Derechos ambientales en perspectiva de integralidad : concepto y fundamentación de nuevas demandas y resistencias actuales hacia el estado ambiental de derecho . Gregorio Mesa Cuadros
Читать онлайн книгу.De otra parte, para Serrano Moreno (1998: 85), los derechos ambientales deben ser vistos como derechos a la participación ciudadana en materia ambiental, pues son la traducción jurídica más realista de las posturas éticas del “antropocentrismo débil”, necesitando medios más adecuados para su defensa, dado que las obligaciones y responsabilidades ambientales pueden derivarse no sólo de acciones u omisiones de los poderes públicos, sino también y esencialmente de los particulares. Por su parte, la tesis de Jordano Fraga (1995: 480) es bastante razonable al formular diversos motivos por los cuales el derecho al ambiente adecuado es un derecho subjetivo: interpretación literal, remisión a pactos y declaraciones internacionales y remisión al artículo 53,3 CE distinguiendo derechos de sólo principios87.
En los últimos años se introducen nuevas concepciones sobre la propiedad y su función ambiental (social y ecosistémica), así como las diversas formas de ingreso y restricción al acceso y uso de los recursos, elementos y bienes ambientales (naturales y sociales), incluso de aquellas actividades que han llevado a apropiarse o a destruir la naturaleza y sus diversos elementos de forma violenta, en particular las guerras internacionales88 y los conflictos internos, incluido el papel de actividades ilícitas que conducen a grandes cambios y movilidad en el tráfico jurídico sobre la propiedad y los intercambios. De igual manera, se confronta el papel de las nuevas biotecnologías, las cuales, convertidas en el nuevo poder, empiezan a inquietar a la sociedad; de una parte, porque sus consecuencias y efectos para la salud humana y la de los ecosistemas no se toman en cuenta y, por otra, ante el incremento de la dependencia, tanto de los pequeños agricultores del Tercer Mundo como de los “consumidores” de todo el mundo, frente a los nuevos mandatos de empresas transnacionales cada vez más poderosas y por fuera del marco del control democrático. Tanto a nivel nacional como externo se hace más generalizada la crisis ambiental, y se incrementa el riesgo de futuras pero previsibles catástrofes ambientales, así como las expropiaciones y desplazamientos ambientales directa o indirectamente motivados por el proceso económico del modelo de desarrollo hegemónico89.
Por otra parte, la tradición jurídica colombiana en materia ambiental (como en muchos otros subsistemas del ordenamiento) ha apelado casi siempre en derecho comparado a los sistemas y ordenamientos jurídicos desarrollados por la “cultura de Occidente” de tradición romano-germánica, francesa o anglosajona, descuidando los aportes importantes que comunidades tradicionales90 (pueblos indígenas y afros, comunidades raizales y campesinas) podrían hacer sobre una visión que tenga en cuenta el “derecho comparado interno”91, tarea que estaría en marcada en los principios consagrados por la Constitución Política de 1991, la cual establece como uno de los ejes organizadores del Estado social de derecho el reconocimiento y la protección de la diversidad étnica y cultural, situación que implica el compromiso estatal para hacerlo efectivo y traducirlo en acciones concretas a favor de sociedades en amplia desventaja respecto de la sociedad “mayoritaria”.
El quehacer inmediato nos invita a construir condiciones adecuadas para la formulación de una normatividad ambiental que, recogiendo principios, derechos, deberes, instituciones, sistemas, disciplinas, diálogos interculturales de haberes y saberes, permitan responder a los retos de una sociedad responsable, con límites hoy, tanto para con los que nos sucederán en el tiempo y en el espacio como los que hoy no pueden y no tienen posibilidades de acceso a los derechos. He aquí el objetivo y fin de los “derechos ambientales”: superar la reglamentación puramente privatística y monetaria de una Constitución formalmente ambiental o ecológica pero materialmente individualista propietaria, por la introducción de unas prácticas que eviten las irreversibilidades y preserven el abanico de opciones futuras, tendiendo a la generalización de consensos y destinada a tener en cuenta los diversos puntos de vista de múltiples actores, mediante el control democrático y la discusión pública, partiendo del reconocimiento del otro y lo otro.
Parafraseando a Santos (2003) en su referencia a la práctica de los derechos humanos y el cosmopolitismo92, los derechos ambientales cumplirían entonces “la tarea central de la política emancipadora de nuestro tiempo”, para una transformación en la conceptualización y en la práctica de los derechos humanos, del localismo globalizado del capital a un proyecto ambiental cos mopolita. Tal concepción emancipadora debe contribuir y propender por el empoderamiento de aquellos que, aun a costa de sus propias vidas, recurren a estrategias de supervivencia étnica y cultural no atentatorias del equilibrio.
3.2 Internacionalización y privatización de los derechos ambientales
El giro en los valores económicos es crucial en la crisis ecológica. Se refleja en el cambio de significado de la palabra “recurso” [que] en un principio, implicaba vida. […] del latín surgere, que evocaba la imagen de un manantial que manaba sin cesar del suelo. Como un manantial, un recurso brota una y otra vez, aunque se use y se consuma repetidamente. El concepto subrayaba el poder de regeneración de la naturaleza y llamaba la atención hacia su prodigiosa creatividad. Además, implicaba una antigua concepción sobre la relación entre los seres humanos y la naturaleza, la idea de que la tierra otorga sus dones a los humanos, a los que, a su vez, les convenía ser diligentes para no sofocar esa generosidad. Al comenzar la era moderna, “recursos” sugería reciprocidad y regeneración [pero] con la industrialización, el significado de recursos pasó a ser “materias primas para la industria”. Ahora parece que se está produciendo un cambio semejante en el significado de “vida”. A medida que los recursos y procesos vivos se convierten en las nuevas materias primas, a medida que recursos vitales como el agua y los alimentos se transforman en bienes para obtener beneficios comerciales y no para sostener a los seres vivos, “Vida S.A.” crece a expensas de la vida del planeta en toda su diversidad, vitalidad y capacidad de renovación. La diversidad se ve sustituida por los monocultivos; la red ecológica de la vida, por la bioingeniería, y su carácter sagrado, por sus posibilidades comerciales. […] Sin límites éticos, ecológicos o sociales al comercio, se está colocando a la propia vida en el límite.
Vandana Shiva, El mundo en el límite, 2001: 184, 185.
Según las proyecciones del Banco Mundial, las industrias “ecologistas” moverán fortunas mayores que la industria química de aquí a poco […] y ya están dando de ganar montañas de dinero. La salvación del medio ambiente está siendo el más brillante negocio de las mismas empresas que lo aniquilan. En un libro reciente, The Corporate Planet, Joshua Karliner brinda tres ejemplos ilustrativos, y de alto valor pedagógico:
- El grupo General Electric tiene cuatro de las empresas que más envenenan el aire del planeta, pero es también el mayor fabricante norteamericano de equipos para el control de la contaminación del aire.
- La empresa química Du Pont, una de las mayores generadoras de residuos industriales peligrosos en el mundo entero, ha desarrollado un lucrativo sector de servicios especializados en la incineración y el entierro de residuos industriales peligrosos.
- Y otro gigante multinacional, Westinghouse, que se ha ganado el pan vendiendo armas nucleares, vende también millonarios equipos para limpiar su propia basura radiactiva.
Eduardo Galeano, Patas arriba. La escuela del mundo al revés, 1999.
Las formas particulares en que una sociedad protege en mayor o menor medida su “ambiente”, habíamos avanzado más arriba, tienen que ver, en principio, con las formas concretas en que su modelo de desarrollo percibe las formas de relación de los seres humanos con los otros humanos, de esos humanos con la naturaleza o el ambiente, y de su cultura en sus relaciones con las otras culturas. En este trabajo hemos hecho énfasis en la capacidad de ciertos saberes diferentes del saber moderno, como herramientas muy valiosas en la ardua tarea por encontrar respuestas a los graves conflictos y problemas ambientales, sociales y económicos. Las “otras”