Siempre nos quedará Beirut. Laila Hotait Salas

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Siempre nos quedará Beirut - Laila Hotait Salas


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poco a poco mostrando cada vez de manera más veraz qué era lo que realmente ocurría tanto en el frente como en los campamentos.

      Así, diversos episodios en los años anteriores a 1975 ponían cada vez más en evidencia la creciente tensión política que vivía el país, y las cruentas batallas entre los palestinos y las Falanges en Dekwane y los ataques a los campamentos palestinos de Tell Ez-Zatar, puntos de inflexión en el conflicto, encontraron su eco en las pantallas al producirse películas sobre ambos eventos. Asimismo, se podría afirmar que la presencia de los palestinos también ha marcado en gran medida la filmografía libanesa: por un lado, la olp fundó en el país unidades de cine en las que libaneses y palestinos colaboraron estrechamente en la elaboración de películas relacionadas con Palestina y sus refugiados, así como documentales militantes; por otro, la causa palestina fue la bandera de muchos cineastas locales. Finalmente, los enfrentamientos en las calles y la creciente tensión social interna en torno a este tema también conformaron el material, entre otras películas, del primer filme de autor libanés, Bairut, ya Bairut (Beirut, oh, Beirut, 1975) de Maroun Bagdadi.

      El Sur y la influencia de Israel en la política interior libanesa

      Mientras a nivel nacional ocurrían y se hacían patentes los distintos posicionamientos, por primera vez en su historia el sur del país generaba una identidad propia y veía la aparición de líderes aglutinadores.

      El sur del Líbano es una región fundamentalmente agrícola poblada en su mayoría, junto con ciertos habitantes y pequeñas comunidades cristianas y sunníes, por musulmanes shiíes llegados a esta región desde el siglo xiv al xviii huyendo de las persecuciones de los mamelucos y los chehab.


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