Vivió una vez en el bosque una zorra que poseía una hermosa cola, de pelo largo y sedoso.

      Aquella mañana iba a participar en un gran concurso en el que se elegiría la cola más hermosa del bosque.

      Frente a la casa de la zorra, se estaban ultimando los preparativos para celebrar el concurso.

      Se había levantado un escenario entre dos gruesos troncos y delante se alineaban varias hileras de sillas, ocupadas por familias enteras, que habían acudido a presenciar el espectáculo desde los lugares más apartados del bosque.

      Las familias de los participantes en el concurso se sentaban en la primera fila y eran los que más alboroto armaban, como la familia de mamá osa, quienes sostenían una gran pancarta.