Cuentos De Etiopía II. Juan Moisés De La Serna

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Cuentos De Etiopía II - Juan Moisés De La Serna


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cuerpo físico y enseñas a los demás todo lo que has visto, y te aseguramos que cuando te vuelva a tocar el momento de volver a dejar tu cuerpo físico te estaremos esperando, y tu destino será el mismo, pero es un servicio que puedes hacer por los físicos que desconocen a donde van cuando dejan su cuerpo físico y les causa miedo.

      No sabía qué responder, y tan solo les pregunté,

      – ¿Vosotros sois Seres de Luz?

      Y me contestaron que sí, y les volví a preguntar,

      –Y si sois tan poderosos, ¿por qué no se lo decís directamente a la gente?

      – Porque tan solo unos pocos tienen la capacidad de vernos y de escucharnos –contestaron ellos–, y los demás a esos pocos no les suelen hacer mucho caso, pero si tú haces el trabajo serás Maestra del pueblo en donde ahora estudias y podrás enseñar a muchos de los que allí pasen y te creerán.

      Acepté y así seguimos subiendo, y miré hacia arriba y vi una puerta redonda que tenía mucha luz y cuando me acerqué sentí un gran tirón y que la luz venía hacía mí, o era que yo subía más deprisa. Ellos me acompañaban y entramos por esa puerta que cuando pasamos se cerró detrás, y miré un poco asustada y me dijeron,

      – Es para que no se caiga nadie, luego cuando bajes se volverá a abrir.

      Me enseñaron todos los lugares, y allí mismo vi, las Escuelas del Conocimiento, y les pregunté,

      –¿Aquí también se tienen los mismos lugares?

      – No, tan solo es lo que tu mente crea –dijeron ellos–, en realidad todo es un campo liso con árboles y estos árboles tienen frutos –y así según me decían las cosas, estas cambiaron y les dije,

      – Ahora veo lo que me decís, pero eso de antes, he visto a muchas gentes y ¿Ellos que ven?

      – En este plano ven lo que ellos quieren –me dijeron–, viven en su mundo interior, según sus recuerdos, así unos viven en una ciudad y otros en el campo, y unos se ven de una raza y otros de otra, y en realidad están juntos y son iguales, pero no tienen la capacidad de mirar hacia fuera.

      Encontré aquello interesante y les dije,

      – ¿Esto es un defecto o una enfermedad o es así para todos?

      – Eso es así para todos los que no han conseguido tener la mente abierta antes de salir del cuerpo físico –me dijeron ellos–, pero con el tiempo, consiguen vivir una realidad.

      – ¿Y aquí no hay nadie que les ayude como me habéis ayudado a mí a ver la realidad, en lugar de seguir viviendo en mi mundo interior?

      – Son muchos los que se llaman ascendidos que tienen ese trabajo, pero nunca quitan la libertad, tú nos has hecho caso, según hablábamos, porque nos conocías y nos habías visto antes, ellos que no tienen esa capacidad no hacen caso y se aferran a sus recuerdos, y viven así mucho tiempo.

      A continuación, me dieron de comer de aquellos frutos que estaban muy sabrosos y me dijeron,

      – Son de energía, y tal como tú los ves y tal como tú aceptas el alimento ellos te sirven, pues es tu mente la que crea el mundo donde ahora vives, pero queremos enseñarte el segundo plano o escalón. Ven con nosotros.

      Así me llevaron a un lugar, nos elevamos despacio y al poco tiempo pasamos por un lugar que parecían nubes encima de donde estábamos.

      Pasamos entre ellas y me encontré en el sitio más hermoso que se puede uno imaginar, todo era armonía, había mucha gente, unos con forma humana, otros en forma de esfera y se me dijo,

      – Todos son iguales, pero cuando llevas mucho tiempo pierdes la forma humana y recobras tu verdadera forma que es ser una esfera. Con una mente poderosa dentro y un cuerpo alrededor que la protege y ese cuerpo es de energía.

      »Lo mismo que ahora eres, pero puesto de otra manera, aquí están todos los que viven la realidad y comparten con los humanos físicos el mundo del dolor como así le llamamos.

      »Para nosotros, el vivir bien aquí resulta una contradicción con el mundo físico, por eso bajamos y ayudamos a todos los que podemos, a unos en forma de ayuda directa, como a los que están en el plano inferior, y a otros hablando y enseñando a los que son físicos y tienen la capacidad de vernos y escucharnos.

      – ¿Y ahora que me va a pasar a mí? –les pregunté–, pues si vuelvo allí y cuento todo me dirán que he soñado

      – Te vamos a poner una señal en tu frente y los Maestros conocerán que has estado aquí y que eres nuestra enviada, ellos te escucharán y podrás enseñar a los Maestros, y ellos a todos los demás.

      El tiempo que estuve arriba no lo puedo saber, pues allí no existe esa medida, pero cuando ellos me dijeron,

      – Es tiempo de que vuelvas pues el cuerpo energético no puede estar mucho tiempo fuera del cuerpo físico sin que este resulte dañado, y piensa en tu cuerpo físico.

      Cuando lo hice me encontré dentro de él y me sentí a gusto, tenía calor, y sentía de nuevo la piel y en realidad no había sido un sueño.

      Cuando nos levantamos tenía la señal en mi frente y en las palmas de las manos y los Maestros que las vieron me llevaron aparte y me escucharon todo lo que les decía y ellos aprendían y de entonces tan solo tenía ocho años.

      El tiempo pasó pronto, y cuando era mi tiempo de salir de las Escuelas pues había cumplido los cuatro años igual que todos me pidieron que no me fuera y así me quedé y me convirtieron en una Maestra, y tenía un carisma especial, todos sentían mi dulzura y se sentían atraídos por mí, pero no me refiero al aspecto físico, sino que se sentaban a mi lado y tan solo me pedían, “enséñanos”.

      Esto es verdad, esto es un sueño, allí lo tienen como un cuento, o como una experiencia de una que llego a ser Maestra de las Escuelas sin haber pasado por Guía, cosa que no se dio nada más que en ella, y que tenía una señal en la frente y en la mano derecha y en la mano izquierda, tenía unos anillos que cuando ella se ponía en comunicación con los Seres de luz y cuando estos venían para enseñar, esos anillos se ponían luminosos y así ella era el instrumento físico de Maestros de arriba.

      Cuando terminó sus días viviendo muchos años, la estaban esperando sus amigos y juntos subieron a los dos planos, y ella volvió a vivir lo vivido y así cuando llegaron arriba, la dieron una fiesta pues muchos habían sido los que habían podido enseñar a los físicos a través de ella, y todos le estaban agradecidos, y estando en la fiesta ella pidió permiso para hablar y tan solo dijo,

      – Buscar a otro, pues la tarea no está terminada, el mal sigue en el mundo y el plano físico sigue siendo el del dolor.

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