Del umbral de la piel a la intimidad del ser. Ignasi Beltrán Ruiz
Читать онлайн книгу.que es necesario conocer y aplicar los estímulos de la forma más sutil posible, sobre todo para los niveles más perceptivos o emocionales. Esto se puede conseguir siguiendo la metodología aceptada por la ciencia, que rigen los sistemas de este tipo y las diferentes informaciones que podemos aplicar, en este caso sobre la piel, en la que con estímulos muy pequeños, podemos condicionar cambios importantes en todo un sistema, que en nuestro caso sería el sistema posturo-emocional.
Es decir, y reiterándonos, dada la importancia de este preámbulo y bajo esta óptica, no se necesita que haya una relación de proporcionalidad estímulo-respuesta, ni estímulo en un lugar concreto, ni respuesta de ese mismo órgano o tejido; en este caso, la respuesta es global y puede acontecer en tejidos diana, lejanos y diferentes al que recibió el estímulo inicial. Es un patrón de funcionamiento no contemplado en los estímulos que describen los sistemas clásicos.
Basándonos en ello y utilizando los diferentes niveles de sensibilidad que se dan dentro de los diferentes tejidos y personas, manipularemos los diferentes captores y sus sensores a nivel muy individualizado, y teniendo en cuenta todas las peculiaridades posibles. Y daremos una información muy pequeña y precisa, ya sea sobre los baropresores plantares, los sensores propioceptivos, los exteroceptores epidérmicos etc. Para hacerlo establecemos el nivel donde está el problema; el nivel en el que aplicaremos estímulos posturales en zonas muy concretas de los tejidos que ya están cartografiadas a nivel somatotópico y que además adaptamos a la cartografía intrínseca de la persona concreta, ya que podemos, de forma previa mediante maniobras y test neuromusculares, obtener información previsible y concreta de lo que sucederá. Toda esta criba nos permite cierta precisión; luego siempre surge la variable de lo adecuado del gesto terapéutico para dar la información, variable compleja y difícil de explicar, pero que yo creo que es una de las claves.
Veamos de nuevo: si la respuesta a los test o maniobras (por ejemplo, hablando de la exterocepción epidérmica epicrítica) es la esperada y nos sugiere que en ese captor hay un problema, requerirá de una búsqueda y de la aplicación en el lugar diana de pequeños estímulos, propios para cada especialidad, que están estudiados y diseñados, tanto en su aplicación práctica como también en su sistematización cartográfica; aunque siempre hay que individualizarla, dado que solo son guías útiles de lo frecuente.
Para acabar, el nivel y tipo de información corresponderán al umbral de sensibilidad que requieren dichas zonas para que se produzca un estímulo respuesta adecuado, y sabiendo que en algunas personas no habrá respuesta, porque su situación o problema no lo permite o porque se trata de una entidad patológica que podemos llamar irreversible (desde nuestros conocimientos o métodos, diseñados más bien para alteraciones funcionales).
Este estímulo que ascenderá a través del sistema extrapiramidal y puede ser también piramidal, tendrá una respuesta de forma descendente por las fibras musculares rojas, que son tónico-posturales, que condicionarán, cambios posturales y de tono.
Estos se mantienen mientras el estímulo actúe o tenga latencia la información, o bien tengamos el recurso para el componente tono-emocional; una vez informado y con la respuesta correspondiente, se puede cambiar en permanencia el posicionamiento.
Después de un tiempo, el sistema, entendiendo que dicho cambio forma parte de él mismo (de su esquema corporal y tónico emocional), lo acaba integrando en forma de nuevos esquemas corporales, que serán engramados en las áreas somatotópicas del sistema cortical, subcortical, emocional y postural, uniendo dichas informaciones a los engramas de base ya preprogramados.
Con estos cambios, para la postura y posicionamiento se produce lo que denominamos remediación postural global; es decir, si lo entendemos en su aspecto interrelacionar, hay un cambio de información que permanecerá grabado en la persona desde una nueva reintegración de motivos posicionales, tonales, actitudinales, emocionales y de relación con el entorno sensorial, o consigo misma, desde la nueva postura corporal engramada (no sirve solo teatralizarla, el actor no es el personaje real, aunque puede llegar a emularlo).
Es por todo lo citado que, de todos los captores, en psicoterapia, vamos a escoger la piel y vamos a trabajar sobre ella con un sistema terapéutico informacional, considerándola en todos sus niveles y relaciones. Tratemos de entender, según lo expuesto, algo más el sistema, aunque al final, como casi todo, además de las teorías necesitamos de una práctica y una experienciación de estos nuevos aspectos. La propuesta no solo viene dada por la práctica, que, definitiva aunque sutil, es una técnica más; lo importante es el cambio que podamos hacer a través de la lectura y reflexión de un gesto terapéutico propio de la propuesta que creo que es bueno aprehender, en sus aspectos empáticos y de desarrollo, de una mano conocedora de tactos y umbrales desde sus propias experiencias. Todo ello me parece relevante para el conocimiento de la intimidad del ser.
Por necesidades de guion, como se suele decir, lo vamos a realizar en este formato transitando desde lo más pragmático a lo ensayístico, e incluso espiritual, que no religioso (aunque creo que, de esta palabra, a veces olvidamos el significado etimológico de religare y le dejamos poco más que la ligazón al dogma, que a algunos pone los pelos de punta; le dedico estas líneas porque siempre andamos justificando la distinción, ¡por qué será!).
Pues bien, como decía, para realizarlo en este marco propuesto vamos a ir describiendo los diferentes roles de la piel que nos interesan, desde su consideración como auténtico subsistema dentro de la estructura postural más clásica, que vamos a integrar a otros roles y tejidos que pasan a constituir en su peculiar conjunto lo que podemos denominar espesor del cuerpo, pero en este caso denominaremos postura corporal y hábitus perceptivo.
Creo es apropiado hacer una redundante aclaración: cuando hablo de postura no estoy hablando de una posición del cuerpo estática, todo lo contrario, estoy hablando de un cuerpo que, como veremos, oscila de forma continua, y lo hace en una expresión acorde al tono y la emoción que necesitamos cuando estamos parados o en movimiento; es como flujo continuo, o más bien podemos hablar de un constante posicionamiento delante de Imaginemos un instrumento de cuerda, como una guitarra, está afinada a un frecuencial, en teoría siempre debiera ser el mismo, pero el tono del músico marcará su sonoridad y armonía; podemos tocar en casa cuando estamos tristes y apáticos, delante del público queriendo transmitir algo o con unas cuerdas que de gastadas mantienen con dificultad el frecuencial por más que nos empeñemos, todo ello cambiará la resultante oscilatoria del músico, de los que escuchan y del propio instrumento que vibra (espero que esta aclaración sea útil a lo largo del texto).
De todos los diferentes imaginarios corporales que podamos elaborar, la piel es la cobertura de cualquiera de ellos; tanto a nivel histológico, considerándola una densificación en superficie de lo que acabamos de llamar espesor del cuerpo, o de forma un tanto más grosera, de la masa corporal, el espesor de lo carnal. El tema del espesor es interesante, pero aquí vamos a presentarla como una sutil cobertura de un contínuum sin límites, que aúna todo lo interactivo del cuerpo humano con un universo infinito de relaciones en el que se fusionan los límites de sujeto y objeto cuando los sacamos de una visión dualista.
Por tanto, la vamos a considerar, a la vez que superficie, profundidad, cobertura y apertura, y de ello haremos un intento explicativo que nos incite a la reflexión, y así poder entrever las enormes posibilidades que tiene en psicoterapia su conocimiento unido al de las percepciones y cogniciones, y la potencia de su acción terapéutica desde unas intervenciones mínimas, exentas de riesgo alguno si somos cuidadosos, y que además tienen posibilidades de interacción con muchos de los modelos terapéuticos que ya utilizamos.
Para insistir en su interés, baste ya desde el inicio, recordar su maduración embrionaria común con el SNC a partir de la capa ectodérmica (lo profundo y superficial unidos en su génesis). Por tanto, vamos a considerarla como un auténtico órgano receptor, que reúne (para no ser dualistas) toda la persona.
La piel aparece de forma prematura en las etapas de maduración fetal, y conserva la impronta de todo lo que acontece en dicho proceso de desarrollo prenatal y postnatal; en un principio asociada a su contacto con un medio acuoso, cálido y, hasta cierto punto, ingrávido, que conforma un espacio ideal, filtro cuidadoso del displacer (aunque no siempre lo consigue), es una representación física