de ser el dios de los Atletas y el de la Fortuna y la Riqueza.
Hera (o Juno) es la reina de los dioses, hija de los titanes Cronos y Rea, hermana y esposa de Zeus. Diosa del Matrimonio y protectora de las mujeres casadas, es la madre de: Ares, dios de la Guerra; Hefesto, dios del Fuego; Hebe, diosa de la Juventud; e Ilitía, diosa de los Nacimientos. Es una mujer celosa que persigue a las amantes de Zeus y a sus hijos. Vexada por el príncipe troyano Paris que prefirió a Afrodita, ayudó especialmente a los griegos durante la guerra de Troya.
Hestia (o Vesta) es la diosa virgen del Hogar, la hija mayor de los titanes Cronos y Rea. Se la cita muy poco en los mitos, pero la mayoría de las ciudades tenían un altar público donde ardía su fuego sagrado.
Poseidón (o Neptuno) es el dios del Mar, hijo de Cronos y Rea, hermano de Zeus y de Hades. Es el padre de varios hijos famosos por su crueldad como el gigante Orión y el cíclope Polifemo. Poseidon desempeña un papel importante en los mitos y leyendas griegos; en particular, su disputa, sin éxito, por el control de Atenas contra Atenea.
Zeus (o Júpiter) es el dios del Cielo y soberano de los dioses del Olimpo. Sus templos principales están en Dodone, en el Epiro, y en Olimpia, donde cada cuatro años se celebraban en su honor los Juegos Olímpicos. Es el más joven de los hijos de los titanes Cronos y Rea, y el hermano de las divinidades Poseidon, Hades, Hestia, Deméter y Hera. Según uno de los mitos sobre su nacimiento, Cronos, temiendo ser destronado por sus hijos, los devoraba cuando nacían. A Zeus lo salvó su madre, Rea, que lo escondió en Creta, donde fue alimentado con leche de la cabra Amaltea y criado por las ninfas. A la edad adulta obligó a Cronos a restituir a sus hijos, que se vengarán de su padre. Desde entonces, Zeus reina sobre el cielo y el universo. Sus hermanos, Poseidón y Hades, reciben el mar y el mundo subterráneo, respectivamente. La tierra está dirigida por los tres hermanos. En los escritos de Homero, Zeus se describe como el dios de la Justicia y del Perdón, padre de una gran cantidad de dioses y héroes (nacidos de relaciones con mortales). Parece ser que las leyendas más tardías intentan mostrar a Zeus de una forma más agradable. La estatua más famosa representándolo, esculpida por Fídias, de oro y de marfil, se erigió en Olimpia.
Atenas se ha renovado. Desde los Juegos Olímpicos de 2004, no ha dejado de embellecerse para estar a la altura de las más grandes capitales europeas. Dotada de infraestructuras ultramodernas, su rico pasado forma parte, no obstante, de la trepidante vida de la ciudad. Atrévase a perderse en Atenas, entre sus 4,5 millones de habitantes. Visite el Museo Arqueológico, reviva la historia en el museo Benaki, la gente en Exarcheia, piérdase por el mercadillo, beba ouzo en lo alto del Licabeto, cene en las tabernas de la vieja Atenas, en Plaka, o en los restaurantes de moda de Psiri. También se puede bañar en Atenas, en Paleo Fáliro no muy lejos de El Pireo o en las playas de Kalamaki y Voula. Mejor aún: escápese a las islas… sin abandonar el golfo Sarónico.
Historia
Los orígenes milenarios
Los pelasgos, los primeros habitantes de Atenas, se refugiaban desde el siglo VI a. C. en las cuevas del peñasco de la Acrópolis y, en caso de peligro, se refugiaban en su cumbre. Atenas es un nombre prehelénico, como Atenea, la diosa protectora de la ciudad quien, según los arqueólogos, en sus orígenes fue adorada en la Creta minoica.
El nombre de Atenea procede probablemente de una palabra de la época de los pelasgos o etrusca que significaba «cerámica» ; se puede plantear la hipótesis, por tanto, que originalmente la ciudad se reducía simplemente al barrio de la Cerámica. Según la mitología, Poseidón y Atenea querían conseguir la tierra del Ática, y los dioses prometieron dársela a quien ofreciera a sus habitantes el regalo más útil. Poseidón golpeó la tierra con su tridente y brotó una fuente en la Acrópolis. Atenea ofreció un olivo y ganó el concurso.
