuchó

      a mirar a quién hablaba

      media vuelta ella se dio.

      Se ha quedado sorprendida

      no se podía esperar

      que nunca un caracol

      la fuera a ella a hablar.

      ―Pero ¿quién te ha enseñado?”

      ―rápido le preguntó.

      ―¿El qué? ―él ha preguntado.

      ―A hablar ―le contestó.

      ―Pero ¿qué estás diciendo?

      siempre yo así he hablado

      ―le dijo el caracol

      que esperaba a su lado.

      ―Te he escuchado cantar

      y mucho me ha gustado

      ¿Me quisieras enseñar?

      ―de nuevo le ha preguntado.

      La mariposa riendo

      enseguida contestó

      ―¡Claro que te enseñaré!

      ―le dijo al caracol.

      ―Mira, pon así la boca

      ―indicándole estaba―,

      y ahora sopla fuerte.

      Y así le enseñaba.

      Al ratito ya sabía

      cantar bien el caracol

      muy contento la decía

      ―¡Te dedico esta canción!

      Y poniéndose muy serio

      se ha puesto a cantar

      una canción a su amiga

      que volando ya se va.

      Desde entonces se escucha

      cada día un cantar

      pues es aquel caracol

      que eso le gustará.

      Cada vez lo hace mejor

      a todos les agradaba

      oír a aquel caracol

      por lo bien que él cantaba.

      Y cuando le preguntaban

      cómo había aprendido

      él siempre les explicaba

      que su amiga había sido.

      Una linda mariposa

      que a su lado se posó

      una mañana temprano

      que el viento la arrastró.

      La que le había enseñado

      ese bonito cantar

      y para no olvidarlo

      siempre lo va a ensayar.

      AMOR

      4. EN EL CAMPO ALLÍ CON OTRAS

      En un campo allí con otras

      la mariposa volaba

      pero era diferente

      tristeza se le notaba.

      ―¿Qué te pasa mariposa?

      ―la mariquita decía.

      Ella callaba y callaba

      y nada respondería.

      La mariquita intrigada

      volvía a preguntar

      a su amiga le pasaba

      algo y no lo quiere contar.

      ―¡Mariposita confía

      sólo te quiero ayudar!

      ―la mariquita decía

      cuando la veía acercar.

      La mariposa posada

      en la rosa se quedó

      pero no decía nada

      muy callada la miró.

      Su amiga la mariquita

      insistía e insistía

      ―¡Anda, cuéntame qué pasa!

      ―una y más veces decía.

      ―Nada, no me pasa nada

      ―esa respuesta escuchaba

      pero ella que no es tonta

      así no se conformaba.

      ―Sé que no quieres decirlo

      pero no me engañarás

      te conozco desde chica

      ¡Quiero saber la verdad!

      ―Es cierto que me conoces

      si me quieres ayudar

      ¡Déjame estar solita

      aquí en este lugar!

      ―¿Tú sola?, he escuchado

      ¿Cómo te voy a dejar?

      eso nunca te ha gustado

      ¡Te quiero acompañar!

      La mariquita a su lado

      en la rosa se posó

      pero como pesa tanto

      la hojita se movió.

      Casi


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